A pesar de la directriz del alcalde Domanaris Ramírez Lobo, quien a través de un decreto creó castigos para quienes no utilicen el taxímetro, a los conductores de los taxis poco les ha importado y la mayoría de ellos desconoce la medida. Los cerca de dos mil taxistas que tiene la capital de Norte de Santander andan a su antojo, alegan que hay taxis ilegales que vienen desde Venezuela e imponen sus propias tarifas. A un turista que se desplazó desde el aeropuerto al centro de la ciudad le cobraron $15.000. Cuando hizo el reclamo, el taxista le presentó una planilla -elaborada en excel y laminada sin ningún sello de una autoridad competente- donde decía que ese era el costo de la carrera sin que mediara ninguna tarifa de taxímetro. Es una situación que se repite con las bici motos, que manejan la otra mitad del transporte en Cúcuta, y municipios aledaños donde se camuflan se focalizan bandas y expendedores de droga.
