El pasado fin de semana el senador Gustavo Petro inició una serie de manifestaciones en plaza pública; con ellas busca apoyar a los candidatos de la Colombia Humana en las elecciones regionales que se avecinan. Comenzó en el departamento del Magdalena acompañando al candidato a la gobernación Carlos Caicedo y a distintos candidatos a las alcaldías, consejos y asambleas. Inició en Pivijay, siguieron los municipios de Zona Bananera y Ciénaga. En esos lugares las plazas se llenaron de pueblo para escucharlo.
En sus discursos Petro reiteró las propuestas que la Colombia Humana le presentó al país durante la pasada campaña presidencial. El énfasis lo hizo en la lucha contra el cambio climático, la defensa de lo público, la educación y la salud como derechos, la protección del agua, el fomento de las energías alternativas, la defensa del campo, y la necesidad de una reforma agraria que entregue las tierras a los campesinos, entre otros puntos. Ahora se trata de buscar el poder local y tratar de implementar parte de esas propuestas. De esa manera la Colombia Humana se presenta como la única campaña articulada en torno a un proyecto político con un programa que se sostiene en el tiempo, y no en torno a candidatos individuales en cada territorio.
Hasta el momento Petro siempre se ha crecido en la plaza pública y en las campañas, son su escenario natural. Y la actual campaña llega en un momento crucial. Después de la derrota en las elecciones presidenciales vino un momento de debilitamiento de la fuerza política de Petro. El famoso video, la constante campaña mediática en su contra, el no haber logrado posicionar un candidato para la alcaldía de Bogotá, algunas decisiones judiciales adversas, y ciertas equivocaciones de su parte, parecieron menguar su influencia política en la sociedad colombiana. La evidente fractura interna en torno a las decisiones sobre la candidatura a la alcaldía de Bogotá, y la imposibilidad de lograr un acuerdo político con Claudia López se suman a las dificultades del momento. Incluso una de sus más cercanas colaboradoras anunció públicamente su retiro de la Colombia Humana.
Pero llegó el momento de la plaza pública una vez más. Petro mismo afirmó en uno de sus discursos que esta campaña será la prueba que dirá si la Colombia Humana es un proyecto político con vida o si fue flor de un día. Tiene razón. En esta campaña no se lucha solo el poder local, así como Claudia López lanzó desde Bogotá la candidatura del observador de ballenas, en el Magdalena Petro lanzó su propia candidatura para el 2022. En un instante hizo estremecer a sus seguidores al repetir esa frase que el año pasado hizo vibrar a millones de sus simpatizantes en las plazas públicas de Colombia: “me llamo Gustavo Petro, y quiero ser su presidente”. La repitió después en los otros municipios que visitó. Esta será una campaña en la que confluyen el impulso a las candidaturas locales y el posicionamiento de la candidatura de Petro a la presidencia en el 2022.
Hay un hecho incuestionable: la carrera política de Petro ha venido en ascenso de año en año. Sus votantes han crecido desde sus elecciones como congresista hasta cuando fue electo alcalde Bogotá con más de setecientos mil votos. En su candidatura presidencial en 2010 obtuvo más de un millón trescientos mil votos; el año pasado obtuvo 8 millones de votos tras disputar la presidencia en segunda vuelta. La pregunta es si Petro aún conserva ese apoyo popular o si ya alcanzó su techo. Eso se sabrá en el 2022, pero esta campaña por el poder local arrojará indicios en ese sentido.
Adenda: según Vicky Dávila, a Petro no lo recibieron los centenares de personas que llenaron las plazas públicas en la costa, sino quienes lanzaron unos huevos contra quien solo lanza ideas, he ahí el periodismo parcializado que a diario se nos ofrece a los colombianos.