Hace tres años conocí a Jineth Bedoya. Nuestras vidas se vieron conectadas por un mismo hecho: la violencia sexual. En estos años ella me ha demostrado que el dolor de la violencia se transforma y debo decir que, aunque lastimosamente mi desgracia nos unió, ella me permitió ver el periodismo judicial e investigativo de una manera más humana. Y es ahí cuando recuerdo su frase “el periodismo se lleva en el alma”.
Cuando inicié mi primer semestre de Comunicación Social y Periodismo tenía otros objetivos, tal vez estar en una oficina escribiendo informes de empresas o alguna otra cosa, pero haber conocido a Jineth en un mal momento me permitió ver la responsabilidad social que tenía con las mujeres que sufrían la violencia de una sociedad machista y discriminatoria. Además, me ayudó a tener más empatía por la gente y mayor sensibilidad por el conflicto armado, y, sobre todo, me enseñó que esta es una profesión que nos forma estando en la calle.
Tristemente, el periodismo de hoy en día es tan momentáneo que lo importante no son las personas sino lo que ellas pueden llegar a brindarnos, más cuando se trata de una noticia que va a ocupar la primera plana en todos los medios nacionales. El sensacionalismo de los medios nos ha invadido en una era donde la violencia, la corrupción y el engaño abundan en todos lados. No obstante, esto no debería ser así, el periodismo debe respetar el dolor del otro y no exceder los límites de la confianza que nos ha brindado aquella víctima que está sufriendo por lo que le ha causado una sociedad que no sabe qué son los límites.
En fin, Jineth ha demostrado ser una mujer tan aguerrida que lo que realiza me ha transmitido una fuerza inmensa para luchar por los derechos de los que en algún momento fueron silenciados y olvidados, por eso como estudiante y periodista puedo decir que ella fue quien me enseñó que el dolor de la violencia siempre nos transforma, especialmente cuando ejercemos este oficio que constante nos muestra que somos miles a quienes en algún momento nos han lastimado y aun así nos hemos hecho más fuertes y resilientes.