Si usted las ve por la calle, subidas en sus zapatos altos, elegantes, perfumadas y hermosas, no pensará que se trata de mujeres que trabajan la tierra con constancia y paciencia, y que además son emprendedoras y negociantes, que se proyectan más allá de los espacios que habitan.
Trabajan duro en el campo, saben de café, no del que se toman, sino del que cultivan con esmero. Se reúnen, proponen, proyectan, van a ferias y están atentas a sus empresas y su negocio: el de los cafés 100% puros, cultivados sin productos químicos que los contaminen.
Para conocer más sobre un emprendimiento que tiene sello propio y que ya se empieza a comercializar en el exterior hablamos con Gloria María Ramírez Arroyave, quien pertenece a la asociación Café Sello Mujer y es la encargada de promover el producto.
La génesis de esta agrupación de mujeres se da luego de la realización de un taller que dictó el Sena en la Cooperativa de Caficultores de Caicedonia sobre cafés especiales. “Esto nos motivó a varias de las mujeres que asistimos ya que en las zonas cafeteras de nuestro país las mujeres tienen gran protagonismo en lo que tiene que ver con el trabajo en el campo”.
“Nos inspiró el hecho de poder propiciar una mejor calidad de vida para las mujeres del campo, y aunque muchas de nosotras somos profesionales, nos hemos dedicado a trabajar en el campo. Otras asociadas son netamente campesinas, nacidas, criadas y trabajadoras del campo cotidianamente”.
Aunque no todas son propietarias de tierra han pedido a sus esposos pequeños lotes en donde producir sus cafés. “Algunas no son propietarias, les han cedido microlotes para beneficiar el café de manera diferente al uso tradicional y hacer de sus productos un café especial que logre mejores precios para beneficio de las mujeres que lo cultivan y por ende a sus familias”.
El precio del café común fluctúa mucho y casi siempre con tendencia a la baja, esto también las motivó a buscar valor agregado para sus cafés elaborando subproductos del mismo.
“Empezamos a beneficiar el café de una forma diferente: limpiándolo de impurezas, cogiendo solamente el maduro, por eso trabajamos con microlotes. En la actualidad somos 31 las asociadas y cada mujer aporta lo que produce, pero la condición es que la humedad tenga un tope específico y que el factor de rendimiento sea de 88%. Para quien no lo sabe el factor de rendimiento es la cantidad de café pergamino necesario para obtener un saco de 70 kilos de café tipo exportación que se determina durante el proceso de trilla”.
¿Cómo verifican las características exigidas?
“Nosotras nos apoyamos en empresas que tienen la tecnología para hacerlo. El café nos lo maquila Cafexcoop”. Luego de beneficiar el café en nuestras fincas, lo llevamos a la Cooperativa en Caicedonia, que nos ha apoyado mucho, y allá miden la humedad, y el factor de rendimiento. Luego lo llevamos a Cafexcoop para la cata a ver si pasa la taza en limpieza y buenos atributos, y entonces se aprueba el producto para nuestro Café Sello Mujer. Es decir, debe cumplir con todos los requerimientos de calidad. Esto permite que se logre un buen precio por el tratamiento especial que le damos, pero en algunas ocasiones no alcanza los estándares para el tostado”.
Las asociadas dejan sus ropas de campo, se montan sobre sus tacones, sacan los vestidos que les haga ver mejor en el espejo y se reúnen cada 8 días los sábados, a compartir sus experiencias, se van de visita a las fincas, se ayudan en el mejoramiento de las instalaciones, y ante todo, tejen lazos de amistad y solidaridad”.
¿Qué tiempo llevan asociadas en Café Sello Mujer?
“Esta es una entidad muy joven, solo tenemos 8 meses de conformada y sin embargo ya estamos exportando Café a Ohio y al Canadá".
¿Cómo lograron hacer esas conexiones para exportar?
“Estuvimos en una Feria de Cafés Especiales que se realizó en el Centro de Convenciones de Armenia. Algunos visitantes llegados del exterior probaron nuestro producto y el café gustó mucho pues una de sus características es ser muy suave. Es Sello Mujer, por ser un café muy suave. Hay personas a las que les gusta los cafés fuertes, amargos, pero el nuestro es un café recio, pero suave. Es un café que no requiere azúcar pues es supremamente suave y de unos atributos nobles. Esto se debe a que nosotras, las cultivadoras, le ponemos todo el empeño para que así sea. A pesar de ser nuestro negocio, lo hacemos con mucho amor y corazón”.
“Tuvimos la suerte de que una comunidad probó nuestro café y esa comunidad trabaja con mujeres vulnerables. Ellos nos compran el café tostado y lo venden en su país a un precio diferente y con las ganancias sostienen una granja que tienen para hacer acompañamiento a mujeres vulnerables. También compraron una finca en el Quindío para ayudar a chicos con problemas de drogadicción”.
“Tenemos unos nuevos clientes en Canadá, nos pidieron café Sello Mujer, pero lo pidieron con una tostión más alta. Esta es una nueva experiencia que estaremos analizando para ver qué resultados tiene”.
¿Qué futuro le vislumbran a Sello Mujer?
“Límites no tenemos. Queremos asociar más mujeres para poder dar respuesta a la demanda que va en aumento. Café Sello Mujer, tiene representación en el Comité Municipal de Cafeteros y esto es un gran logro ya que, por primera vez, hay representación de la mujer. Tenemos tres con sus respectivas suplentes lo que quebró la tradición de un Comité únicamente masculino”.
“Estamos buscando que en Caicedonia se expida un acuerdo del Concejo Municipal para que el café nuestro, que está comprobado es el más suave del mundo, sea declarado como la bebida típica de Caicedonia. Creemos que esta es una forma de proteger la Cultura Cafetera y preservar nuestro patrimonio cafetalero”.
“Otra propuesta que tenemos es que en Caicedonia haya un centro de experimentación. Inicialmente habíamos pensado en que se hiciera un centro de beneficio colectivo para que se pudiera sacar una muy buena calidad de café, pero los estudios señalan, que en general, los caficultores de Caicedonia tienen muy buenas prácticas de beneficio para el producto. Entonces, el proyecto se ha ido transformando en buscar la forma de tener un laboratorio en el que se experimente con todas las variantes que tiene el café y que la juventud de nuestro municipio y sus alrededores, vengan a Caicedonia y encuentren un espacio en el que se pueda aprender mucho más sobre la cultura cafetera”.
“Otra propuesta es que por medio del trabajo con el café, mejorar la calidad de vida de las familias cafeteras, pues si bien es cierto que los propietarios de grandes extensiones son pocos, los estudios señalan que son dueños del 80%, el 20% restante, son pequeños caficultores que todavía derivan su sustento de sus fincas y lo que queremos es fortalecerlos y lograr mejoras para su vida familiar”.-
¿Las mujeres que hacen parte de esta agrupación están dedicadas de lleno al cultivo o son solamente caficultoras de fines de semana?
“Estamos dedicadas por entero al cultivo del café. No es una práctica ocasional, además de eso vivimos”.
¿Qué producción tienen en este momento?
“En la actualidad somos 31 y la de menor producción soy yo, que no tengo sino una hectárea de tierra, pero hay señoras con fincas muy grandes de 12 o más hectáreas. Podemos, estar produciendo unas 20 arrobas de café para tostado semanalmente”.
¿Qué instituciones apoyan este proyecto?
“La Cooperativa de Caficultores, nos apoya bastante. De resto, los gastos y la Fundación en sí, es trabajo y dinero de las asociadas. La Administración Municipal cada que hay eventos nos invitan a participar para dar a conocer nuestro producto, pero no es más”.
¿Qué reconocimientos han recibido por su trabajo?
“Son varios, y en especial el de la gran aceptación de los consumidores, pero acabamos de recibir, hace unos días, un reconocimiento por café especial en Francia, que fue ganado por nuestra asociada Amparo Corrales”.
¿Cuáles son los requisitos para que una mujer caficultora se pueda unir al grupo?
“Tener ganas y un espíritu emprendedor. Comprometerse a producir café de excelente calidad. Hay varias que están ahí sin lograr aún el punto de exigencia pero siguen experimentando y bregando con sus cultivos. Esto es un proceso”.
“En lo que a mí concierne elaboro subproductos con café: tortas, galletas, entre otros, y tengo proyectado, pues la asociación me ha dado la oportunidad de usar la marca Sello Mujer, para vender aquí en Samaria. Se va a hacer en esta vereda el primer café rural que se va a llamar Sello Mujer, en donde venderemos el café en diferentes formas de preparación, tendremos muestras de barismo, catas de café, con el apoyo del Comité Departamental de Cafeteros, y queremos vender en nuestra tienda todos los cafés especiales que se producen en Caicedonia”.
Hay que destacar del trabajo que vienen realizando estas mujeres, el empoderamiento no solamente en el trabajo del hogar, sino su entrega en el campo a ocuparse con gran dedicación en los procesos del café para obtener mejor calidad. “Históricamente somos grandes productores de café pero con las ganancias más bajas. Por medio del aprendizaje, nos estamos dando cuenta de que le podemos sacar el doble de ganancia al café ya que es un producto que se presta para hacer con él muchas cosas que en el extranjero saben apreciar”.
Estas agrupaciones están generando una nueva conciencia sobre el consumo y usos del café y aquí en Caicedonia el café tiene Sello Mujer. Estas mujeres, que cambian tacones por botas para el campo, que recogen su cabello y usan ropa de trabajo para internarse por entre los cafetales, que procesan las cosechas casi con ternura, tienen un nuevo amante al que entregan gran parte de su tiempo: el café.