Empresarios y ciudadanos de a pie no aguantan más impuestos

Empresarios y ciudadanos de a pie no aguantan más impuestos

"Falta confianza inversionista y con la Reforma Tributaria la situación va a ser peor"

Por: José Andres Gutierrez Mercado
febrero 26, 2016
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Empresarios y ciudadanos de a pie no aguantan más impuestos
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El pasado miércoles estuvieron en la Cámara de Comercio de Bogotá un sector importante de empresarios y expertos designados por el Gobierno, para adelantar la reforma tributaria en un “diálogo empresarial con la comisión de expertos”. En dicho diálogo, se escucharon tanto las posiciones de los expertos y la de los empresarios.

Acá ahondaremos en las conclusiones de los empresarios que dicen que ya no aguantan más impuestos y que se ha hecho inviable la producción en Colombia. También culpan a la falta de “confianza inversionista” o “seguridad para invertir” por la partida de varias de los retails chilenos de Colombia, y terminan diciendo que sí están dispuestos a pagar pero quieren que se vean más obras y se pierda menos la plata recogida.

Comencemos explicando que la Reforma Tributaria pretende cambiar uno o varios aspectos de la estructura tributaria y que los tributos son los impuestos que las personas y empresas deben pagar al Estado colombiano por distintos aspectos. Con estos impuestos se financian la inversión social y de infraestructura y el Estado paga sus gastos administrativos.

¿Qué cambia una reforma tributaria? Muy sencillo, cambia el motivo por el que se debe pagar, cambia cuánto se debe pagar y cambia quiénes deben pagar o no impuestos. Aunque pareciera poco importante, no lo es. Muchos opinan que los impuestos deben ser distribuidos progresivamente: entre más se gana más se paga, pero otros opinan que si los que más ganan más pagan, se para la economía debido a que se acaba la rentabilidad y por lo tanto se para la producción y comienzan los despidos de trabajadores. Bueno, la última parte es a lo que los empresarios llaman “falta de confianza inversionista” o “seguridad para invertir”, para el ciudadano de a pie se podría resumir que la “confianza inversionista” no es más que una reducción de impuestos para los grandes capitales.

Ya atendido el tema de qué es la reforma, repasemos cuáles son las conclusiones de los empresarios: que ya no aguantan más impuestos, que falta “confianza inversionista”, que quieren que se acabe la corrupción, que quieren ver más obras de infraestructura o en palabras de Mónica de Greiff, presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá: “de golpe se está gastando el dinero en sitios donde ellos (los empresarios) no los sienten” ¿Será que a los empresarios no les gusta pagar impuestos para aquello de la redistribución de la riqueza y para el bienestar social como la educación, la salud y demás para los grupos más vulnerables? Quedo con la duda de lo que dijo la señora De Greiff.

Ahora dispongámonos a analizar qué responsabilidad tienen los empresarios en el aumento de los impuestos para su propia desdicha y la nuestra como ciudadanos de a pie.

Los impuestos que se recogen para inversión social e infraestructura del Estado deben invertirlos en planes, proyectos, obras, etc. Pero como vivimos en un modelo económico neoliberal, el Estado no puede ejecutar directamente los recursos que va a invertir, sino que tiene que contratar a un empresario para que ejecute esos recursos y he aquí donde comienza el problema, o la paradoja, o la sin salida del gremio empresarial que también nos afecta a los ciudadanos.

Para poder ganar esos contratos que da el Estado y para evitar la competencia entre ellos mismos, la clase empresarial realiza acuerdos con la clase política, acuerdos que van desde entregar sobornos por los contratos, pasando por financiar campañas políticas y toda una serie de irregularidades patrocinadas por los empresarios en favor de poder acceder a un pedazo cada vez más grande de la torta que viene siendo los impuestos que pagamos todos.

El problema con dicha manguala entre empresarios y políticos corruptos, es que para poder pagar sobornos y financiaciones de campañas, los contratos a ejecutar deben ser sobre costeados, o entregados a medias, o como en Reficar con adiciones presupuestales de un cien por ciento.
Dicha práctica corrupta conlleva a lo bien sabido popularmente, que de cada cien pesos que se invierten en Colombia aproximadamente cincuenta pesos nunca se invierten. Esos cincuenta se van en pagar la corrupción.

Por eso llega el momento de una nueva reforma tributaria que no es más que subir impuestos porque lo que aportamos los colombianos de a pie y los empresarios no es suficiente para atender los sagrados compromisos de la inversión social y de infraestructura, los gastos administrativos del Estado y la santa corrupción.

Por lo expuesto anteriormente, a ti amigo empresario pequeño o grande y sin distingo de la actividad comercial o industrial que realices, los ciudadanos de a pie te pedimos que no financies más corruptos en sus campañas electorales, ni les des más sobornos por la adjudicación de contratos, para que así pueda ganar gente honrada las elecciones y tengamos gobiernos y representantes que no anden entregando el presupuesto nacional, regional y municipal a empresarios ladrones, y así por fin rinda el dinero y no nos suban tampoco a nosotros los de a pie los impuestos, que tampoco aguantamos más.

 

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