El elefante que no ve Carlos Amaya

El elefante que no ve Carlos Amaya

"El gobernador de Boyacá debería procurar que los recursos solicitados se inviertan realmente en las obras mencionadas para evitar que se conviertan en elefantes blancos"

Por: Mauricio Arturo Molina Montenegro
mayo 08, 2017
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El elefante que no ve Carlos Amaya
Relacionar animales con la política colombiana es frecuente. Tenemos casos memorables recientes como el de la “gata” Enilce López, y casos históricos como el del “Tigre de Berruecos”, apodo conocido para el General José María Obando acusado de asesinar al Mariscal Sucre. También está el “sapo” Ramón Gómez, conocido liberal por endosar al mejor postor su clientela política en cada elección, y cómo olvidar a los “pájaros”, aquellos matones que utilizaban los políticos conservadores para combatir a los liberales y opositores al régimen, en la época de Laureano Gómez.
En Colombia, el término “elefante” tiene un exponente magistral. Mientras se desarrollaba la presidencia de Ernesto Samper (1994-1998), se le abrió una investigación denominada “proceso 8.000” con la acusación de recibir financiamiento del narcotráfico para la campaña electoral. En una marcha de protesta se presentó una carroza gigante con esa figura animal. La falta de memoria de los colombianos permite que el entonces Ministro del Interior, Horacio Serpa, quien presentó una astuta defensa del presidente, sea hoy un honorable senador de la República de Colombia. Fernando Botero confesó que Serpa y Samper sabían de los dineros del narcotráfico, pero como si fuera un chiste, Samper ejerció hasta hace poco como secretario de UNASUR.
De acuerdo al Diccionario Inglés Oxford, “white elephant” o “elefante blanco” es una posesión que es inútil o molesta, costosa de mantener o difícil de disponer. El mismo diccionario da como origen de la expresión: que los Reyes de Siam (Tailandia), entregaban estos animales a las personas que no eran de su agrado, lo hacían para arruinarlos por su elevado costo de mantenimiento y manutención.
¿Faltan recursos o, se superan los costos?
En días pasados, el gobernador de Boyacá, ingeniero Carlos Amaya, presentó en redes sociales un vídeo explicando las razones para solicitar un empréstito por valor de 46.000 millones de pesos y la destinación del mismo, manifestando que de no contar con ese préstamo algunas obras de infraestructura quedarían inconclusas, como “elefantes blancos”.
Las sorpresas empiezan desde el 3 de marzo de 2015 con el acto de adjudicación de la licitación del Terminal de Tunja: el Comité Asesor–Evaluador recomienda la adjudicación de la licitación pública N° 001 de 2015 al Consorcio Nuevo Terminal representado por el Ing. Adrián Rodrigo Cabezas Peña “…por tratarse de la propuesta más favorable a la entidad…”. Se les olvidó aclarar que no era la más favorable; era la única, nadie más se presentó a tan jugoso contrato.
El 20 de septiembre de 2015, el informe que entrega la interventoría ya era escandaloso: porcentaje de tiempo transcurrido: 41.7%; porcentaje de avance de obra ejecutado: 10.03%; porcentaje de avance de obra programado: 30.4%. Aunque parezca increíble, el anticipo girado el 28 de mayo de 2015 fue de poco más de 15.000 millones, es decir, el contratista ya tenía en sus arcas el 40% del valor total del contrato, pero solo había ejecutado el 10.03% de la obra.
El día 20 de diciembre de 2015, el contratista presentaba un atraso en el avance de obra del 37.45%; sin embargo solicitó una adición presupuestal por 5.257 millones que por supuesto le fue aprobada. El gobernador Carlos Amaya sale ahora a informar que sin una adición de 14.700 millones, el Terminal de Tunja “…estaría sin pisos, sin ventanas, sin electricidad, sin asfalto, sin las vías…”.
El Ing. Adrián Rodrigo Cabezas Peña aún está vinculado al Consorcio Nuevo Terminal y no es desconocido en las esferas nacionales: la Contraloría General de la República le tiene abierto el proceso de responsabilidad fiscal PRF-2017-00387 por el presunto daño al patrimonio público (sobrecostos y mayores cantidades de obra) en la ciudad de Neiva, y como medida cautelar se le está efectuando la búsqueda de los bienes; para el 4 de mayo de 2017 fue citado para rendir versión libre y espontánea.
El Ing. Adrián Rodrigo Cabezas también era viejo conocido en Tunja: el 27 de junio de 2012, la Contraloría Municipal de Tunja envió al entonces alcalde Fernando Flórez, una FUNCIÓN DE ADVERTENCIA sobre el “eventual detrimento patrimonial” en la Construcción de la Plaza de Mercado de Occidente, por las cantidades de movimiento de tierras y sobrecostos en mayores valores a los establecidos por la Gobernación de Boyacá. El Ingeniero Cabezas era el interventor de la obra. Esta obra inicio el 5 de marzo de 2012 y tuvo un sobrecosto del 61%, pasó de un contrato inicial de 1.438 millones a 2.338 millones.
La Plaza de Mercado de Occidente empezó a funcionar hace tan solo tres meses, y de acuerdo con una noticia publicada en enero de 2017 por el portal boyaca.extra.com.co, los comerciantes manifestaron que las locaciones aún no estaban terminadas: (sic) “…la sección de venta de papa no cuenta con baño y las tuberías de la estructura presenta fugas y filtraciones…”; sin embargo, en los documentos oficiales la obra se recibió a satisfacción el día 27 de marzo de 2015, firmados por el ingeniero metalúrgico John Ernesto Carrero Villamil quien era el Secretario de Infraestructura del municipio de Tunja. Casualmente, ahora funge como Secretario de Infraestructura de la Gobernación de Boyacá y seguramente será quien reciba a satisfacción el Terminal de Transporte.
No se puede condenar a una persona, sino presumir su inocencia y buen actuar. Creo en la honradez de los colegas contratistas e interventores, y creo firmemente en la honestidad de John Carrero y de los funcionarios públicos; de seguro, existen razones técnicas para comprender qué sucede en las obras de infraestructura. Lo cierto es que el gobernador de Boyacá debería procurar que los recursos solicitados se inviertan realmente en las obras mencionadas para evitar que se conviertan en elefantes blancos (como la Plaza de Mercado).
Realiza los estudios del Nuevo Terminal y luego obtiene el contrato de obra ¡c'est magnifique!
El señor Economista Aníbal Rodríguez Rojas es una persona interesante. Después de su lamentable secuestro por parte de las FARC que lo mantuvo cautivo por más de tres años en la selva, los jugosos contratos en Boyacá últimamente le han caído muy bien. Es accionista de la firma Constructora Rodríguez Briñez que tiene una participación del 50% en el Consorcio Nuevo Terminal. En el año 2012, junto a la firma Construye C.B (del Ing. Adrián Cabezas) se presentó como el Consorcio Diseños Tunja 787 al Concurso de Méritos N°. 29 de 2012 Consultoría Para Los Estudios Y Diseños Del Nuevo Terminal De Transportes De Pasajeros De Tunja. Mejor dicho, el señor Aníbal Rodríguez fue quien en un contrato, realizó los diseños y estudios del Terminal y después, en otro contrato, terminó haciendo la obra, siendo siempre el único proponente.
De acuerdo con una nota publicada por el periódico Boyacá 7 Días, el 11 de enero de 2013, el entonces gobernador Juan Carlos Granados hablaba de una inversión para el Terminal de Tunja de 22.000 millones; luego, resultó que era de 38.000 millones y ahora, Carlos Amaya informa que ya va a llegar a los 56.000 millones.
A un provinciano como mi persona, solo me quedan dos preguntas para el señor Aníbal Rodríguez Rojas quien es a su vez Presidente de la Junta Directiva de Camacol Huila: mientras su empresa desarrollaba el contrato de diseños y estudios del Terminal de Tunja, con toda la experiencia que tenía, ¿no se dio cuenta de que el contrato no alcanzaba para pisos, ni ventanas, ni electricidad, como dice Carlos Amaya?
Segunda pregunta para el señor Aníbal: ¿es verdad que su empresa, la firma Constructora Rodríguez Briñez, es accionista del Terminal de Melgar-Tolima, y que además es quien construye esa Terminal? A mí sí me parece delicado que exista “malestar” en esas tierras porque el contratista (o sea usted) dice que si no se le adicionan 7.000 millones a los 15.000 millones iniciales, el Terminal de Melgar no será culminado. Ve, cosa curiosa, en Boyacá pasa igual; pero aquí sí se los van a girar, “tese quieto supersona”.
Le tengo una “chiva” señor Aníbal Rodríguez: en Santander de Quilichao-Cauca, piensan contratar la Nueva Terminal de Transporte; si decide participar en la licitación, no olvide manifestarles que de acuerdo con su “abundante experiencia”, el sobrecosto es siempre cercano al 50% del valor inicial.
“Dotor” Aníbal ¿A dónde le puedo enviar la hojita de vida? es que rodearme de personas con tanto éxito y asertividad profesional es mi mayor deseo en la vida. ¡Sos Grande Maestro!
Ñapa: Señor gobernador de Boyacá, ¿será que la página del Sistema General de Regalías SGR está equivocada?, porque allí indica claramente que con Recursos SGR el valor aprobado para el Terminal es: $ 46.382.008.815. Luego, no entiendo por qué la necesidad de 14.000 millones. Debe ser porque mi persona de las políticas públicas poco sabo y en realidad el terminal va a costar  algo cercano a los 60.000 millones. http://maparegalias.sgr.gov.co/proyecto/perfilproyecto/92337
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