Hoy la ciudad, de punta a punta, estaba llena de gente. Parecía un día normal. Los almacenes de bicicletas en Bosa abiertas, las panaderías también de par en par. Hombres y mujeres abarrotaban las aceras, las busetas, los transmilenios. Y no sólo en el Sur.
En plena cra 11 con calle 76 la gente también estaba en la calle, parecía un día común y corriente. Grave, esto pasó en España y tuvo consecuencias fatales. No se puede subestimar al COVID 19 y eso parece que estuviera pasando en Bogotá. Ya las medidas no son las mismas, ya la gente no se hace responsable, flexibilizar la cuarentena es darle la oportunidad a la anarquía. Es que hoy habían hasta vendedores ambulantes, fatal.
Y las cifras se disparan, más de mil en un puñado de días, pilas. No se puede bajar la guardia. Si esto pasa en la capital, ¿cómo será en otras ciudades donde nunca se ha hecho conciencia sobre el distanciamiento? Me da miedo que nuestro descuido, nuestro folclor, termine dejando cifras catastróficas.
Pilas, no estamos preparados para una hecatombe de salud, no hay camas, no hay una política de salud pública que nos respalde. Estamos a la buena de Dios y, por lo que hemos visto, Dios está muy lejos de Colombia