¿Necesita Colombia estar dentro del debate anacrónico de dos tendencias que le han hecho daño y que solo han llevado a la división como nación? O ¿necesitamos una persona racional con un discurso incluyente y sin odios que propenda por el diálogo y el consenso en nuestras diferencias?
Teniendo en cuenta la época electoral que se avecina, más exactamente en materia presidencial, y todo lo que ello concierne en un país como el nuestro, donde ya la barrera entre lo cierto y la posverdad, y entre los argumentos y las falacias, se hace cada vez más corta; dándole paso a la publicidad engañosa, a los insultos, a los espejos retrovisores, a las propuestas populistas y a un ambiente, en general, hostil, se hace necesario salir en defensa de las ideas y la decencia que encarna el candidato que lidera las encuestas, Sergio Fajardo, el cual a punta de mitos y mentiras creadas, unas tergiversadas y otras con más voluntad de daño, ha tenido que remar y superar para llegar a cada elector de todos los rincones del territorio colombiano que ha visitado, y que hoy permiten que esté en lo más alto de la intención de voto.
Por lo anterior, me permito señalar seis mitos y/o invenciones erróneas que se han ceñido sobre él para darle paso a la verdad o a las correcciones a que haya lugar, y que espero repercutan en un análisis serio de una candidatura que podría dar fin al Gobierno de los “mismos con las mismas”.
- “Sergio Fajardo es una persona “tibia” que no asume posiciones ideológicas o criterios fijos en determinados temas de la vida nacional”. Frase recurrente en varios sectores políticos, económicos y sociales del país. Ante ello, procede advertir, por un lado, que el descalificativo de “tibio” se utiliza para intentar meter a un candidato en una redada de polarización y de insultos provenientes del maniqueísmo izquierda-derecha que no puede tolerar o aceptar que exista una persona que proponga la reconciliación y la omisión al insulto como ejes de campaña. ¿Necesita Colombia estar dentro del debate anacrónico de dos tendencias que le han hecho daño y que solo han llevado a la división como nación? O ¿necesitamos una persona racional con un discurso incluyente y sin odios que propenda por el diálogo y el consenso en nuestras diferencias?
Por otro lado, afirmar que Fajardo no asume posiciones en temas de interés para el país es una total falsedad, pues en muchas intervenciones —incluso de vieja data— ha apoyado abiertamente el proceso de paz con las Farc y ha señalado el respaldo a la ejecución de los acuerdos de la Habana como vía para dar el paso adelante hacia un país que se reconcilie y que tenga como eje del desarrollo la educación. Y precisamente es en el tema educativo —que debería ser uno de los primeros puntos de la agenda política— donde más toma posición, indicando que será su punto central de Gobierno al llevar al Congreso de la República, como primera acción, una reforma tributaria que permita redireccionar recursos o crear un tributo en aras de ampliar la innovación, la ciencia y la tecnología que tanto requiere el país. Por último, y no menos importante, está el hecho de asumir una posición clara y contundente en rechazo a la corrupción. Prueba de ello, han sido sus acciones como Gobernante y ahora como candidato donde la ética se impone y el fin nunca justificará los medios (por eso la no aceptación de una coalición con partidos tradicionales).
- “Sergio Fajardo es culpable del desastre en la construcción del Parque Biblioteca España en la Comuna 1 de Medellín y, además, dejó en bancarrota al Departamento de Antioquia cuando fue Gobernador (periodo 2012-2015)”. Como son dos afirmaciones que lanzan sus contradictores políticos, me permito dividir las respuestas para una mejor comprensión. En primer lugar, la obra de la Biblioteca España, que se inauguró en el periodo de la alcaldía de Medellín de Sergio Fajardo, presentó deficiencias en su construcción por la mala calidad de los materiales y por la incoherencia entre el diseño consignado en los planos y su posterior ejecución, como lo detalla un informe de investigación realizado por la Universidad Nacional en julio de 2014. Es decir, que la responsabilidad radica en la constructora “Arquitectura y Concreto” y de la interventoría de ese proyecto, la empresa A.C.I.
En segundo lugar, y en cuanto al tema de bancarrota de Antioquia, cabe precisar dos cosas: A) La Gobernación de Fajardo obtuvo el 1° puesto en el índice de Gobierno Abierto (IGA) de la Procuraduría General de la Nación (en ese entonces liderada por Alejandro Ordoñez), lo cual constituye un importante referente en materia de transparencia en control interno, contratación, rendición de cuentas, sistemas de gestión, entre otras., obteniendo un puntaje promedio aproximado de 80.73 (de 1 a 100, siendo 100 la mayor puntuación en transparencia). B) En fallo proferido por la Procuraduría Delegada para la Economía y la Hacienda Pública del día 31 de octubre del año 2017 se dejó claro que Sergio Fajardo no realizó gastos que pusieran en riesgo los recursos del departamento y que por el contrario “actuó con diligencia y con el debido cuidado, tomando las decisiones que estaban a su alcance, a pesar de lo cual, si bien no logró cumplir el índice máximo previsto en el artículo 4° de la Ley 617 de 2000, cuanto menos aminoró el efecto que pudo haber causado las manifestaciones públicas del gobernador electo Luis Pérez (…)”.
- “Sergio Fajardo subirá la edad de pensión y las semanas de cotización”. Si bien es cierto que fue una de sus propuestas iniciales de campaña, no es menos cierto que sus coequiperos de la Coalición Colombia (Claudia López y Jorge E. Robledo) lo hicieron caer en cuenta del grave perjuicio que eso traería para la clase media —especialmente— y él mismo ha replanteado esa posición advirtiendo que el régimen de prima media (sector público) necesita recursos para el sostenimiento de la mesada pensional de más de 140.000 personas que se encuentran en Colpensiones, para lo cual se evaluarían otras medidas que sean pertinentes para reducir la informalidad y generar la ampliación en la cobertura de cotización de dicho sector, así como la búsqueda de capitales que puedan cubrir esa demanda, pues es innegable, y de conocimiento para todos los candidatos, que el tema de las pensiones en el país es una bomba de tiempo donde se corre el riesgo de una desfinanciación, entre otras cosas, por la prolongación del promedio de vida de los colombianos.
- “Sergio Fajardo representa el “castrochavismo” y es el candidato de las Farc”. Estas son las frases que se escuchan desde una parte del espectro de la derecha que tiene miedo al debate de las ideas y que infunde miedo a través de mensajes cargados de mentiras, muy al estilo de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler, quién señalaba que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Hasta el momento en ninguna intervención o discurso el candidato ha indicado su simpatía por Fidel Castro, Hugo Chávez o, peor aún, por Nicolás Maduro; en cambio sí ha rechazado ese modelo de expropiación de la propiedad y de pérdida de libertad económica. Tal vez se le asocia con las Farc por su apoyo al proceso de paz ¿pero volvemos al punto de los maniqueísmos resueltos en el 1° punto? O por la reciente declaración de Antanas Mockus que afirmaba que deseaba ver en la Coalición Colombia a ese ex grupo guerrillero. Pues bien, ante esto último, cabe expresar que es una afirmación tomada sin el contexto total en que se dio, ya que él mismo Mockus a continuación dijo “Yo sé que Sergio no va a aceptar eso ni de fundas”. Hecho que se comprobó cuando Fajardo, en diferentes cadenas radiales, salió a rechazar esa propuesta y dejó claro que no compartía las ideas de las Farc y que no habría cupo para ningún candidato o partido dentro de la Coalición ya formada con López y Robledo.
- “Sergio Fajardo es el candidato de Álvaro Uribe Vélez”. Esta es la frase que utilizan algunos sectores de izquierda para señalar que el candidato Fajardo al conocerse desde la infancia con el expresidente y trabajar con él, en un primer momento como miembro de la Comisión Facilitadora de Paz en Antioquia en el año 1995, y en un segundo, como alcalde en el periodo 2003-2007, cuando debía tener relaciones articuladas con el Gobierno nacional, estaría como el as bajo la manga del hoy Senador Uribe Vélez, lo cual no refleja la realidad ya que en reiteradas manifestaciones ha indicado que no es el candidato de él y con sus acciones ha demostrado más una distancia que una cercanía al culto de la personalidad y la ambición de poder que sí representa éste. Es más, en diferentes citas y discursos el exmandatario ha ventilado sus diferencias con Fajardo, tildándolo de ser uno de los candidatos de Santos y una persona que está a favor de la legalización de la droga.
- “Sergio Fajardo es el candidato de Juan Manuel Santos”. Esta frase es tan descabellada como las anteriormente analizadas, no solo porque el mismo Fajardo ha criticado la corrupción que se presenta actualmente en el Gobierno, sino que, además, ha tenido diferencias con el primer mandatario. Por ejemplo, en el tema de la reforma política en la cual le reprochó a Santos dejarse “manosear” por el Congreso en la no aprobación del sistema político para los movimientos o partidos minoritarios (que a la postre terminó dejando por fuera a candidatos como el Gral. Mendieta). Así mismo, no se puede omitir el hecho de que su coalición está conformada por dos personas que han sido acérrimas críticas del presidente (desde su primer día de mandato), lo que en sí ya constituirá un obstáculo para ser el “ungido” de Santos.
Con todas estos mitos y falsedades que se han tejido entorno a la candidatura de Sergio Fajardo solo se demuestra la debilidad que existe en las otras campañas, soportadas en ideas como bajar los impuestos (como una medida populista y sin responsabilidad fiscal), y que solo reafirma la expresión popular y literaria que reza: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”. Y con lo dicho, extiendo una invitación para que todas las personas se acerquen y conozcan las propuestas de gobierno (en salud, trabajo, justicia, medio ambiente, cultura, etc.) y las actuaciones realizadas como gobernante (Jóvenes con Futuro, Parques Educativos, Clubes Digitales, etc.), pues actualmente es el candidato diferente y que encarna la esperanza de un nuevo país. Ese por el que podamos transitar sin miedo, por el que el diálogo y la reconciliación sea el eje de nuestras diferencias, por el que podamos sentirnos orgullosos de su salto a la educación y por el que paguemos nuestros tributos con la confianza de que no se desviarán a sectores indebidos.
