Omertá, término usado por la Cosa Nostra, de origen siciliano, relacionado con la ley del silencio o código de honor, modus operandi, lealtad, solidaridad, fidelidad, sigilo, reserva, sumisión a la organización criminal -estructura fuertemente jerarquizada-, comportamiento frente a la autoridad policial, el secreto ante las actividades, asuntos, todo, absolutamente todo, inexorablemente atado a los miembros -o no- de la pandilla.
Comunidad que bajo ninguna circunstancia admite trato con las autoridades, so pena de venganza, desquite o vendetta extendida a la familia, incluso, contra quien sin haber cometido el crimen del que se le señala, acusa, se supone debe calladamente cumplir, sin chistar, sin delatar nada al respecto, aún si nada tiene que ver con la mafiosa institución.
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Reza un popular refrán: “El que es sordo, ciego y mudo vive cien años en paz”, de ahí que se prefiera el silencio por miedo a las represalias o por protección de los allegados. Romper la omertà conlleva la muerte. El primer caso se dio en Italia en 1962, por Tommaso Buscetta, arrestado en Brasil y extraditado en octubre de 1983. Otro, Joe Valachi, de la familia Genovese, en Nueva York ante un subcomité del senado.
Preámbulo que caprichosamente semejo con la simulada hermandad iniciada el 24 de marzo de 1980, con el nombramiento del imberbe capo de apenas 27 años, como director del Departamento de Aeronáutica Civil, efectuado por el presidente Turbay Ayala, en reemplazo de Fernando Uribe Senior (asesinado). Artificial confraternidad, analogía que saltó en pedazos por las grabaciones publicadas por revista SEMANA. Caja de Pandora destapada por el ‘Principio de oportunidad’ al que se acogió el súper uribista, Daniel García Arizabaleta, que pulverizó la imagen de OSCAR IVÁN ZULUAGA. “Dura lex, sed lex”: “La ley es dura, pero es la ley”.
Resumo el disminuido prestigio del alicaído partido -CD- del que fue cofundador y su Director: Entre 1954 y 1980 (24 años) la Aeronáutica otorgó 2.339 licencias. En los 28 meses del innombrable, 2.242, estimándose que 200 quedaron en manos del Cartel de Medellín; concedió 413 registros de propiedad y explotación de aeronaves, 8 de ellas vinculadas a la “reina de la cocaína” -Martha Upegui de Uribe-, socia de Benjamín Herrera Zuleta -“Papá Negro de la cocaína”-. Julio Roberto Silva (narco). En septiembre de 1983 se suspendieron 57, en que cayeron otros agraciados: Gilberto Molina, Israel Londoño -cuñado de los hermanos Ochoa (Jorge Luis, Juan David, Fabio)-. Testaferros y/o socios de Pablo Escobar, Alonso de Jesús Muñoz Restrepo (asesinado), Pablo Correa Arroyave, Antonio Correa Molina. Justo Pastor Rodríguez Gacha y Alfonso Ramón -hermano y sobrino del mexicano). Alfonso Saavedra Cárdenas, Jorge Alberto Campillo Vélez, Aerotaxi Americano LTDA, etcétera.
El exgobernador de Antioquia, Iván Duque Escobar -padre “del que dijo Uribe”-’- puso el tanto al presidente Turbay sobre las andanzas del hijo de ‘don Alberto Uribe Sierra’, por la licencia otorgada a Jaime Cardona para la construcción de una pista de aterrizaje en la hacienda “El 90”, en Caucasia -para Duque, “Cardona empresario vinculado a la mafia”, para el ‘presidente eterno’, “un hombre de bien”-. Se dice que el fogueado zorro que redujo a “sus justas proporciones la corrupción” exclamó: ¡Válgame Dios, mi madre!, sin mover un dedo posteriormente.
Alfiles, ‘buenos muchachos’, sacrificados por el ambicioso, inescrupuloso, macabro halcón de marras, sin amigos más que aliados, que más que amarlo le temían, temen: Sabas Pretelt, Diego Palacio, Andrés Felipe Arias, Alberto Velásquez, Bernardo Moreno, Jorge Noguera, María del Pilar Hurtado, Yidis Medina, Teodolindo Avendaño, Iván Díaz Matéus, Luis Carlos Restrepo, Mauricio Santoyo, Álvaro Hernán Prada, Luis Alfonso Hoyos y Óscar Iván, entre los más relevantes.
La muerte extrañamente rondó su entorno: Pedro Juan Moreno, seguido de dos asesinatos de personal del aeropuerto Olaya Herrera de donde partió el helicóptero en que cayó. El homicidio del sociólogo Alfredo Correa de Andreis; el asesinado alcalde de El Roble, Eudaldo Díaz, quien en un ‘consejo comunal’ dijo: “el hombre que me va a asesinar está sentado a su lado presidente Uribe”; César Villegas -“El Bandi”- mano derecha en la Aeronáutica, dado de baja el 4 de marzo, el 5 tenía concertada una cita con un funcionario de la Embajada norteamericana “para hablar sobre Uribe” y de los Rodríguez Orejuela.
El mortífero ‘irremplazable’ replicó: “En el lapso comprendido entre marzo 24 de 1980 y agosto 6 de 1982 se otorgaron 562 licencias, “sin que me cupiera responsabilidad pues las encargadas de expedirlas eran las divisiones de Control Técnico y de Operaciones Aéreas”. Estilo plagiado por el tóxico ahijado, el excontralor Felipillo Córdoba, que delegó en una subalterna la función de ‘ordenador del gasto’ monitoreada por la ‘viuda negra’.
Otras particularidad o rara coincidencia: Los ataques, desde pócimas venenosas, hasta el sicariato: Francisco Enrique Villalba Hernández -testigo en contra del ‘intocable’- pagaba una condena de 33 años cuando le fue otorgada misteriosamente la casa por cárcel; tres días después, asesinado.
De los 12 testigos claves de la investigación contra Santiago Uribe, han asesinado nueve. Eunicio Pineda, trabajador de la finca el ‘Buen Suceso’ vecina de La Carolina, declaró ser esta el centro de operaciones del grupo paramilitar, los “Doce Apóstoles”. Desde Madrid (España), indicó haber salido huyendo de Yarumal al enterarse que “lo iban a matar por saber mucho”, señaló haber sido torturado por los reseñados, sacado los dientes con alicates y disparado por la espalda. Su compañera sentimental, Luz Marina Escudero, refirió que el 31 de diciembre de 1993 “fue a visitar a su mamá y nunca volvió”.
Luego del asesinato de Carlos Areiza, fue calificado como “buen muerto” por el tantas veces nombrado. Es inenarrable el escalofriante asedio a Juan Guillermo Monsalve -testigo clave-: Un informe pericial de Medicina Legal del año 2013, certificó que la sustancia hallada en su celda de detención: “fluoracetato de sodio”, era altamente venenosa, cuya venta está prohibida en Colombia. Atacado con cuchillo en la cárcel de máxima seguridad de Combita, donde embadurnaron las cámaras de vigilancia con mantequilla y desaparecieron algunos registros en video. Vivo aún, gracias a que la Corte ordenó reforzar su protección.
Alias Job, delegado del paraco don Berna, con entrada franca con sus adláteres a la ‘Casa de Nari’ por el sótano y sin registro, también asesinado. Y la noche que llega.
Las estrambóticas, hipócritas, desenfrenadas: Paloma Valencia y la Cabal, áulicas del maniqueo santón del Ubérrimo, loras que ayer alababan, se bailoteaban al acosado OSCAR IVÁN, ver: https://twitter.com/HELIODOPTERO/status/16767725092rlo68492290 - con total desenfado corrieron -después de la publicación referida- con el asustado y cobarde innombrable- a quejarse dizque por el engaño del excandidato, insinuando la tácita, humillante expulsión del partido, materializada con la disfrazada, aceptada renuncia.
Exigieron igualmente celeridad a la Fiscalía, al inmisericorde enjuiciamiento del náufrago padre e hijo, sin que otrora hayan modulado una sola palabra respecto a los 25 años que tras la prescripción, andan dilatando con costosas eminencias del derecho y aberrantes, truculentas leguleyadas, el cierre de la incriminación -inevitable- derivada del caso de los ‘Doce Apóstoles’.
Fiel retrato del escandaloso, censurable período -para el olvido- rememorado, génesis de las masacres, los infames falsos positivos -en serie- abrumadoramente documentados, ignorados por la campaña política -en ciernes- que, sin expiar el pasado, intenta retomar el poder.
Como defensor insobornable de la justicia, de los derechos humanos, continuaré la pertinaz tarea de recordar, visibilizar -en aras del inalienable, inmutable interés general, el listado -interminable- de exabruptos, de latrocinios, camino de quedar impunes.
‘Ser honesto no trae muchos amigos, pero sí los correctos’. Asimismo: ‘Cuando los que gobiernan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto’.
Abolidos los disruptivos, repulsivos, rocambolescos intereses políticos e ideológicos, dejo -por límite de espacio e importancia- para la próxima columna, sin ánimo especulativo, ni voluntad de molestar a nadie, referirme, a cómo se manipula -en forma sospechosa- la extensión de dichas mañas, a la elección de alcalde en ese vaticano conservador que ha sido y es nuestra amada, fascinante -casi mágica- patria chica.
