Hace unos días conocimos la decisión del gobierno de hacerse cargo de los pasivos pensionales de Electricaribe, por un monto de USD 400 mm. Con tanta suerte no correrían otros acreedores como generadores eléctricos y bancos con deudas por USD 800 mm aproximadamente, que simplemente no serían trasladados al nuevo vehículo legal que se crearía para efectos de incorporar al nuevo inversionista. Es decir, estas últimas acreencias serían pagadas con la liquidación de activos no operativos de Electricaribe.
Claramente la intención del gobierno es hacer un lifting de deudas que permita hacer ver esta compañía como una operación atractiva a ojos de un inversionista. Eliminar de un soplo USD 1,200mm de pasivos definitivamente le incrementa el atractivo a Electricaribe y abre posibilidades de que un segundo proceso de licitación pueda culminar con un número mayor de interesados.
Sin embargo, lo acá planteado como tratamiento a acreedores está lejos de ser una solución mínimamente razonable y óptima desde un punto de vista económico, dado que los acreedores ciertamente tienen una mejor alternativa de recupero.
Probablemente la razón por la cual los acreedores de Electricaribe están sufriendo el “síndrome de la cuenta de ajuste” esté relacionada con que Electricaribe no está en un proceso concursal, sino que se encuentra intervenida. En un proceso concursal, los acreedores hubiesen negociado una fórmula de pago en muchos años y probablemente a tasas muy bajas, pero no los hubiesen borrado del mapa como pretendería el gobierno con esta nueva hoja de ruta.
En mi opinión, la solución es simple: capitalizar parte de las acreencias.
Se trata simplemente de transformar deudas en capital por la vía de un acuerdo. Normalmente después de valorar la compañía se define un múltiplo que aplicará para efectos de la conversión de deudas. $5 de deudas por $1 de capital o $3.5 de deudas por $1 de capital por ejemplo y se define un tope de participación accionaria. En este caso, me imaginaría que muchos acreedores no quieren tomar una posición controladora (que los obligue más allá de sus objetivos corporativos) con lo que el grupo de acreedores podría proponer un máximo a capitalizar equivalente al 49% de las acciones. Si no todos los acreedores estuviesen de acuerdo con esta fórmula, entonces se puede estructurar una “opción de capitalización” intermedia.
Electricaribe es el tipo de empresa que una vez normalizada financiera y operacionalmente será definitivamente un objetivo atractivo para un IPO o una primera emisión de acciones de cotización bursátil en el mercado colombiano. Ya con un mercado secundario para que los acreedores puedan vender sus acciones en Electricaribe vendría la fase de recupero —al menos parcial— de las deudas originales.
La experiencia en este tipo de capitalizaciones de deuda es muy extensa y ampliamente utilizada en varios países del mundo como un mecanismo de recupero. Una de las experiencias más recientes de nuestro equipo en Chile fue “Empresas La Polar” en Chile donde vía una capitalización de acreencias los acreedores lograron recuperar una buena parte de lo adeudado.
Las pérdidas asumidas por acreedores terminan lamentablemente siendo socializadas en muchos casos. Es decir, terminan siendo asumidas por miles de colombianos (y extranjeros como el suscrito) dado que afectan a fondos de pensiones y micro-accionistas. En otras palabras, una buena parte de las pérdidas de los acreedores de Electricaribe las termina asumiendo usted que está leyendo esta columna.
Es por ello es por lo que urge encontrar una solución económicamente óptima a los acreedores de Electricaribe como es la capitalización de acreencias. Este es un problema de todos.