Ángela Merkel es la prueba de carne y hueso (y grasa), de porque no soy feminista. Oh si, ya lo sé, es muy políticamente incorrecto decir todo esto. Pero lo expreso porque siempre he sentido que el sentido esencial y único de la política es trabajar por la felicidad de los seres humanos. Pero hojeando el periódico de cada mañana, constatamos que esa premisa sencillamente se quedó en el papel de las bibliotecas de filosofía, durmiendo el sueño de los justos.
Las feministas lucharon por lograr la igualdad con todo el derecho y toda la razón para hacerlo, derecho a la educación y al trabajo, a no ser consideradas objeto, a una sexualidad libre, a la píldora anticonceptiva, al aborto, al divorcio, a acceder a cargos públicos.
Por último, se sedujo a la opinión pública de darle la oportunidad a las mujeres de ocupar responsabilidades importantes en la administración del Estado, porque ellas con su sentido de la justicia y su sensibilidad maternal trabajarían y concretarían un mundo mejor.
Pero líderes como Margaret Teacher, Ángela Merkel, Ana Botella, Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre, Cristina Kirchner, Condolezza Rice, Hillary Clinton, por nombrar sólo a las más famosas, nos comprueba de que hemos sido asaltados en nuestra buena fe.
Existen excepciones, claro que si, como las presidentas de Brazil y Chile: Dilma Rousseff y Michelle Bachelet, pero ya sabemos que la excepción confirma la regla.
Angela Merkel es la mujer más poderosa de la historia del mundo. Y que? Que ha cambiado con eso? Acaso ella está luchando por un mundo mejor? Acaso está trabajando por la fraternidad, la solidaridad, la paz, la ternura, la igualdad de todos los seres humanos, ? Acaso el mundo es mejor gracias a ella? No, para nada, todo lo contrario.
Merkel es el típico político desalmado sin entrañas y sin corazón, que por una aberrante mutación genetica tiene vagina. Pero en su alma es un hombre, el peor de todos.
Millones murieron durante la segunda guerra mundial para impedir que Alemania tuviera el control de Europa. Pero su sacrificio fue en vano, porque sesenta años después la pesadilla se ha hecho realidad.
Y aquí estamos, en las manos de una mujer alemana que parece sacada de una película de ciencia ficción terrorífica: fría, dura, cruel, mega inteligente, una verdadera genio, que proviene de lo más profundo de la pesadilla estalinista de la Alemania comunista oriental, que nunca gestó un bebé en su vientre, que no sabe de ternura, que detesta el contacto humano, que no le gusta que la toquen siquiera, para la muestra de esto último, sólo un botón: hace tres años la cancillería alemana le pasó un memorandum interno a la cancillería francesa (que esta hizo público para poner en evidencia la estupidez y la patológica neurósis alemana) exigiendo que Nicolás Sarkozi dejase de tocar a Merkel en el hombro durante sus encuentros protocolarios.
Es que Angela Merkel siente desprecio por los seres humanos, en vez de corazón tiene una caja fuerte, en vez de estómago un mazo para machacar personas.
Leí hace tres años en el periódico El País, de España (en Alemania esta información esta censurada) como mas de 50 mil alemanes fueron literalmente molidos a palo por la policía, por tenderse en las líneas del tren y negarse a permitir que convoyes llenos de material tóxico nuclear proveniente de Francia fuera enterrado en territorio alemán. Pero Merkel los sacó brutalmente de las vías y se salió con la suya.
Durante las reuniones del G8 cientos de miles de manifestantes fueron atacados por aviones supersónicos, que volaban muy cerca de la multitud, para que la vibración de sus turbinas les hiciese daño.
Durante el pasado invierno, miles de griegos murieron de frío, por culpa de las crueles condiciones establecidas por Merkel y la Troika, el duro costo de pertenecer a la eurozona destruyó a Grecia, y entre muchas otras cosas, suprimió el sistema de calefacción en los hospitales, oigase bien, los hospitales y entidades griegas todas, incluyendo los centros de salud, estuvieron a menos 20 grados de frío sin calefacción. Y este es uno de los muchos aspectos de la infinita crueldad de esta mujer.
Pero esto no sale en periodicos como Frankfurter Allgemeine Zeitung o la revista Spiegel, pues para ellos el resto de seres humanos somos flojos e indignos y nos merecemos lo que nos pasa, o lo que los alemanes nos hacen pasar. Y tienen el descaro de preguntarse porque el resto de Europa los detesta.
Cuando mis amigos colombianos residentes en Madrid se han quejado conmigo del maltrato psicológico permanente al que son sometidos por los españoles, yo les digo: “Tranquilos, los españoles la arrogancia la pagan con creces en Alemania. En este país, centro político, social y económico de Europa, los españoles, italianos, griegos, polacos, turcos, etc, son considerados “premodernos”, europeos vulgares y paletas de tercera clase, que no merecen casi que nada. Y si están aquí, que sea para limpiar letrinas y servir de meseros, vendedores, niñeras y putas”.
La emigración en masa hacia Alemania nunca se ha dado por puro gusto sino por física hambre y necesidad. Los españoles fueron bombardeados por Hitler (socio y amigo de Francisco Franco), pero debieron huir precisamente a Alemania para huir de esa misma dictadura. Ahora deben huir otra vez a Alemania, para escapar del hambre y falta de oportunidades impuesta por la misma Alemania en cabeza de Ángela Merkel.
Los Alemanes solo consideran a su mismo nivel a Francia y a Inglaterra. De hecho, para Hitler luchar contra Inglaterra le parecía una aberración, ya que los consideraba tan arios y tan dignos de conquistar y dominar el mundo como Alemania misma.
Porque para la élite política germana, seis mil años de evolución y progreso humano ha dado como resultado supremo a “Los Alemanes”. Lo más grande y glorioso a lo cual la humanidad puede aspirar o llegar a ser.
Bienvenido sea entonces el Tercer Reich. Y que lo que tenga que ser, que sea.