Esa noche de verano, en la estepa reinaba la calma, y el silencio también se había adueñado del bosque. El viento soplaba con suavidad sobre la tierra. En la cabaña, una de las seis viviendas de la pequeña aldea arracimadas junto al río, la madre dormía con su hijo. La aldea se hallaba en la orilla suroriental del arroyo. Allí, los bosques de robles y tilos, piños y abedules, reducían su espesura cediendo poco a poco el terreno a los claros y las extensiones de pradera que constituían los bordes de la imponente estepa. Al otro lado del riachuelo, en la orilla noroccidental, el bosque se prolongaba, tupido, oscuro e intacto.
Edward Rutherfurd.
RUSOS RUSSKA
Me pregunto, dónde estaban los que hoy, mediante la versión occidental y gringa, enmascaran a Putin como el temible asesino del orden mundial que supuestamente va acabar con la democracia, cuando el dandi de Bill Clinton miraba hacia otro lado en medio de uno de los más grades genocidios de la humanidad, como el acontecido en Ruanda en 1994[i], donde un millón de tutsis fueron masacrados sin contemplación por sus pariente hutus, sin que nadie dijera, esta “boca es mía”.
Y dónde estaban las masivas protestas occidentales apoyadas por la “gran libre prensa”, cuándo George Busch, mediante falsas tetras arrasaba a niños y mujeres inocentes en Irak en 2003, dizque para llevar la democracia al mundo árabe, al tiempo que eran destruidos en medio de la ignorante contemplación gringa centros milenarios de la cultura humana y saqueado el Museo de Bagdad[ii].
Y dónde estaban las actrices y presentadoras de televisión que hoy lloran en los noticieros, cuando Obama ponía en práctica su método de bombardear sin contemplación objetivos específicos con apoyo de drones, mediante su “fantasía troyana” [iii], llevándose de por medio a millares de inocentes victimas “colaterales”, al tiempo que recibía el Premio Nobel de Paz, como paradoja de visión occidental.
Y por supuesto, dónde estaba la FIFA y los clubes deportivos europeos que hoy no quieren jugar con equipos rusos, cuando Libia, Siria y Afganistán, eran barridos con bombas de todo tipo por la aviación americana y de los países europeos de la OTAN.
Y no contentos con esto, la OTAN, es decir, los países de Europa Occidental, miserablemente destruyeron a un gran país como era Yugoslavia[iv], lo partieron a su antojo en medio de una carnicería. Por ninguna parte se ha visto a nadie prooccidental y progringo clamar por los millares de seres humanos asesinados por una hipócrita democracia.
Ni que decir de la sanguinaria Israel, que tiene al millón de palestinos de Gaza viviendo como ratas y separados por un muro, mientras la tierra palestina ha sido cercenada y apropiada por el sionismo a los ojos de todo el mundo. Lo de Israel en Palestina es un verdadero genocidio. Pero Occidente calla[v].
Recordemos, Estados Unidos, desde 1775, ha intervenido en el mundo 56 veces[vi], la mitad de ellos en América latina.
Si ese dato no es suficiente, entonces cuál dato les sirve a quiénes hoy se vanaglorian de la “democracia de los cañones”. Por cierto, es bueno aclarar, que los Estados Unidos no aceptan la justicia de la Corte Penal Internacional, ya que ellos se consideran “el juez del mundo”, hasta el punto de perseguir a los jueces de esta institución internacional[vii] como lo hizo Trump.
¿Por qué occidente odia tanto a Rusia?
Pero volvamos a Rusia, al supuesto hoy “eje del mal”, y su presidente, Vladimir Putin. Y es entonces cuando casi nadie se pregunta, ¿cuál es el odio occidental hacia Rusia? Este odio viene desde 1917, cuando el gran capital no aceptó que una revolución obrera pudiera triunfar en el mundo.
De ahí partió el inicio de una contrapropuesta contra el capital, que, pese a sus errores, lo cual es otro tema, logró asentar las bases sociales del movimiento obrero, permitiéndole, ganar conquistas sociales en los países occidentales, igualó a la mujer con el hombre, y abrió espacio a las llamadas minorías de todo tipo.
Hoy, cuando alguien hace una huelga, protesta o se alza en armas, el grito que da tiene sus raíces en la Rusia de Lenin de 1917. Eso no lo ha podio perdonar el capitalismo, así hoy sea un sistema triunfante.
Con la Segunda Guerra Mundial, y cuando los países capitalistas eran devorados, por ese verdadero lobo asesino, el nazismo, con errores, pero con grandes virtudes, la Unión Soviética se constituyó en el muro de contención contra Hitler, y en Stalingrado y Leningrado, se cavó la tumba del expansionismo hitleriano.
20 millones de soviéticos cayeron en los campos y caminos de Europa, hasta que la bandera de la hoz y el martillo, se colocó victoriosa sobre el Reichstag en Berlín un 30 de abril de 1945. Al respecto hay un dato que pocos conocen. He aquí el relato:
Cuando Hitler ya se había suicidado, y Berlín había caído en manos soviéticas, los oficiales hitlerianos se entregaron a las fuerzas gringas, y estos, ni cortos ni perezosos, llevaron a cabo una “ceremonia de rendición” sin los soviéticos, lo cual molestó al Gran Mariscal ruso, Gueorgui Konstantínovich Zhúkov, quien de inmediato, sin palabra alguna, hizo desfilar a los alemanes ante la oficialidad rusa, en donde firmaron la rendición bajo el estandarte de la hoz y el martillo.
Como ven, Occidente nunca ha valorado la cultura, y menos el heroísmo ruso. Se amargan con Rusia.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, como hoy conocemos, se dio inicio a un nuevo orden mundial. La Unión Soviética, con su influencia ganada en el oriente europeo, y con apoyo obrero, instauró el socialismo en esa zona, el cual despego, pero el burocratismo y la falta de visión, lo llevó a su implosión en 1991.
Hoy cual lamento, los sectores empobrecidos por la globalización, recuerdan la educación gratuita, la salud masificada, los jardines escolares y tantas conquistas sociales. Más pudo la Coca-Cola y el rock, que la renovación social que la burocracia no aceptó.
El resto, es historia reciente. Con el socialismo en ruinas y la Unión Soviética despedazada, Occidente, cual buitre se lanza sobre sus restos, compra por 300 millones de dólares al alcohólico Boris Yeltsin y su banda, y es entonces cuando la inmensa riqueza de fábricas, edificaciones, medios de trasportes, minas y reservas minerales de todo tipo, son feriadas ante la impávida mirada del pueblo ruso que no sabía qué hacer[viii].
Pero, sobre todo, las Fuerzas Militares rusas, su armamento, son convertidos en chatarra. Occidente clama victoria, y sin contemplación alguna, avanza la OTAN a las puertas de Rusia, la cual nada puede hacer. Es entonces, cuando casi de la nada, surge la figura de un aparente diminuto e insignificante ruso. Ese ruso es Vladimir Putin. Occidente lo despreció.
Putin y el resurgir del alma rusa
Putin, sin reserva alguna, revierte gran parte del capital social privatizado por Yeltsin. Sabe que, en la recuperación del gas, el petróleo y el sector minero, estaba la resurgir de Rusia.
Lo logra, y de inmediato, pero en sigilo, recupera a las Fuerzas Militares de Rusia. Estas vuelven a su grandeza, y le plantan cara a la OTAN cuando quisieron incursionar en Georgia, al tiempo que hace presencia en oriente a través de Siria.
Finalmente, Putin hace alianza con China, extiende y moderniza la infraestructura rusa, con lo cual se construye un gasoducto entre Rusia y China que ya opera, y pone a funcionar la Ruta de la Seda, por donde China moviliza carga a de oriente a occidente, con apoyo del Tren Transiberiano. Se puede decir, que el supuesto “diminuto” Putin moderniza a Rusia.
Pero de pronto, Ucrania, en donde se renovó el sentimiento ruso, ese que se forjó en la Rus de Kiev, y de donde el idioma ruso toma la escritura a través de los monjes búlgaros Cirilo y Metodio, impulsada quizás por el revanchismo occidental, quizás, también comprados por el capital gringo, auspicia la entrada de este país a la OTAN.
Putin vuelve y dice: “al carajo tú intromisión a pocos pasos de mi territorio”, y hoy, esta situación tiene a Europa a las puertas de una conflagración mundial por la sed de venganza occidental americana con Rusia.
Para quienes equivocadamente creen que los rusos “no tienen alma”, no saben que lo más puro es el alma rusa, esa que se forjo pacíficamente en medio de campesinos “rústicos” de variadas procedencias, como mordvanos y ugrofineses, que desprevenidos cuando llegaron a su inmenso territorio los varegos, se juntaron con estos para luego ir poblado ese inmenso y multinacional territorio que hoy es Rusia, de inacabables llanuras, estepas y taigas, y ríos como el Dniéper, Don y el gran Volga, y que con el tiempo se agruparon en la Rus de Kiev, centro de comercio y cultura, heredera de toda una conjugación oriental y occidental entre finlandeses, vikingos, suevos, cimerios, escitas, mongoles, sármatas, iranies, y otros más. Pero esa alma campesina, labriega y trabajadora, pobló a Nóvgorod o “nueva ciudad”, Chernígov, Minsk (hoy Bielorrusia), Pólotsk, Súzdal, hasta que finalmente se impone el principado de Moscovia, ese que les plantó cara a los tártaros mogoles, derrotándolos y expulsándolos de la “Madre Russya”, y que luego, dieron la vida por Occidente en la Segunda Guerra Mundial.
Quien no entiende a Rusia, no entiende la historia[ix]. La guerra no es la solución, pero cuando se vive con los rusos, se departe con ellos, y se enamora del alma rusa, uno entiende, que más allá del desprecio al supuesto “diminuto” ruso de Putin por parte de Occidente, la Rus es una conjugación de pueblos a los cuales Estados Unidos, que hace rato perdió su alma en el dinero y su ambición imperialista, los ros o rusos, con Putin o sin él, no quieren darle larga a una OTAN que no saben nada del alma rusa Россия-Матушка, esa que de la que el escritor Nikolái Berdiaev dijo: "Hay tanta inmensidad, sin límites, aspiración al infinito en el alma del pueblo ruso, como en la llanura rusa”, y de la cual se puede decir en latido del corazón del campesino de la Rus que luego llamaron Russka, Rusia, territorio de frontera:
Rastrojo de la mies de verano, /devuélvele la fuerza a mi mano. /Estoy débil después de la siega. /Pero el invierno es largo, en invierno hiela. /Campo que das la mies en verano, /devuélvele la fuerza a mi mano.
Más que Putin, Rusia y su “alma” exigen que se le respete, y cuan equivocados están hoy los ucranianos al querer olvidar su pasado eslavo y no entender, que Occidente solo los utiliza.
[i] https://www.france24.com/es/20190405-genocidio-ruanda-tutsi-hutus-masacre [ii] https://elpais.com/diario/2003/04/16/cultura/1050444001_850215.html [iii] https://www.elsaltodiario.com/terrorismo/obama-fantasia-guerra-drones-joseba-zulaika [iv] https://www.envio.org.ni/articulo/941 [v] https://www.eulixe.com/articulo/actualidad/israel-palestina-es-conflicto-es-genocidio/20210518232016023353.html [vi] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Intervenciones_militares_de_los_Estados_Unidos [vii] https://www.hrw.org/es/news/2020/09/08/estados-unidos-sanciona-la-fiscal-de-la-corte-penal-internacional [viii] En el capítulo V del libro El malestar de la globalización, Joseph E. Stiglitz cuenta como la administración Clinton le inyecta dinero al borracho de Boris Yeltsin, a sabiendas que lo iba robar, con el fin de llevar a Rusia a una economía de mercado. Igualmente se cuenta, como la infraestructura rusa, hecha con las manos de millares de obreros y campesinos, es feriada a la hoy clase oligarca rusa. Ver: file:///C:/Users/EXITO/AppData/Local/Temp/el-malestar-de-la-globalizacion-stiglitz.pdf [ix] Ver_ https://politicahoy.com/nota/el-vaticinio-de-henry-kissinger-sobre-la-guerra-de-ucrania-y-rusia-20222251755