Especial para LAS2ORILLAS
Miami.
Servicios Aéreos del Vaupés, SELVA Limitada, la empresa aérea que suministró los dos aviones que transportaron a la banda de 140 paramilitares y el armamento con el que cometieron, en 1997, la masacre de unas 50 personas en Mapiripán (Meta), fue contratista habitual del Plan Colombia entre 2002 y 2010 y uno de sus propietarios, Carlos Fernando Gaona Parada, posee orden de arresto internacional o ‘circular roja’ de INTERPOL, por petición de Estados Unidos. Además, tiene anotaciones por narcotráfico en Canadá, Ecuador, Venezuela, Colombia y México.
No obstante, Gaona Parada está libre, vive en Villavicencio y continúa contratando servicios aéreos privados con las Fuerzas Militares de Colombia, entre otras entidades estatales. Una característica reciente de estos negocios consiste en que algunos de los vuelos que cobra nunca tienen lugar.
Gaona Parada ha sido socio del Clan Cifuentes Villa: exactamente fue subalterno de Francisco Cifuentes Villa, narcotraficante asesinado en abril de 2007 en su finca Villa Aurora, de Caucasia, Antioquia, por orden del narcoparamilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, hoy preso y condenado por narcotráfico en Estados Unidos.
Fuentes del Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil de Colombia, dijeron a este periodista: “tenemos certeza y podemos afirmar que la empresa SELVA LTDA ha sido una más de las que han integrado las redes del clan Cifuentes Villa a lo largo y ancho de Colombia, logrando mantenerse impune”.
El clan de los Cifuentes maneja en Suramérica –de acuerdo con la justicia estadounidense– las principales operaciones de narcotráfico y de lavado de activos del cartel de Sinaloa en Suramérica y de su jefe, el recientemente capturado Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’.
A este clan también pertenece la confesa narcotraficante, recientemente condenada en Estados Unidos, Dolly Cifuentes de Uribe, quien tuvo dos hijos (Ana María y Daniel Alberto) y sociedad conyugal con Jaime Alberto Uribe Vélez, alias ‘Arepa’, extinto hermano del expresidente Álvaro Uribe Vélez (ver reportaje al respecto).
SELVA Ltda, así mismo, fue la empresa privada de vuelos ‘chárter’ que más servicios ha prestado a las Fuerzas Militares de Colombia desde cuando Álvaro Uribe Vélez asumió la Presidencia en agosto de 2002, a pesar de que dos de sus aviones ya habían sido utilizados para cometer la mencionada masacre de Mapiripán.
Aquella matanza ocurrió entre el 15 y el 20 de julio de 1997. En septiembre de 2005 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó por estos hechos al Estado Colombiano en razón a que el Ejército Nacional amparó a los asesinos para que lograran su cometido.
La gerencia general de SELVA Ltda la ejerce Margarita María Posada Jiménez, esposa de Gaona Parada y de esta firma es socia la hija de ambos, Maribel Gaona Posada. La aerolínea fue adquirida por los Gaona en 1995.
Antes, Carlos Fernando Gaona Parada fue gerente de la empresa Aeropesca, de Medellín, en uno de cuyos aviones fue movilizado, en octubre de 1981, un contrabando de armas de guerra que la extinta guerrilla del M-19 llevó clandestinamente a Colombia por vía marítima hasta la península de La Guajira. El arsenal fue embarcado en el carguero Curtiss C-46, modelo 1965, de matrícula colombiana HK-388. La nave partió de Medellín en la madrugada del 21 de octubre, con el argumento de que prestaría un supuesto servicio privado de transporte entre Barranquilla y Bahía Solano, a la empresa estatal de energía eléctrica CORELCA. A bordo iban el piloto, capitán Juan Manuel Bejarano; el primer oficial, Javier Rojas; los mecánicos Luis Palacios y Pánfilo González, así como el gerente de la compañía, Carlos Fernando Gaona Parada. También subieron a bordo dos presuntos técnicos de CORELCA no identificados y sus esposas. Una hora después del despegue, el piloto reportó la falla de un motor y dijo tener combustible para cinco horas más de vuelo. La torre acusó recibo del aviso de la emergencia y se dispuso a auxiliar a la nave cuyo equipo de radio se apagó. Inmediatamente, el Avión fue declarado desaparecido.
Los movimientos aéreos de búsqueda y rescate fueron desplegados de inmediato a lo largo de la costa norte de Colombia y, pronto, CORELCA declaró que no había contratado para ese día servicio alguno de AEROPESCA.
A las 11 de la mañana del día siguiente, una nave comercial reportó el avistamiento de un avión parecido al de AEROPESCA que yacía sobre un banco de arena del amazónico rio Orteguaza (sur de Colombia), próximo a la vieja base aérea militar de Tres Esquinas.
Equipos de periodistas de Bogotá, socorristas de la Aeronáutica Civil y militares llegaron en la tarde al lugar y comprobaron que era el HK-388, parcialmente cubierto por las aguas del río, a miles de kilómetros de su supuesto destino oficial. El carguero de AEROPESCA estaba vacío, era notorio que le habían sido sustraídos el radio comunicador, los elementos de primeros auxilios y no había señales de los ocupantes. Los primeros peritos que llegaron al lugar dictaminaron que el C-47 había sido aterrizado de emergencia sobre el sitio más apropiado de la zona para ello pero aun así sufrió graves destrozos. Sobre el agua que entró al avión flotaban cajas de cartón vacías con anotaciones según las cuales habían sido cargadas en Panamá con fusiles y municiones.
Dos días más tarde, el piloto hizo llegar a medios de comunicación colombianos una carta para informar que la tripulación se encontraba sana y salva, cerca de la base de Tresesquinas.
La historia de este contrabando de armas fue narrada por el periodista Germán Castro Caicedo en su libro El Karina, nombre del buque que llevó el arsenal hasta la costa de La Guajira.
Después del episodio del río Orteguaza, en los años noventa Gaona Parada fue socio del narcotraficante Luis Carlos Herrera Lizcano en la propiedad y operaciones de las aerolíneas Avesca, Aerocar, Aircargo, Aerofacilidades, Isleña de Aviación y Rotar Ltda., todas ellas relacionadas con casos de transporte de narcóticos, de acuerdo con expedientes judiciales en Colombia y otros países. De hecho, en 1994, el gobierno colombiano canceló la licencia de operación de Isleña de Aviación y el ya mencionado socio de Gaona Parada, Luis Carlos Herrera Lizcano, fue capturado en Aruba, acusado de tráfico de cocaína y lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y testaferrato por medio de las empresas mencionadas. Posteriormente fue extraditado a Estados Unidos, donde lo reclamaba una corte federal de Chicago.
En los alegatos judiciales contra Herrera Lizcano, Gaona Parada ha sido mencionado como “cerebro determinador” y “autor intelectual” en actividades aéreas ilícitas.
Desligado de su socio Herrera Lizcano debido a la condena que le fue impuesta en Estados Unidos, en 1995 Gaona Parada adquirió SELVA S.A. y se radicó en Villavicencio, para entonces centro neurálgico del narcotráfico y el paramilitarismo colombianos.
En 1997, SELVA S.A., con Gaona Parada de gerente, se vio envuelta en un escándalo con algunas características parecidas a las del episodio de AEROPESCA en el río Orteguaza.
En efecto, obtuvo permiso de la Aeronáutica Civil para realizar, el 12 de julio de 1997, dentro del departamento de Cundinamarca, vuelos de prueba de motores con su avión Antonov, de fabricación rusa, con matrícula HK 4009X. No obstante, fue solamente un señuelo para llevar cerca de medio centenar de paramilitares desde el aeropuerto Los Cedros, de Capera, en el Urabá antioqueño, hasta el de San José del Guaviare (zona amazónica del sur de Colombia), manejado por la Policía Antinarcóticos de Colombia, el batallón Joaquín París del Ejército Nacional y la DEA.
Otro avión de SELVA SA., EL DC-3 de matrícula HK-3993, despegó desde Necoclí (cerca de la frontera con Panamá) con más paramilitares y cerca de 300 fusiles de asalto, municiones, pertrechos, granadas de mano y otro tipo de armamento de combate.
En los días anteriores, avanzadas de los mismos paramilitares habían sido llevados a San José del Guaviare en el Antonov y el DC-3 de SELVA S.A. El 15 de julio el armamento se distribuyó entre todos los que llegaron y siguieron su camino hasta Mapiripán, donde cometieron una de las orgías de sangre más asombrosas de la historia de Colombia. Los jefes de los asesinos, Salvatore Mancuso y Carlos Castaño, posteriormente reconocieron la muerte de al menos 50 personas a las que reunieron en el matadero del pueblo y sacrificaron, como a reses, entre el 15 y el 20 de julio. Muchos de los cuerpos fueron lanzados al río, motivo por el cual nunca se ha podido establecer el número exacto de personas exterminadas.
Después de la matanza, el Antonov de SELVA S.A. sacó de la zona a varios grupos de los homicidas y la empresa aérea ha seguido operando vuelos chárter para el Ejército y la Armada Nacional. Gana consecutivamente las licitaciones a las que se presenta con base en pliegos de condiciones redactados a su medida. Hoy, además, está asociada con la empresa estatal de transporte aéreo civil SATENA (manejada por la Fuerza Aérea Colombiana, FAC) con el objeto de prestar servicios especiales a las Fuerzas Militares.
La única sanción estatal a SELVA S.A por la masacre de Mapiripán, fue una por falsedad en documento contra el copiloto del Antonov, Luis Almeida Quiroz, por haber presentado un plan de vuelo falso para prueba de motores. Ninguno de los dos -ni Gaona Parada ni Almeida Quiroz-, que se sepa, está investigado judicialmente a los asesinatos.
Hoy, Almeida Quiroz, lo mismo que Gaona Parada, continúa contratando vuelos fantasmas con las Fuerzas Militares a través de Air Caribe, empresa aérea de la que todavía es socio el jefe paramilitar, extraditado y condenado en Estados Unidos, Jorge 40, dijeron fuentes de la Aeronáutica Civil de Colombia.
En octubre de 2008, cuando fue arrestado en Cancún, México, el narcotraficante colombiano de Medellín, Pedro Antonio Bermúdez Suaza, alias ‘El Arquitecto’, tras una seguidilla que también permitió el arresto de un hijo suyo y varios de sus operarios, hubo un común denominador en los interrogatorios a los que fueron sometidos: “a todos se les preguntó sobre el colombiano Carlos Fernando Gaona Parada, quien con Luis Carlos Herrera Lizcano adquirieron aviones militares con los que llevaron cocaína a Estados Unidos”, dijo a este periodista un ex agente de la DEA que siguió el caso.
No existe en Colombia explicación al hecho de que Carlos Fernando Gaona Parada siga libre y contratando con el Gobierno y sus Fuerzas Militares mientras es buscado por INTERPOL por pedido de una Corte Federal de los Estados Unidos que lo reclama por narcotráfico, lavado de activos y asociación para delinquir.