La jornada electoral del pasado 29 de mayo ha dejado a más de uno con el sinsabor de que pudo ser mejor para los intereses de cada uno de los partidos o movimientos políticos representados por sus respectivas fórmulas.
El Pacto Histórico que le imprimió toda su velocidad al cambio en primera, quedó engranado y un poco encabalesnao ante el reguero de aceite en el asfalto de una campaña insípida del candidato del continuismo.
Esto le permitió al viejito pingo, como un outsider, imprimir en tercera toda la fuerza necesaria para escalar y ubicarse en un lugar que lo privilegia en sus intenciones presidenciales.
La segunda vuelta decidirá la ruta que escogerá el pueblo colombiano para viajar hacia un destino que transforme las prácticas tradicionales de una política anquilosada, que como decía Montesquieu ha incubado el germen de su destrucción al interior de su propio organismo, dándole vida propia a las propuestas radicales de cambio de dos aspirantes antisistema.
Gustavo Petro, fiel a su estilo, acudirá a sus cualidades histriónicas versadas en el conocimiento de un país desigual, para conmover las fibras de ese millón de electores que requiere que se han abstenido de participar en la contienda electoral y convencerlos de que él es la esperanza de redimir a un país desconfiado y hastiado de la politiquería.
Rodolfo Hernandez, para tener opción real de llegar a la primera magistratura del país, deberá seguir con la política de desligarse de la desprestigiada clase política.
Así, tendrá que evitar toda alianza que desdiga de su arrojada facultad de criticar y atacar las prácticas non sanctas so pena de pecar de incoherente y perder el terreno ganado con sus posturas.
Mucho de esto lo ha transmitido a través de las redes sociales, alejado de las tribunas y los debates televisivos, planeando en la cocina de su hogar el menú para atraer a esa gran masa que quedó al garete por la derrota impensada del candidato del establecimiento.
Las apuestas están abiertas y como decían mis abuelos todo dependerá de "si se coje el camino real o se deja por vereda".