El 20 de abril cambió la vida de Edmundo González Urrutia y quizás el destino de Venezuela. Frente al escritorio de su casa y con la ventana abierta para divisar a Caracas tendida bajo el sol, el tranquilo exdiplomático de hablar suave y pausado se ha transformado en el político que tiene la misión de derrotar a Nicolás Maduro en las urnas. Nunca quiso ser presidente. Pero ahora, a sus 74 años, es posible que deba liderar la transición política de Venezuela después de 25 años de chavismo.
El hombre del bajo perfil, alejado del bullicio y la confrontación está encarando el nuevo rol que aceptó de la oposición unida por primera vez alrededor de su nombre. En especial de María Corina Machado, la líder que tomó en en sus manos la bandera del antichavismo y lo convirtió en fuerza arrolladora. González fue el candidato que los venezolanos llaman “tapa”, el que se pone temporalmente para ser sustituido. La inhabilitación de Machado y el bloqueo a la inscripción de Corina Yoris, lo puso a la cabeza de las opciones porque su nombre ya estaba inscrito en el Consejo Nacional Electoral.
Cuando faltaba poco para que venciera el plazo de los cambios, los diez partidos de oposición de la Plataforma Unitaria buscaron el consenso a puerta cerrada y durante muchas horas. Finalmente, dice un conocedor de los entresijos de la política venezolana, la habilidad y la vasta experiencia en estas lides de Henry Ramos Allup, de Acción Democrática, quien respaldaba la candidatura ya inscrita de Manuel Rosales de Nuevo Tiempo, logró avanzar hacia el candidato único remando con varios dirigentes hacia el nombre de Edmundo González Urrutia. María Corina dio el sí. Rosales declinó su candidatura y anunció su apoyo al candidato de unidad. El chavismo fracasó en su estrategia de dividir la oposición.
Diplomático y escritor
González es diplomático de carrera, y esta es su faceta más conocida. Comenzó como primer secretario de la embajada de Venezuela en Estados Unidos a finales de los setenta, luego fue embajador en Argelia durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, y en Argentina, durante los primeros años de gobierno de Hugo Chávez, a quien acompañó en 1999 en uno de sus primeros viajes como presidente. De su gestión se señala el trabajo por la incorporación de Venezuela a Mercosur. Su carrera académica está respaldada por más de una decena de obras publicadas sobre las relaciones internacionales de Venezuela como Brasil: cercano y lejano, Estados Unidos: diez miradas, Venezuela y Colombia: una relación de encuentros y desencuentros. Y ha sido miembro del consejo editorial internacional del diario El Nacional.
Tan pronto fue lanzado como candidato, González fue bien recibido por el venezolano de a pie. Mientras el oficialismo empezaba a hacer críticas por su edad y Maduro lo llamaba “viejo decrépito”, los jóvenes empezaban a usar camisetas y gorras con una leyenda: “Edmundo para todo el mundo”.
Su familia le dio el apoyo que para él es fundamental. El de su esposa Mercedes López y sus hijas Mariana y Carolina. A ella la conoció en la Universidad Central de Venezuela mientras estudiaba odontología, el noviazgo ya lleva 51 años de matrimonio, matizado por los asados en familia, la misa de los domingos, los 4 nietos, el gusto por el baile, el tenis, el béisbol y la afición por los Tigres de Aragua y el Real Madrid.
A la política llegó de la mano de Ramón Guillermo Aveledo, promotor y fundador de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), secretario privado del presidente democratacristiano Luis Herrera Campíns. Desde la MUD -desde 2021 es Plataforma Unitaria – González ha trabajado en la articulación de la oposición, con la discreción que le caracteriza, en temas de gobernabilidad y política internacional.
La sombra de María Corina
El candidato que nació en La Victoria, en el norteño Estado de Aragua, tiene con María Corina una relación que se reconoce como “muy fluida”. Ella es el motor, la líder capaz de devolver la esperanza a los venezolanos que en un 80 % es partidario del cambio, la que ha podido despertar un fervor no visto en 20 años, la que se ha jugado su vida en una campaña en la que ha visto cómo rompieron el freno de su camioneta, y colocaron montones de tierra obstruyendo la carretera hacia la manifestación. También ha visto a sus seguidores dejar los autos y seguir a pie, los ha visto conmocionados hasta las lágrimas, o llevados a la cárcel por darle el hospedaje de una noche, o un refrigerio.
Lea también La fuerza arrasadora se María Corina Machado que tiene asustado a Maduro
Analistas políticos venezolanos aseguran que esta es una revolución que no se hace desde la cúpula hacia abajo, como anteriormente. Este cambio se haciendo desde la base, como en la Primavera Árabe de Túnez o el Euromadían de Ucrania (nov 2004-enero 2005). Y María Corina Machado ha sido la mujer que arrebató las banderas. El 22 de octubre votó en primarias el 93,3 % de los 2,3 millones de sufragantes. “Eso es un mandato” dice González.
Un "moderado"
González es a su lado la fuerza tranquila. Él se considera un “moderado”, y se define como “un demócrata alejado de las posiciones extremas”. No descarta hablar con el chavismo. “Nosotros estamos muy confiados en que vamos a adelantar un cambio profundo en Venezuela, que vamos a reinstitucionalizar el país, vamos a recuperar la democracia y vamos a establecer un gobierno para todos y donde todos quepan”, le dijo a la Voz de América.
Lea también: Los dos poderosos clanes políticos que sostienen NIcolás Maduro en Venezuela
Tiene una apuesta por la educación pública, de la que es vivo ejemplo, Estudió primaria en el grupo escolar Rubén Darío, una institución pública, bachillerato en el Liceo José Félix Ribas, otra institución pública, su carrera en la Universidad Central de Venezuela, la maestría en Relaciones Internacionales de la American University de Washington, financiada por el Ministerio Relaciones Exteriores. Su recuerdo más grato está en la Plaza Campo Elías de La Victoria, cuando siendo un niño de 12 años llevaba en las noches una especie de silla plegable, un bombillo y los cuadernos para sentarse a estudiar con los amigos. Sesenta años después, una escapada hacia su pueblo para reencontrarse con ellos es un gusto al que no quiere renunciar.
María Corina lo califica un “hombre bueno, serio, honrado”. González ha contado que vive de su pensión y que antes de la debacle le permitía un estándar de vida normal, sin grandes lujos. Pero ahora tiene que echar mano de unos pequeños ingresos para completar.
El tema que considera prioritario es el reencuentro y el retorno de los venezolanos que viven en el exterior. Ese ha sido el tema de una campaña en que González aprendió a unise con la gente y a vibrar con ellos al son de María Corina. Las encuestas le dan más de 30 puntos de diferencia frente a Maduro. Pero los cinco meses que restan antes de la posesión de enero 2025, crean un delicado periodo de traspaso, porque todo el aparato estatal permanece bajo el control del régimen. A pocas horas de la elección, hay mucha incertidumbre de las elecciones en Venezuela. Lo que está claro es que que González no será el presidente del gobierno de oposición, será el presidente del gobierno de transición. Después de un cuarto de siglo de chavismo.