Elegir a Dau, el claro mensaje de que Cartagena aún tiene dignidad

Elegir a Dau, el claro mensaje de que Cartagena aún tiene dignidad

Aunque es probable que el nuevo alcalde no solucione todos los problemas de la ciudad, sí puede hacer una diferencia

Por: Harold Carrillo Romero
enero 09, 2020
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Elegir a Dau, el claro mensaje de que Cartagena aún tiene dignidad
Foto: Twitter @AlcaldiaCTG

¡El mensaje fue contundente! No encuentro en esta ciudad un mejor escenario para dar un mensaje como el que William Dau dio a la ciudadanía el primero de enero, en el marco de la ceremonia de posesión de la nueva administración del distrito de Cartagena.

Fue imposible dejar de ver esa porción de realidad con ojos de historiador, por lo que, en ese momento, cada palabra, cada acto y cada eventualidad, estuvo cargada de un alto grado de símbolos que de manera subliminal reafirmaban el mensaje que Dau quería que todos supiéramos.

Comenzando por el lugar, mismo que más allá, de distar del olimpo de la elegancia, de la solemnidad aburguesada y del clasismo disfrazado de protocolo, nos regaló una postal viva de un fenómeno social que por años y sistemáticamente se ha construido en Cartagena, era tener en un solo golpe de vista el abismo gigantesco de la desigualdad, era un grito apabullante, de que Cartagena no es solo lo que el turismo ha hecho de ella, de que la piedra es inerte y que muchas administraciones se han preocupado más por mantener un patrimonio material y no por defender la dignidad de quienes sufren los embates de la pobreza. Estar en la Ciénaga de la Virgen fue curioso porque desde allí los edificios lujosos de crespo y los hoteles a la orilla de la vía del mar estaban tan cerca geográficamente, pero infinitamente lejos socialmente.

Supuse que William Dau eligió este sitio por este y muchos otros motivos para mostrar a esa clase dirigente tradicional la obra que por tantos años han construido, porque señores, la pobreza es el principal indicador para evaluar un gobierno. De modo, que incomodarlos, hacerlos que temieran por su seguridad, hacer que quedaran estupefactos al estar dentro de lo que solo ven en las ventanillas de los aviones, era una forma de señalarlos y decirles: “esto lo hiciste tú y los tuyos cuando saquearon el erario público y robaron las esperanzas de quienes también tienen derecho a vivir dignamente”.

También llamó mi atención, celebrar con música, saltarse los protocolos y demostrar a quienes depositamos la confianza en Él, que se gobierna para la gente cuando no se deben favores políticos y prueba de ello es el gabinete, una variada colección de talentos, experiencia y seriedad dispuesta a trabajar por Cartagena y sus gentes. Para luego terminar con un concierto, donde el mensaje, no era otro que hacer ruido, mucho ruido, y decir a los olvidados, a los ignorados, a los invisibles: “salgan que ha llegado su momento”.

En medio de tanta algarabía, pude desencriptar del discurso del alcalde una súplica y un mandato a la vez. Las fuerzas vivas de esta ciudad, los que amamos y nos duele Cartagena estamos obligados a rodear a esta administración, quizá no nos pueda parecer algunos de sus métodos, quizá lo tilden de muchas cosas, pero Cartagena necesita gobernabilidad y Dau está ahí porque la voluntad de la ciudadanía expresada en las urnas así lo dispuso. Estoy completamente seguro que los enemigos, no de Dau, sino de la ciudad, no se van a quedar cruzados de brazos viendo cómo les quitan la gallina de los huevos de oro, van a torpedear, a desinformar, a sabotear y a usar todo tipo de tretas y artimañas para desarticular las políticas que generen desarrollo para los cartageneros y las cartageneras. Así que el llamado es claro, defender con tesón y tener paciencia con los resultados.

La ciudad está colapsada, al menos así lo concluye el comité de empalme, por lo que muchas obras y proyectos tendrán que esperar y tratar de potenciar lo poco con lo que se cuenta; no podíamos esperar menos al elegir en estos últimos años a gobernantes corruptos que lo único que pretenden es seguir perpetuando la condena de estar sumidos en la pobreza, el atraso y el olvido. Como una vez comenté, quizá con Dau no encontremos todas las soluciones, pero elegirlo ha sido un mensaje de que esta ciudad aún tiene dignidad.

Finalmente, salí del evento cargado de mucha esperanza, pues presiento que Cartagena logrará superar algunas dificultades, pero sobre todo, porque eso de pellizcarnos, está sucediendo y no hay un plano inmejorable para construir ciudad y democracia, que ese. Desde mi corta experiencia no me queda más que trabajar desde mi campo por el beneficio de la ciudad y apoyar todo lo que sea para su favor, pero antes, recomendar al señor alcalde que por nada, pero por nada de este mundo, deje en su casa el detector de malandrines, pues estos lobos muchas veces se disfrazan de ovejas y el hambre por el poder hace que abandonen sus escrúpulos, por lo que intentarán estar cerca de usted y de sus más cercanos colaboradores.

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