Entonces el niño que sufrió de bullying, se convirtió en el hombre más rico del mundo. No fue una infancia en absoluto tranquila y feliz, pero logró resistir para afrontar esta primera gran prueba de su vida. Se desenvolvió a pesar de no entender todo lo que pasaba.
Y su niñez no fue normal por convivir con el síndrome de Asperger o autismo. En una charla TED lo admitió: “No tuve una infancia muy feliz, para ser sincero. Fue bastante dura, pero leí muchos libros. Leí muchos, muchos libros. Poco a poco, fui entendiendo más”
Y justamente por ser autista el acoso escolar fue mucho más intenso de lo normal. Pero de esta adversa experiencia, comenzó a forjar de una forma insospechada el carácter que lo llevaría más allá de las fronteras que su mente jamás pudo sospechar.
Pero los autistas tienen unos rasgos inusuales que hacen la diferencia. Cuentan con un alto grado de concentración y son apasionadas por su elevada intensidad. Además, poseen con una memoria prodigiosa, la distracción no es su fuerte. Todo esto y más, lo pulió de la mejor forma Elon Musk.
Elon Reeve Musk nació en Sudáfrica, de ahí saltó a Canadá y después a Estados Unidos, tiene tres nacionalidades. En 1995 arranca su inatajable ruta al éxito, cuando se traslada a Silicon Valley y lanza Zip2 y cuatro años después se la vendió a Compaq por más de 300 millones de dólares.
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Posteriormente, fusiona su otra empresa X.com y en el año 2000 nace Paypal, apenas pasaron dos años y se la vendió a Ebay. Con más de 2 mil millones de dólares, funda SpaceX y Tesla Motors. Con estas empresas se consagra tal como lo conocemos en la actualidad.
Sus firmas se concentran en tres asuntos que involucran a toda la humanidad: cambio climático, no depender únicamente del planeta tierra y la supervivencia de la especie humana. Son preocupaciones que parecen de alguien que es de otra galaxia.
Elon Musk es un convencido que algún día tendremos que salir del planeta tierra. Busca descubrir en el espacio lo que nadie ha hecho hasta el momento, conquistar y encontrar el nuevo hogar para la humanidad.
Pero Elon Musk tiene unas relaciones interpersonales complejas. Dicen que es difícil trabajar con él. El propio Musk admite que es dominante y le cuesta ceder el control, incluso ha dicho que, si llega a faltar, ninguno de sus nueve hijos, producto de tres matrimonios, lo sucederá al frente de sus empresas.
A lo mejor Elon Musk se encuentra en el nivel humano por alguna razón. Todas sus apuestas y preocupaciones, parecen sacadas de una película de ciencia ficción, todo es futurista. Es un personaje en lo estricto de la palabra: único