Empecemos primero por describir algo sobre su director artístico: el caleño Luis Ospina. El cerebro detrás del festival que cumple ya cinco años. Ver a Luis, es VER buen cine, OÍR buen cine, RESPIRAR buen cine, SENTIR buen cine…es el palpar la magia incomparable (para todo cinéfilo) del séptimo arte, a través de sus palabras, de sus gestos, de su sonrisa tímida, de sus gruesos y grandes anteojos, que parecieran como si en sus lentes se pudiera proyectar una buena película: porque uno, oyéndolo solo hablar de cine, se transporta como por arte de magia al mundo extraordinario y misterioso de ese sol irradiante que para todo cinéfilo es la sala oscura del teatro. Tanto sabe Luis Ospina de cine, que hablar con él es como abrir una enciclopedia demasiado grande para poderla sostener uno solo.
Pero Luis no solo sabe de cine; también ha hecho cine, y un cine de tan alta calidad que su trabajo ha sido premiado en los festivales internacionales de Oberhausen, Biarritz, La Habana, Sitges, Bilbao, Huesca, Cadiz, Lille, Caracas, Toulouse, Cartagena y Bogotá. Para mí, gran admiradora de su producción artística, Luis representa no solo su prolífica creatividad, sino el espíritu diverso y libre de la ciudad que lo vio nacer. Ciudad que también es mi ciudad.
Es por todo esto que durante los pasados cinco años, yo he tratado bajo todos los medios de poder viajar a Cali precisamente para el festival de cine. Lo he podido hacer, por suerte, dos veces: En el 2010 y el año pasado (2012). En estas dos ocasiones, asistiendo a cine prácticamente todo el día y parte de la noche, me sentí maravillada ante la múltiples escogencias que se le ofrecían al público: películas, conversatorios, clases…El cine y sus asistentes se tomaron a nuestra ciudad con alegría e interés. Y Luis, el trabajador incansable estaba presente, siempre disponible a contestar a una pregunta, o a saludar a un admirador. Porque él, para muchos es el maestro. Un documentalista por excelencia, que me recuerda siempre las hermosas palabras del gran director chileno Patricio Guzmán: “un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotografías.” Este suramericano, gran documentalista, el que nos dio la trilogía de La batalla de Chile y decenas más de películas mostrando la compleja y trágica historia de su país, sabe exactamente de que está hablando: El documentalista es el que muestra la verdad, el que tiene la valentía de imprimir “fotos” hermosas junto con terribles imágenes: El álbum familiar. Y ha sido Luis el que nos ha mostrado a través de su larga carrera nuestro álbum: el álbum de Cali, el álbum de Colombia. Solo pensemos en su interés por la historia de su ciudad natal y de sus personajes y por la del país en general. Un director que desde 1964, con solo 15 años, hasta el 2013, nos ha brindado más de 30 producciones cinematográficas, entre las cuales Cali figura como compleja musa.
Todas estas palabras son para mí un breve resumen de lo que se pudiera decir del Maestro Luis Ospina. Y de lo afortunada que yo, amante del cine, me sentí asistiendo a dos de sus festivales. Afortunada Cali, digo yo, de ser la base de este festival que puede competir con otros famosos festivales internacionales.
Por todo esto precisamente, no puedo dejar de sorprenderme con tristeza y rabia de los comentarios que he leído repetidamente, producidos por la pluma, para ser exacta, del señor Umberto Valverde, caleño también.
Aquí tiene el lector algunos de ellos, para que el ejemplo sea claro y pueda uno preguntarse el porqué de una crítica que a mi parecer es mentirosa y mal intencionada. Para muestra, muchos botones:
El señor Valverde pronuncia en Noviembre del 2010, refiriéndose al festival al que yo asistí, donde vi a tanta gente de la ciudad apretujándose para comprar boletas: gente de edad y gente joven y de todas las razas leyendo y subrayando el libro que era el programa -así de numerosas eran las escogencias de cada día.
Palabras del señor Valverde con respecto al Segundo festival del 2010:
…” El Festival de Cine, patrocinado por la secretaria de cultura, y organizado por Luis Ospina, es clandestino, fantasmal y sin trascendencia. Más plata que se pierde por hacer cosas que no tienen metas ni objetivos, hacer festivales por hacer festivales.
( 2 de Noviembre del 2010)
Y continúa:
“Hoy termina ese lánguido Festival Internacional de Cine de Cali, organizado por Luis Ospina, con un concepto equivocado. Diez días, con poco público, sin trascendencia, sin resonar en la ciudad, sin figuras, un verdadero fiasco.” (El señor Valverde subraya la palabra fiasco.)
Yo me pregunto, ¿a qué festival se estará refiriendo el señor Valverde? ¿Al mismo que asistí yo? ¿Un festival lánguido y sin contenido y fantasmal? (Será, me pregunto, ¿que llegó a otro festival del mismo nombre, en otra ciudad llamada Cali que no es nuestra Cali? ) --- todo, todo es posible en este mundo…hasta no saber uno donde está parado…
Claro está, el señor Valverde continúa cada año con sus diatribas contra el festival fantasmal, según él…una cosa es tener distintas opiniones y otra cosa es distorsionar los hechos…¿Qué hay, digo yo detrás de todo esto?¿ Qué hay detrás de las palabras ofensivas del señor Valverde? Un festival –o festivales---porque continua criticando el festival hasta hoy en día---que según él no tiene Contenido. ¿Cómo podría el señor Valverde hablar de un festival sin contenido cuando en los cuatro años de su existencia el “lánguido” festival ha exhibido más de 1000 películas (entre cortometrajes y largometrajes) de los más importantes directores del cine mundial y nacional?
Películas dirigidas por AgnesVarda, Alain Resnais, Jacques Demy, Charles Chaplin, Louis Malle, y siga la cuenta….los nombres son muchísimos. Y en los festivales se han tenido como invitados figuras internacionales como José Luis Guerin, Charles Burnett, Edmundo Desnoes, Alberto Fuguet, Inés Efron, Andrés Duque, Leonardo Henríquez, y Richie Ray y Bobby Cruz. Los reyes de la Salsa cantaron y tocaron y bailaron ante un público embelesado por el sonido delirante de su música. Este es el tipo de festival que hace muy poco el señor Valverde lo volvió a calificar de tener “un concepto marginal.”
Vaya uno a saber que quiere decir con eso…Qué triste que es el presenciar estas injustas diatribas. ”A palabras necias, oídos sordos”, aconsejarían mis profesoras de primaria y bachillerato. Lo único que puedo decir es que no está en mi callarme ante esta injusticia.
