Para nadie es un secreto lo que pasó hace algunos años respecto al carrusel de la contratación en Bogotá en la Alcaldía del señor Samuel Moreno Rojas (nieto del general Gustavo Rojas Pinilla), cuando ocurrió uno de los mayores desfalcos en la historia reciente de la ciudad. Es claro que hubo retrasos y se perdieron alrededor de 2,2 billones de pesos para la construcción de la tercera fase de TransMilenio y la intervención de la calle 26 para adecuarse al sistema anteriormente mencionado.
A pesar de lo ocurrido en ese entonces, para la justicia, para la prensa y la población en general Emilio Tapia no es un desconocido, pues estuvo involucrado como uno de los autores en el carrusel de la contratación al desviar dineros públicos que, según él, tenían el objetivo de direccionar y monopolizar la millonaria contratación en el Distrito Capital de Bogotá. Lavaba el dinero proveniente de la corrupción en los contratos y compraba bienes usando testaferros para ocultar toda la malversación de capitales.
Ahora bien, tras largas investigaciones efectuadas por las autoridades judiciales, el señor Emilio Tapia tuvo que pagar una condena de siete años de cárcel al ser reducida la inicialmente impuesta, de 17 años, pero luego de estos hechos el señor Tapia resultó haciéndole honor a su apellido, que según el diccionario lo define como:
Tapia: f. Pared construida de una sola vez con tierra amasada, que sirve de cerca o límite.
Es decir, resultó siendo una pared, pero en vez de ser amasado con tierra, fue amasado con dinero y sirvió de cerca o límite para no dejar fluir los dineros públicos para la hechura de obras, para lo que fue contratado él y la firma de la cual formaba parte.
Si bien es cierto que las personas merecen una segunda oportunidad, no puede ser posible que el que la haga la vuelva a hacer y, lo que es peor, siga siendo contratado para efectuar obras que son de interés general. Ya Emilio Tapia había cumplido una condena por el mismo tipo de delito, y parece que fuera costumbre hacerlo, pues para hacer lo mismo es porque sabe cómo hacerlo y en qué invertir su fortuna hecha a punta de contratos como el carrusel y centros poblados.
Para Karen Abudinen como exministra del MinTIC no debe ser trabajo reconocer quiénes son los personajes a los que les adjudicó el jugoso contrato por el cual se vio obligada a renunciar a su cargo, puesto que se necesita avanzar en las investigaciones. No puede ser posible que luego de varios años en que ocurrió el carrusel de la contratación, otra vez el señor Emilio Tapia se salga con las suyas y siga despilfarrando los dineros públicos, es decir, dineros que no le pertenecen y que deberían ser un beneficio para los niños más necesitados de todo el país para conectarse a internet.
Ahora bien, Emilio Tapia es un personaje que debería ser reprendido con todo el peso de la ley, es inconcebible y absurdo que le concedan beneficios a quien realmente no los merece. Si bien el objetivo la pena es resocializar y darle una segunda oportunidad a las personas para que no comentan los mismos hechos, en algunos casos es verdaderamente imposible creerlo, y más en el ya mencionado sujeto, puesto que como vemos de los 70.00 millones de pesos de centros poblados, nadie sabe a ciencia cierta cuánta tajada le vaya a tocar por esta conducta y los disfrute, tal como está acostumbrado.