El pasado 23 de agosto se surtió la Consulta Universitaria para la elección del grupo de cinco candidatos dentro del cual el Consejo Superior Universitario (CSU), conformado entre otros, por el Alcalde Mayor de Bogotá o su delegado, un representante del Presidente de la República y otro de la Ministra de Educación Gina Parody, debe elegir al futuro Rector de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Esta Universidad lleva décadas en crisis; ha soportado la politiquería de cada elección que recicla argumentos para sacar adelante la institución, terminando en el mismo procedimiento de siempre: sin resultados de ningún tipo a favor de los intereses de la comunidad universitaria.
La consulta, como históricamente ha sucedido, es el resultado de maquinarias, controles a la burocracia interna (y externa) de la universidad y, por supuesto, de toda una gran feria del contrato y de los cargos: “si llego a ser rector, la Vicerrectoría, la Decanatura, el Instituto, etc., es para usted. Apóyeme con su voto”. Dicen que decía el candidato ganador de la Consulta. O: “Si no votas por mí, se acaba tu contrato en la otra universidad, la de la A… ”. Dicen que decía uno de los perdedores de la contienda electoral. Con estas presiones y promesas, en medio de la hambruna y la precarización universitaria, es fácil elegir el camino de la prebenda y la clientela. ¿O de la felicidad en los términos de la propuesta académica del candidato ganador?
Esa fue la dinámica casi diaria en la Universidad en medio de las elecciones. Contradictoriamente, si hay algo que rechaza la comunidad universitaria, al menos de boca para afuera, es precisamente este tipo de prácticas que tienen al cláustro académico como está. Lo increíble no es que las mayores votaciones hayan sido resultado de dicha dinámica; lo de no creer, es que hayan tenido de nuevo, en medio de la crisis, incluso más resultados que las pasadas elecciones.
Sorprende que la gente haya insistido con su voto en aspirar a que elijan a personajes ligados al exrector Inocencio Bahamón Calderón, quien junto algunos de sus funcionarios, hace algo más de dos semanas fuera sancionado por la Personería de Bogotá por malos manejos administrativos. Me refiero al candidato Octavio José Salcedo Parra quien obtuvo en total 495 votos, llegando a la cuarta posición de la ponderación electoral; entre los cuales se cuentan 105 de docentes (56 de planta y 49 de vinculación especial) y 346 de estudiantes.
O el caso del candidato William Fernando Castrillón Cardona, exDecano de Ciencias de la Educación, quien es reconocido también por sus ausencias a causa de sus múltiples viajes, en momentos decisivos para la facultad. Este candidato obtuvo 811 votos, 216 de ellos de docentes (134 de planta y 82 de vinculación especial), logrando la segunda posición en la ponderación electoral. ¿Será que si llega de Rector, volverá a viajar, al mejor estilo de cuando fue Decano, cuando se deban tomar decisiones trascendentes para el futuro de la Universidad?
En total 13380 votos en comparación con los 6700 de la elección pasada. De entrada, al menos para algunos, será una “gran victoria de la democracia en la Universidad”. Sin embargo, sorprende, para satisfacción de muchas personas -entre las que me incluyo-, que el voto en blanco haya ganado, al menos cuantitativamente por una abrumadora mayoría. Los 8033 votos que ayer obtuvo el voto en blanco, coloca a la universidad en una compleja situación de gobernabilidad. Nunca antes una opción electoral en la Universidad Distrital había logrado alcanzar tan alta cantidad de votos. Ellos solos superaron todos los votos de todas las candidaturas juntas de la consulta actual y anterior. (Cosas curiosas en medio de la crisis: fue de la Facultad de Ciencias de la Educación, de donde viene el candidato Castrillón Cardona, que salieron la mayor cantidad de los votos en blanco).
¿Qué pensará el Alcalde Peñalosa, el Presidente de la República y la Ministra de Educación Gina Parody (o sus delegados/as)? ¿Cómo la piensan sacar de la crisis, atendiendo a tal cantidad de votos en Blanco? ¿Será que piensan en este caso que las mejores cualidades para ser Rector (léase macho con visos de intelectual) tiene alguna relación de las mayores votaciones? ¿O que las cualidades para ser rector son directamente proporcionales a la manzanilla, a la clientela y a las falsas promesas?
Quizás, si ya no hay nada más que hacer, al menos a la luz de la reglamentación electoral para la elección de rector en esta universidad, la alternativa sea un gobierno que esté por fuera de los estereotipos, incluso de género (El Rector) y esté abierto(a) a darle el espacio que se merecen los promotores del voto en blanco que, por demás, tienen toda la legitimidad para codirigir la universidad, desde la propuesta de reforma universitaria.
Aplausos para la dirigencia estudiantil que legitimó su propuesta política. Así mismo, a las campañas que estuvieron de la mano de la honestidad, la transparencia y no desde la clientela y los aparatos de siempre.
