No cabe duda de que hace cuatro años las elecciones regionales fueron un “plebiscito” en contra del gobierno Duque y en las ciudades principales caló el discurso de la izquierda, lo cual llevó a Claudia López a ganar en Bogotá, a Daniel Quintero en Medellín y a Jorge Iván Ospina en Cali.
El caso de Medellín puede tomarse como el golpe de opinión más fuerte que sufrió en ese momento el partido de gobierno, el Centro Democrático, al ser su candidato, Alfredo Ramos apoyado por un Álvaro Uribe, en ese momento aun vigente, el derrotado por Quintero. ¡Y de qué manera!
Infortunadamente, los tres discursos, López, Quintero y Ospina, que se concentraron en el populismo y en la supuesta esperanza de un cambio, han coincidido en ser un desastre absoluto. Bogotá está sumida en la inseguridad, Medellín cada día cae a un pozo más profundo con un alcalde que se ha dedicado a pelear hasta con su sombra más que a gobernar y en Cali los problemas sociales son crecientes. En estas ciudades sí hubo un cambio, pero para mal.
El próximo 29 de octubre, sin duda y al igual que hace 4 años, tendremos elecciones regionales y estas serán un plebiscito contra el gobierno de Gustavo Petro que a casi un año de su posesión tiene a Colombia al borde del desastre. Sí, Petro también llegó con el mismo discurso de cambio y el país ha cambiado: la economía va mal, la seguridad empeora y la polarización crece gracias a un Presidente, al mismo estilo que el de Quintero en Medellín (¿quién copia a quién?) se dedica a señalar enemigos en todos los sectores, a generar caos y a tratar de imponer unas reformas regresivas que nos harán resbalar, de seguir así, muy pronto del borde en el que estamos.
Los colombianos tenemos la oportunidad de elegir bien y de ponerle un freno a los intereses de Petro. Para ello necesitamos que los gobernadores y alcaldes que resulten electos tengan ideas claras y el carácter para plantarle cara a un gobierno que usará su poder (tal como ya ha demostrado que no le importa hacer con una humilde niñera) para frenar el desarrollo en las regiones que les sean contrarias, pero que no logrará que la pujanza y el deseo de progreso que nos caracteriza disminuya para así juntos salir adelante.
Por favor votemos bien. Por favor votemos a conciencia. Miremos propuestas y no regalemos el voto porque no es un chiste que el futuro está en juego y será posible que lleguemos a él solo si cuidamos el presente.
Mi voto a la gobernación de Antioquia será para Mauricio Tobón. Es él el único de los que hoy aspiran con propuestas innovadoras, es un candidato que no está atado a ningún partido y por ende no tiene que obedecerle a nadie, solo a sus principios. Confío en que, de ganar, trabajará por hacer de Antioquia nuevamente un departamento grande.
A la alcaldía aun no tengo mi voto claro, lo único que sé es que a nadie que huela a Quintero le daré mi confianza.
¿Y ustedes, ya tienen claros sus votos?
