La adecuada prestación del servicio de energía eléctrica en la región Caribe de Colombia ha sido uno de los principales temas debate en las esferas del poder. La instalación y puesta en marcha del servicio fue motor de desarrollo, creador de empleos y de riqueza durante la mitad del siglo XX hasta la década de los años 80.
Malas decisiones en la administración de las empresas públicas regionales, sumadas a los problemas de corrupción, ineficiencias en la prestación del servicio y altas tasas de impago por parte de los usuarios, fueron algunos de los motivos para que, durante la época de apertura económica de Colombia, la venta de las empresas eléctricas de la costa se viera como la opción más eficiente y sobre todo la solución definitiva a todos los problemas de energía en este territorio.
Con la llegada de Electricaribe, una empresa filial de Gas Natural Fenosa de origen español, como la empresa prestadora de servicios de energía en la costa, uno de los principales motores de la economía regional volvía a funcionar vigorosamente. Hoy, cuando han pasado cerca de 30 años de funcionamiento de la empresa privada, la situación es la misma o quizás peor a las del final del siglo XX.
Desde el año 2017 Electricaribe se encuentra intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, ha sido sometida a un gran proceso de reingeniería administrativa y existen altas posibilidad de salir de la operación del servicio en la región. Los motivos por los cuales se intervino la empresa privada no son del todo diferentes a los que llevaron a la venta de las empresas públicas, deficiencias en inversión en infraestructura, en fallas prestación de servicios, altas tasas de impago y problemas de aumento de cobertura, están a la orden del día.
Estadísticas de la Financiera Nacional de Desarrollo dicen que mientras en Bogotá la falta de energía eléctrica son 6 horas al día promedio año, en Medellín es de 4 horas, en Barranquilla es de 53 horas y en los pueblos de la costa la ausencia de energía es de 250 horas al año. Significa esto que el promedio de falta de energía eléctrica en la costa es 50 veces mayor que el promedio de Barranquilla y de manera alarmante a las principales ciudades del país. Estas estadísticas son en muchos casos superiores a muchos países del África Subsahariana, el ejemplo de la pobreza en el mundo. Al momento de escribir esta nota, me encuentro en medio de una mañana caliente, sin brisa, con las gotas de sudor que caen sin realizar ninguna actividad física. Hace mas de 12 horas que la energía eléctrica se fue en la mayoría de los pueblos del departamento de La Guajira.
Es la energía eléctrica un elemento fundamental para el funcionamiento de la economía, para las empresas, el gobierno y las familias, que generan sus ingresos a través de la comercialización de bienes, productos y servicios. La energía eléctrica es la que mueve las economías modernas del mundo. A un lado está quedando la producción de energía a base de combustibles fósiles, que son los principales causantes del calentamiento global y la crisis ambiental del planeta. La transformación de la matriz energética será un reto mayúsculo para un país como Colombia y para los departamentos de la costa puede ser la oportunidad de transformar su futuro aprovechando todas las potencialidades, donde todo está por desarrollar, implementar y crecer.
La ausencia del flujo constante de energía eléctrica imposibilita que muchas empresas vean a la región Caribe como un punto de inversión e incluso de innovación en Colombia. Esta situación se da, ya que, al no existir la garantía del servicio se debe incurrir en otro tipo de inversiones que hacen mas costosa la operación en la zona.
“Cuando se va la luz” una gran cantidad de empresas cierran más temprano, dejan de elaborar productos, dejan de ofrecer servicios, dejan de generar beneficios económicos, para ellas, sus trabajadores, y por ende para las familias que viven del desarrollo de esa actividad productiva. La pequeña y mediana empresa instalada en la Región Caribe, que representa mas de 60% de las empresas en la zona, no cuenta con el suficiente ingreso para comprar y/o instalar otros medios de generación de energía alternativos para seguir trabajando cuando se va la energía, por lo tanto, la dinámica económica se pierde y los ciclos productivos se detienen por intereses diferentes a los de las compañías.
Desde el punto de vista social, la ausencia de energía eléctrica imposibilita que el resto de actividades funcionen de manera adecuada, desde una tienda de barrio, una peluquería, pasando por un consultorio odontológico, hasta los más pequeños desafíos de la justicia se ven detenidos por tal situación. Se detiene todo, desde la elaboración de un derecho de petición o una audiencia pública, no se pueden realizar porque los computadores no funcionan sin energía y ante las altas temperaturas de la región; es imposible realizar una audiencia en pueblos pequeños que no cuentan con ventiladores ni aires acondicionados para tal fin.
Cuando “se va la luz” no hay clases en los colegios, muchas empresas dejan de trabajar, los hospitales restringen sus servicios, las mismas autoridades no entran a ciertos barrios marginales de la sociedad. En fin, la ausencia de energía y servicios de calidad detienen el normal vivir de la comunidad, el normal funcionamiento de la economía y por lo tanto, el desarrollo regional. Es la ineficiencia energética un factor determinante para el desarrollo empresarial de la región Caribe.