Los cuarentones del hoy sobrevivimos a todo debido a todas las defensas que nuestro cuerpo fue adquiriendo a lo largo de vida; no porque en los gloriosos veinte hayamos sido juiciosos y dedicados a consumir vitaminas rebuscadas entre legumbres y frutas, sino todo lo contrario, por todas y cada una de las porquerías que consumíamos en el calor de las borracheras o con la sobria y consiente intensión de conseguirlas a cualquier precio y entre menos el precio, mejor, porque dinero era lo que menos acompañaba las noches de fiesta, que por aquella época se llamaban farras.
Un tuit que vi hace poco me hizo revolver las tripas y devolver veinte años atrás. La imagen del mensaje anunciaba que Tequimón volvía al mercado. Ese veneno con pinta de coctel barato que se conseguía en dos mil pesos por caja estaba de regreso. Ya vale 15 mil.
De los que éramos de bolsillo humilde muy pocos podemos decir ser vírgenes al horroroso guayabo que producía este esperpento de licor que muchas, muchísimas noches acompañó las bebetas de los nuevos jóvenes y de algunos adolescentes que creían ser más machos y más maduros al sentarse a tomar con sus pares en tardes de trabajos en grupo o al emborrachar a sus compañeritas de curso para robarles besos y algo más.
Tequimón está fabricado en una empresa de Chía, en Cundinamarca llamada Embotelladora Capri LTDA, que en 2001 sacó al mercado este disque coctel que tal vez pueda tener algunas gotas de tequila mezcladas con alcohol barato y mucha azúcar para empalagar inmaduros paladares. Tequimón nunca faltó en andenes de barrio y avenidas en bancas de parques o en septimazos o chapinerazos con el mismo parche de barrio o de universidad.
El regreso de Tequimón lo siento por los ahora veinteañeros que encontrarán en esa barata caja de tetra-pack una opción viable para dejar de tomar vino moscatel de pasas, o whisky Old John, que de whisky no tiene una sola gota; o el venenoso aguardiente Eduardo III, y sumarse a la larga lista de aquellos que no más con ver su la imagen de caja gris con naranja y verde nos revuelve las tripas.