Empleo y vivienda, lo que más les preocupa a las nuevas generaciones en España

Empleo y vivienda, lo que más les preocupa a las nuevas generaciones en España

Los millennials y la generación Z viven un momento muy particular de la historia. Sus condiciones distan mucho a las de sus padres y abuelos. Una mirada

Por: MH ESCALANTE
julio 29, 2021
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Empleo y vivienda, lo que más les preocupa a las nuevas generaciones en España
Foto: Pixabay

“Pensando en tu futuro inmediato, ¿qué te preocupa más?”. Este interrogante, que parece abarcar una generalidad, fue desglosado en 89 preguntas dirigidas a 41.000 jóvenes en España con el objetivo de conocer la opinión que tienen ellos de su calidad de vida en estos tiempos de crisis.

Cristian Palazzi, director del proyecto El futuro es ahora (promovido por la empresa de comunicación PlayGround en Barcelona), se refiere a esta macroencuesta de preguntas cerradas y abiertas como “una auténtica hoja de ruta” que arrojó un millón y medio de datos que sirvieron a sociólogos y politólogos para estructurar 40 grandes propuestas presentadas hace unos días a responsables políticos españoles.

En empresa destinada a “crear una comunidad digital”, PlayGround se posiciona como mediador entre jóvenes y responsables políticos para que los unos se aproximen a la realidad de los otros y así conocer lo que piensan, sienten y proponen las generaciones Z y millennial en España. Lo anterior para incentivar un cambio que pueda mejorar su presente y aclarar su futuro.

De los 41.000 jóvenes entre 15 y 35 años convocados, 13.587 llegaron al final de un cuestionario, que requería 40 minutos de reflexión sobre temas como cambio climático, mercado laboral, vivienda, igualdad de género, importancia de la participación ciudadana y desigualdades. La mayoría fueron mujeres, pero ellas como ellos (los más participativos entre 18 y 25 años) tienen empleos precarios o están sin empleo, tienen o no el bachillerato y están cursando estudios superiores o los han interrumpido. Por su parte, los más adultos (de 25 a 35 años) son por lo general profesionales desclasados por la falta de empleos calificados.

Qué sale de esta macroencuesta realizada entre abril y junio 2021 en 51 municipios de ámbito grande, mediano y pequeño de 17 comunidades autónomas: que a los jóvenes españoles los golpea con mayor violencia el desempleo, la falta de acceso a la vivienda y a una educación mejor enfocada con las necesidades del país.

En el aspecto laboral, los jóvenes proponen “acabar con la precariedad de los contratos temporales, anticipar la edad de jubilación para promover el reemplazo generacional (64 años), bonificar a las empresas para incitar la contratación de jóvenes sin experiencia o regular el precio de los alquileres”.

También se destaca su necesidad de una mejor cobertura en salud, en España es una de las mejores en Europa, y si bien son favorables a los programas de vacunación y respetode las preconizaciones sanitarias en este tiempo de pandemia, hacen énfasis en mejores tratamientos para la salud mental pues el encierro y la inactividad de los confinamientos y quiebres de empresas y comercios ha generado en ellos un estado estrés agudo, la sensación de un no futuro.

Resalta también su inquietud ante el calentamiento climático. Saben si se están tomando medidas concretas para frenarlo. Pero esas como todas las decisiones en España pasan antes por el filtro de la Unión Europea.

 Los estragos de la crisis financiera internacional de 2008

España sufre “un paro” sin precedentes desde 2008, año de la crisis financiera internacional más grave desde el “Crac del 29”. Esta vez causado por la explosión de la llamada burbuja inmobiliaria en Estados Unidos lo cual dejó a millones de ciudadanos sin techo y empleo no solo en ese país sino también en Europa.

Como en una caída de dominós perfectamente alineados, los ciudadanos de la esfera occidental vieron su nivel de vida deteriorarse y en una gran mayoría jamás mejorar. De hecho, las generaciones Z y millennial (mil euros) no cuentan con recursos propios, es decir que son más pobres que sus padres.

De hecho a partir de 2008 miles de españoles hipotecados que perdieron sus viviendas regresaron al hogar de sus padres por la confiscación de sus bienes, un divorcio o una pérdida de empleo. Sin olvidar que los altos precios de los arriendos en ciudades como Madrid o Barcelona les resultan prohibitivos aún con trabajo pero con salarios que no superan los 1000 euros cuando un arriendo puede costar más de la mitad de ese monto. Es decir, el 66% de un salario y no el 33% como debería corresponder en un cuadro económico menos invadido por el sistema financiero.

Estos jóvenes que hoy reclaman empleos eran niños o adolescentes en mayo de 2011 cuando irrumpió en España el Movimiento del 15 de Mayo (M-15) conocido como “los Indignados”. Surgió a raíz de esa crisis de 2008 y unos días después de las revueltas que brotaron en Egipto, Túnez, Libia y Siria, las llamadas “Primaveras Árabes”. En todas ellas se denunciaba la degradación y estancamiento del nivel de vida de millones de ciudadanos pero en Oriente Medio se exigía por encima de todo reemplazar a gobernantes perpetuos. Más tarde vendrán protestas también en Nueva York con el movimiento Occupy Wall Street.

Mientras que los jóvenes en Occidente denunciaban aquellos tiempos los estragos de la llamada “mundialización” e intrusión de la “finanza” en el manejo de la economía mundial, los de Oriente Medio instaban a la caída de Hosni Mubarak, Ben Ali, Muamar el Gadafi o Bashar al Asad. Diez años más tarde, España sigue confrontada al desempleo mientras que en Oriente Medio se acrecienta la desocupación y el subempleo a pesar de la caída y muerte de sus dictadores.

Las guerras que se implantaron como acto seguido en la región obligaron a muchos jóvenes a huir por el Mar Mediterráneo hacia países europeos con tasas de desempleo como España (15,3%), Italia (9,8%) o Francia (8,1%).

Túnez, que si bien se mantuvo en pie por no haber sufrido bombardeos aéreos ni tener milicias yihadistas actuando en su territorio, se debate después en inestabilidad política y crisis económica endémicas, lo cual ha lanzado a decenas de jóvenes a las milicias paramilitares del Daesh.

El país más turístico y bucólico del Magreb vuelve a la actualidad estos días por nuevos brotes de violencia en los barrios periféricos de Túnez la capital, Siliana y Kasserine. “Mientras Túnez está atrapado en un pico de epidemia mortal y luchas de poder en la cima del estado, las protestas reunieron a varios miles de personas el domingo en el país. La opinión pública está exasperada por las disputas políticas y denuncia la falta de anticipación del gobierno ante la crisis de salud”.

Como quiera que sea, una parte de la juventud española intenta un esfuerzo de diálogo tras años de desgaste político, económico y social; con dos grandes bloques políticos, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que no han sido capaces de levantar el ánimo de los españoles y que terminaron por perder credibilidad. Los partidos tradicionales se han fragmentado por todos sus bordes en micro partidos de corte inconformista y altermundialista pero al final han quedado diluidos en la tecnocracia de la Unión Europea. El mundo político no tiene grandes respuestas para los jóvenes.

Las restricciones sanitarias ligadas a la COVID-19 que han provocado que este país que vive esencialmente del turismo tenga que cerrarse a él, ha socavado más ese tejido social ya fragilizado por décadas de reino de un sistema ultra capitalista que se traduce en la destrucción del estado protector, la privatización de los servicios públicos, la deslocalización de las industrias nacionales, la supresión de puestos de trabajo, la desreglamentación de mercados…

Pero los españoles ya no salen a las calles a manifestar como los Indignados de 2011. Hoy participan en encuestas, otros se organizan en movimientos de proximidad con el ánimo de sacar adelante proyectos comunitarios.

Puede que el calentamiento climático que sí aumenta a gran velocidad y avanza por las zonas más pobres del planeta y que no se detiene por las más ricas de él, marque el final de ese llamado sistema capitalista a ultranza. La prensa del día nos recuerda que “a partir de este jueves 29 de julio la humanidad habrá consumido todos sus recursos planetarios”, según la ONG estadounidense Global Footprint Network. El "día del adelantamiento" volvió al nivel de 2019, tras una breve pausa vinculada a la crisis sanitaria de 2020.

Chris Hedges, Premio Pulitzer de periodismo en Estados Unidos, utiliza estas frases para describir ese sistema de gobiernos basado en ilusiones y apariencias que desprotege a los ciudadanos y fomenta individualidades aisladas: “La corrupción, el descuido y la inercia política de una élite que se cree por encima de la ley ha provocado una generalización del cinismo, el repliegue sobre sí mismo, la apatía y finalmente la rabia” (1). Ahí están las causas esenciales de la cólera social que viaja por el mundo.

(1) L’empire de l’illusion. La mort de la culture et le triomphe du spectacle. Chris Hedges. 2012.

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