En Cali tenemos un río con muy bellos lugares, que está para ser disfrutado como la naturaleza manda, además está ubicado en plena ciudad. Son muy pocos los privilegiados que lo visitan, usan y disfrutan. Es nuestro bello río Cali.
La parte usable del río está ubicada en la parte alta y oeste de la ciudad: desde arriba del zoológico hasta la desembocadura del río Aguacatal. Allí Cali tiene unos hermosos y limpios lugares donde el río se puede disfrutar a sus anchas por muchas razones, empezando por la belleza del paisaje. Aquí les contamos algunos ejemplos de buen uso del río.
Don Cristian, don Ernesto y sus esposas usan el río para lo que es: obtienen de sus aguas pesca abundante en “sabaletas”. Además, don Cristian, don Ernesto y sus esposas después de sus respectivos trabajos, el más joven como vigilante de una empresa de seguridad y el de mayor edad ya jubilado, pasan los mejores momentos de esparcimiento pescando, conversando y meditando. En su jornada estos pescadores nos mostraron lo que hoy rindió su trabajo, una buena sarta de peces. Hoy fueron cerca de 20 libras de buen pescado que luego consumen con tanta delicia como el mismo gusto de haberlo sacado con sus propias manos.
Don Andrés Delgado es uno de los felices usuarios del río Cali. Para él este río es un lugar mágico donde pasa las mejores partes del día. Allí se baña, lava la ropa y bebe sus aguas. No hay otro lugar de la ciudad que le ofrezca el espacio tan bello y divertido. Él dice que no sabe por qué las demás personas de la ciudad no usan más el río como él lo disfruta, pero no hay solo estos dos casos.
Hoy unos locos que entendieron la limpieza del agua del río, ya evidenciada por la presencia de peces, se divirtieron como niños en una neumatiqueada en pleno centro de Cali. Esta bajada divertidísima en neumático por el río de unos 40 minutos nos permitió recordar cómo vivían nuestros abuelos el río. Durante ella descubrimos que fluían mejor los simples neumáticos de camión que los sofisticados kayak plásticos, que la diversión es más grande cuando entendemos que al río no hay que llevarle la contraria, que es mejor dejarse llevar que patalear y luchar. Que el agua es fría es deliciosa contrastada con el calor de Cali y nos permite recordar sus orígenes en los farallones. Tragando sus aguas voluntaria o involuntariamente supimos que así la bebiéramos no tuvimos consecuencias con nuestra salud. Por eso hoy queremos extender la invitación a todos los ciudadanos, bienvenidos los caleños a gozar su río y a ayudarnos a extender la belleza y salud del río para irrigarla por toda la ciudad.
