A pesar de que la campaña de César Rojas se basó en cinco ejes fundamentales: el turismo, el fortalecimiento del sector industrial, respaldo a los microempresarios, generación de empleo con las madres cabeza de familia y fortalecimiento de Familias en Acción, su arraigo en los sectores más deprimidos de Cúcuta se basó en el respaldo que desde la cárcel La picota le brindó Ramiro Suárez Corzo.
En la frontera su victoria olió a sorpresa. Sus dos directos rivales: Jorge Acevedo, de la alianza que hicieron Cambio Radical y Centro Democrático y que contó con una agresiva campaña publicitaria que inundó de letreros la ciudad, y Carlos Luna, candidato liberal del riñón del ministro del interior Juan Fernando Cristo, parecían en su orden los favoritos a ganar. Se subestimó el poder que aún tiene el exalcalde que paga su condena de 27 años de cárcel por haber ordenado el asesinato de Alfredo Henrique Florez, exasesor jurídico de la Alcaldía.
Los casi cien mil cucuteños que votaron por este administrador de empresas, nacido en Salazar de las Palmas hace 58 años, esperan que Cúcuta vuelva a la bonanza que experimentó en la década pasada cuando los venezolanos, beneficiados con la subida del petróleo, venían con los bolsillos llenos a desocupar almacenes de ropa y supermercados y que la ciudad se lo atribuyó a las decisiones de Ramiro Suárez Corzo.
