Lejos de dar un respiro, las medidas del gobierno israelí para castigar a los palestinos que han agredido a civiles israelíes se han endurecido. El asesinato de agresores y homicidas, la invasión militar, el encarcelamiento de ciudadanos palestinos, la destrucción de casas a familiares de atacantes --conocida como 'castigo colectivo'-- son parte del diario vivir en Palestina. A estos hechos se suma la frustración generada por una economía precaria que sigue disminuyendo debido a la gran destrucción que produjo la ultima invasión a Gaza, a mediados del año 2014.
Irán, una potencia del Medio Oriente, ha sido la nación musulmana que más ha apoyado a los palestinos. Sus dirigentes más fundamentalistas han amenazado abiertamente a Israel, como el ex-presidente Mahmud Ahmadineyad quien en varias ocasiones negó el derecho de Israel de existir en medio del mundo árabe, e incluso amenazó con destruirlo. A pesar de que el país ahora es liderado por Hasán Rouhaní -- un Presidente menos extremista y mucho más moderado-- a comienzos de su Gobierno también lanzó críticas y amenazas contra Israel. Su apoyo a Palestina no ha disminuido, y recientemente han ofrecido ayudar económicamente a las familias de los mártires palestinos, y a quienes el gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, ha demolido sus hogares. Esta decisión ha despertado las criticas del líder israelí, quien argumentó que la ayuda a familias palestinas era una prueba de que Irán planeaba continuar con su plan terrorista.
La firma del acuerdo nuclear entre Irán y las potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos, que ha levantado las sanciones al país persa gradualmente, tuvo desde el comienzo grandes detractores: Israel. Los hebreos argumentaban el peligro que Irán seguía significando para su seguridad, por las amenazas de "borrarlo del mapa", así como para los territorios vecinos y el mundo en general. El caso de Arabia Saudita es diferente al israelí: los saudíes son enemigos de Irán por un tema de influencia en Medio Oriente y África, ya que, aunque son dos países musulmanes -- Irán es chiita y Arabia es sunnita y practica el wahabismo--- Rouhaní, con tono conciliador, ha expresado en numerosas ocasiones que Irán no representa una amenaza para ninguna nación, y que busca la paz y el bienestar para todos. Desde que fue electo como presidente en el año 2013 dentro de un gobierno aun muy conservador, ha implementado políticas más abiertas para negociar con países occidentales, con el objetivo de mejorar la economía y la imagen en el exterior.
El gobierno actual, pese a ser mas moderado, está compuesto por ultraconservadores en cabeza del Ayatola Jamenei -- líder supremo de lrán-- quien rechazó en más de una ocasión negociar con Estados Unidos y se mostró reacio frente al acuerdo nuclear, imponiendo ciertas condiciones para que se llevara a cabo. Los ultraconservadores bloquean algunos de los proyectos de Rouhaní y le impiden cumplir con lo prometido al inicio de su mandato. Esto es lo que se pretendía cambiar en las elecciones parlamentarias que acontecieron el pasado 26 de febrero en suelo iraní.
Por primera vez desde 1979, los medios de comunicación tuvieron prohibida la entrada a colegios para hacer la cobertura de las votaciones. Era necesaria una mayoría moderada en el parlamento, compuesto por 290 personas (mas del 80% son hombres) para que se aprobaran leyes referentes a reformas económicas, sociales y derechos de las mujeres.