Con el cartón de psicólogo de la Bolivariana en la mano, cogió el camino que quería: convertir a Los Del Sur, la barra del Nacional, su equipo del alma, en un proyecto social. Doce años después, Felipe Muñoz no se arrepiente y hace de los reconocimientos que le han hecho medios como El Clarín de Argentina, la revista Panenka de España y personas reconocidas como Francisco Maturana, Juan Pablo Ángel, Carlos Raúl Yepes, y los últimos tres alcaldes de Medellín, Alonso Salazar, Anibal Gaviria y Federico Gutierrez, su carta de presentación.
Muñoz no sólo emplea su tiempo apoyando a Los del Sur, sino como baterista de Tr3sdecorazon, una de las bandas más futboleras del país.
Iván Gallo: ¿Los últimos escándalos de Los del Sur en Lima y en Medellín, hacen pensar que la barra se les está saliendo de las manos?
Felipe Muñoz: En Colombia hay diez millones de hinchas del Atlético Nacional. Los pelados de los barrios del país, cuando cumplen doce años, se autodenominan barristas. Decir que se es sureño ya es un gentilicio. El fenómeno se expande y, si se hace violento, no es por culpa nuestra sino del estado que no educa, que no ofrece oportunidades ni condiciones de trabajo. Somos 12 mil personas metidas en esto y no nos pueden juzgar por uno solo. Si el 10% por ciento de la barra estuviera desbordada serían 1.200 personas armadas y drogadas, tendrían la fuerza para destruir una ciudad. Y eso está lejos de ocurrir.
A Lima se desplazaron 1500 pelados de todo el país a acompañar al Nacional. La mitad era de Medellín y el resto era de todas partes de Colombia. Doscientos de estos pelados llegaron por tierra, a muchos ni siquiera los conozco. De esos 1.500 tan sólo 35 fueron los que hicieron los desmanes. Una parte ínfima que ya tenemos identificados y según la lista enviada por el Mayor Mejía de la embajada en Perú ninguno de los treinta era de Medellín. Estaban completamente fuera de nuestra influencia.
I.G:¿Cuál es el problema que hay con Nación Verdolaga?
L. M: El fervor que despierta el Atlético Nacional ha hecho que miles de muchachos, de los sectores más vulnerables de Bogotá, quieran ir al estadio a alentar al equipo. Ellos se acercaron, a finales de los 90’s y quisieron integrar nuestra barra. Lamentablemente el mal comportamiento de un buen número de ellos, por cuento del consumo de sacol o de atracos para pagar sus entradas o los desplazamientos por el país, nos obligaron a tener que expulsarlos de nuestra hinchada.
El tema es fuerte. En el 2007, en un partido en Bogotá, ellos proclaman su independencia autodenominándose Nación verdolaga. Buscando conciliar, pactamos un encuentro cerca al Consejo de Bogotá, al que asistimos desprevenidos y ellos nos reciben con una emboscada. Tenían cuchillos y proclamas que decían Paisas, hasta acá les llegó su mandato. Fue un levantamiento en armas. Nos hicieron correr hasta la Universidad Nacional y, afortunadamente, nadie salió herido. Después quisieron recomponer las relaciones usando como intermediario al padre Alirio López de Goles en paz pero la gravedad de los hechos no lo permitía y quedaron excluidos para siempre del Atanasio Girardot.
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I.G: ¿Piensa qué hay estigmatización de los medios colombianas hacia las barras bravas?
F.M: Lo hacen por ignorancia. No entienden que al menos Los del Sur, fuimos la primera barra en Latinoamérica reconocida como grupo social. El hecho de que usted nos llame Barra Brava muestra la equivocación: nosotros somos una barra popular y a mí me da pena ajena escuchar en los noticieros, leer en los periódicos que nos mencionen así. Nosotros no somos eso.
I.G. ¿No te parece grave que el Atanasio GIrardot sea el único estadio de Colombia en donde no está permitida la entrada a barras rivales?
F.M: Está equivocado. A nosotros, en el último clásico con Millonarios en Bogotá también el alcalde nos dejó por fuera. En Barranquilla y otras plazas tampoco dejan entrar las hinchadas. Lo del Atanasio es una medida de seguridad tomada a raíz de varios incidente, el más grave, uno ocurrido en el 2014 cuando, en el municipio de Santa Bárbara, Antioquia, unos hinchas del Deportivo Independiente Medellín intentaron quemar un bus llenos de hinchas de Atlético Nacional. Tocó hacerlo aunque no estoy de acuerdo con excluir las barras rivales. Porque es una medida represiva que anula la posibilidad de convivir con los rivales.. Las barras tienen que aprender a disfrutar de los partidos juntas.
Adenda: Esta entrevista surge del error al no consultar a Andrés Felipe Muñoz en el momento de escribir la nota Un sicólogo, el líder de Los del Sur, la barra que avergüenza al país, publicada por el autor en este medio. La ligereza cometida contribuye a la estigmatización que sufren estas barras por parte del periodismo colombiano.