Después de tener una experiencia cercana a la muerte, resultado de una juventud entregada a la investigación, el estudio excesivo de las plantas y la diversión nocturna sin sentido, Masanobu Fukuoka recibió una visión: "En este mundo no hay nada en absoluto". Por eso reconoció la insuficiencia del conocimiento intelectual y todas aquellas creencias a las que se había aferrado con tanta convicción se desmoronaron.
Para probar la validez de su nueva forma de ver la vida, volvió a la granja de sus padres y durante años de prueba y error creó la agricultura del no hacer. Su método precisa menos trabajo que cualquier otro, no causa contaminación, ni requiere combustibles fósiles, no necesita maquinaria ni productos químicos. Aunque dejó de labrar sus suelos durante más de 30 años, sus rendimientos se equipararon a los de las explotaciones japonesas más productivas.
¿Cómo es posible esto? La misma pregunta se hizo un joven norteamericano que por aquel entonces vivía en Japón y decidió ir a verlo con sus propios ojos. Allí aprendió todas las bases técnicas, prácticas y espirituales del método sembrando arroz de una forma totalmente diferente al sistema tradicional de Japón.
En vez de inundar los campos de arroz, simplificaría todo el proceso alternando el cultivo de cereales esparciendo la paja de estos en el terreno, lo cual crearía una cobertura natural que daría humedad y sombra a las semillas de arroz las cuales sembraría al voleo en pequeñas bombas se semillas hechas de arcilla.
Finalmente, Larry Korn vivió y aprendió el método junto a su nuevo sensei durante dos años, pero no solo eso, sino que vivió una transformación interna que cambió su forma de verse a sí mismo y al mundo, ya que la agricultura natural (la agricultura del no hacer) más que un método de cultivo es toda una filosofía de vida.
"La agricultura natural es más que una revolución en técnicas agrícolas. Es la base práctica de un movimiento espiritual, de una revolución para cambiar la forma en la que el hombre vive", diría Fukuoka años después, cuando Korn tradujo su libro La revolución de una brizna de paja y lo llevara a Estados Unidos en un par de giras que darían a conocer su mensaje en occidente.
Este método se ha usado en los últimos años para reverdecer zonas deforestadas de forma masiva en países como Tailandia, que ha dado una lección a todos los países del mundo al usar una solución tan sencilla que resuelve un problema tan complejo como lo es la deforestación y el cambio climático: desde aviones de guerra no han lanzado bombas de destrucción sino bombas de vida: han lanzado millones de bolitas de arcilla rellenas de semillas de árboles nativos sobre zonas deforestadas por incendios o tala indiscriminada. Los resultados de este experimento a gran escala ya se están empezando a ver.
También hay empresas que se han inspirado en el método Fukuoka y se proponen sembrar hasta 900.000 árboles en un solo día por medio de drones.
¿No sería esta una solución para la crisis actual del Amazonas? Si en vez de dejar de acusar a aquel u otro irresponsable, tomamos ejemplo de Fukuoka y su legado y nos ponemos a sembrar con bombas de semilla de forma masiva, estaríamos encaminándonos hacia una verdadera solución a la crisis climática actual.
Masanobu Fukuoka murió en 2008 sin ver su pacífica revolución convertirse en un hecho. Ahora, con la misión de transmitir el legado de su difunto maestro al mundo, Larry Korn vendrá a Colombia durante 20 días en octubre para impartir conferencias gratuitas y talleres prácticos, una oportunidad para aprender estos conocimientos y empezar a replicarlos en Colombia.
