El próximo 8 de noviembre, los Estados Unidos culminará sus elecciones de medio término. Sí, culminar. El 24 de octubre, por ejemplo, cerca 8,2 millones de estadounidenses ya habían ejercido su derecho al voto. Esta contienda electoral, realizada dos años después de la elección presidencial, implicará la renovación del 100 % de la Cámara de Representantes, el 35 % del Senado y 36 gobernaciones. Estas elecciones son cruciales para demócratas y republicanos, en tanto está en juego la gobernabilidad del presidente Joe Biden, así como la agenda legislativa federal y estatal. Todo indica, según los datos de voto anticipado, que la participación será alta. Las primeras encuestas y estimación sugieren que los republicanos tendrán una gran elección. Es prácticamente seguro que este partido logrará recuperar el control de la Cámara de Representantes, mientras en el Senado, todas las estimaciones sugieren contiendas muy reñidas a nivel estatal que podrían decantar la balanza hacia cualquier lado ¿Qué está en juego en estas elecciones? ¿Cuáles son los estados y distritos clave a observar el 8 de noviembre?
Sistema electoral
El Congreso de los Estados Unidos está compuesto por 535 miembros. 100 en el Senado y 435 en la Cámara de Representantes. El Senado se elige a nivel estatal. Cada estado elige dos senadores (al ser 50 estados, se completan las cien curules), sin importar su población. Esto quiere decir que California, con 34 millones de habitantes, o Wyoming, que tiene menos de un millón, elige el mismo número de senadores. El periodo de un senador estadunidenses es de seis años. La Cámara de Representantes, por otro lado, se elige a nivel de distrito. Según los resultados decenales de cada censo, se le otorga a cada estado un número determinado de curules. Cada estado, de acuerdo con el número de curules asignado, debe delimitar sus distritos electorales. Siendo proporcional a la población, California tiene 53 curules, mientras Wyoming solo elige un representante a la Cámara. El periodo de un representante a la Cámara es de apenas dos años.
Así mismo, los estados también eligen su gobernador y autoridad legislativa. Al ser un régimen federal, el poder que tienen estas autoridades es bastante grande. Dentro de sus funciones, se encuentra la capacidad de reformar las constituciones de cada estado y legislar sobre un sin fin de materias que no se encuentran reguladas a nivel federal. Por ejemplo, bajo el contexto de la derogación de Roe v Wade, el fallo que legalizó el aborto en Estados Unidos a nivel federal, cada estado tiene la capacidad de definir si el aborto será legal o prohibido, así como posibles causales o tiempos para la interrupción del embarazo. Por tanto, las elecciones de autoridades estatales, aunque no tienen la misma tracción mediática, son muy importantes dentro del sistema político.
Contexto político nacional y la historia de las ´midterms´
Las elecciones de medio término se han convertido en un termómetro para el partido de gobierno. Es un mecanismo en el cual el electorado estadounidense ha pasado cuentas a su presidente y partido. Si revisamos la relación entre los números de aprobación del presidente en ejercicio, con el cambio de curules del partido de gobierno para la Cámara de Representantes, se evidencia una clara correlación. Presidentes como Ronald Reagan, Bill Clinton, Barack Obama y Donald Trump, cuya aprobación neta era negativa, vieron como sus respectivos partidos registraban una disminución importante de curules en la cámara baja del Congreso. Pocas veces, el partido del presidente ha logrado salir “bien librado” de esta elección. El ultimo registro histórico es el de 2002. Un año después de la caída de las Torres Gemelas, el presidente George W. Bush registraba una aprobación muy alta, que le permitió a su partido retener el control total del Congreso (Senado y Cámara). Salvo por este periodo, los últimos presidentes han sido incapaces de evitar que sus partidos pierdan curules en estas elecciones.
Con la aprobación actual del presidente Joe Biden, parece complicado “zafarse” de esta tendencia. Desde la salida de Estados Unidos de Afganistán, la mayoría de los ciudadanos desaprueba la gestión del jefe de Estado. Esta tendencia no se ha logrado revertir, principalmente por un contexto económico adverso. El inició de una recesión económica y una inflación rampante tienen al presidente en números rojos. Haciendo una comparación a la situación política actual, el presidente Biden tiene una aprobación similar a la de Donald Trump para finales de octubre de 2018, a vísperas de la última elección de medio termino (Biden ronda un 41,4% de aprobación, en promedio). En estas, los republicanos perdieron 40 curules y el control de la Cámara de Representantes, aunque fortalecieron su presencia en el Senado. Los demócratas parecen estar destinados a replicar este resultado, al menos en la Cámara de Representantes. En Senado, eso está por verse.
Voto anticipado
A corte del lunes 24 de octubre, a las 9:50 p.m., 8.138.448 estadounidenses ya habían ejercido su derecho al voto para las elecciones de medio termino. En estados como Georgia, cerca de 837.597 personas han votado. Esta cifra es superior al millón en Florida. Por afiliación partidista, el 50% de esos votantes son demócratas, 32% republicanos y 18% independientes. Esta tendencia, en donde el partido demócrata domina ampliamente el voto anticipado, se viene consumando desde pandemia. Así mismo, se registra una alta participación de las mujeres y votantes latinos y afroamericanos. Estos datos sugieren una participación similar o incluso superior a las elecciones de medio termino de hace cuatro años, donde más del 50% del padrón votó, siendo la participación más alta para esta elección desde 1912.
Senado
Actualmente, existe un empate literal en la composición del Senado. Los demócratas ostentan 50 curules, y los republicanos las restantes 50. El desempate se logra gracias a la vicepresidente Kamala Harris, quien funge como presidenta del Senado. Este escenario se configuró hace dos años, con victorias demócratas claves en Arizona, Colorado y las dos curules de Georgia.
Si la expectativa se cumple, y las leves ventajas de los republicanos en Carolina del Norte, Ohio y Wisconsin y de los demócratas en Arizona, Pensilvania y Nuevo Hampshire se consuman en victorias, el control del Senado se definirá en Georgia y Nevada. Los demócratas, bajo este escenario, solo necesitan ganar en uno de estos estados para sostener su apretada mayoría. Para el caso de Nevada, la tendencia no es muy alentadora para el partido del presidente Biden. Adam Laxalt, el republicano, ha empatado a Catherine Cortez-Mazo en todas las encuestas. La ventaja de Cortez-Mazo, según muestra la gráfica anterior, se esfumo en menos de un mes. Ahora bien, la suerte para los demócratas parece ser mejor en Georgia, en donde el reverendo Raphael Warnock está supera por poco a su contrincante, Herchel Jr. Walker. Warnock podría ser la clave para que los demócratas mantengan el control del Senado de los Estados Unidos.
Cámara
En este momento, los demócratas ostentan una mayoría apretada de 222 curules contra las 213 del partido republicano. Después de la “marea azul” de 2018, en donde los demócratas lograron recuperar cerca de 40 curules e imponerse como la mayoría. En 2020, aunque los demócratas logran elegir presidente y recuperar el control del Senado, perdieron cerca de 11 curules en la Cámara de Representantes frente al partido republicano.
El panorama de los demócratas para la elección de la Cámara de Representantes no parece ser muy alentador. Según las últimas estimaciones de Five Thirty Eight, el desenlace más probable es que los republicanos construyan una mayoría de 230 curules, contra 205 de los demócratas. Aunque se perdería el control de la Cámara de Representantes, el cambio de curules no sería tan dramático. Ahora bien, según las últimas encuestas, el partido republicano viene aumentando notablemente su intención de voto general para la elección de Cámara. Desde el pasado 24 de julio, posterior a la anulación de Roe v Wade, el fallo que legalizó el aborto en los Estados Unidos, los demócratas lograron un efecto rebote muy importante. Hacia agosto y septiembre, se creyó que los “azules” tendrían alguna chance de retener la Cámara. No obstante, la tendencia de las últimas tres semanas ratifica una consolidación de los republicanos a recuperar el control de la Cámara de Representantes. Distritos como Kansas-2, Pensilvania-7, Nueva York-19, Virginia-2, Rhode Island-2, Texas-15, California-22 y 27 serán determinantes para entender hacia donde se dirigirá el control de la cámara baja del Congreso de Estados Unidos.
Gobernaciones
Solo 14 gobernadores podrán irse a dormir sin tener que esperar un resultado electoral el próximo martes 8 de noviembre en Estados Unidos, 6 demócratas y 8 republicanos. La estimación inicial sugiere que, en términos generales, los republicanos están mejor posicionados en estas elecciones locales. Las contiendas más apretadas se perfilan estados como Oregón - un estado demócrata con una gobernadora sumamente impopular – o Wisconsin, Arizona o Nevada, donde las encuestas proyectan un empate literal entre demócratas y republicanos. En estos estados, una victoria determinará posible cambios o consolidaciones con respecto a la legislación en materia de derechos reproductivos. Hay otros estados, tradicionalmente competitivos, donde la ventaja de los partidos parece ser mas holgada. Dos buenos ejemplos de eso son Pensilvania, en donde el candidato republicano Douglas Mastriano nunca logró asentarse en la contienda, o Georgia, en donde la demócrata Stacey Abrams pasó de ser la líder de la contienda a llevar una desventaja superior a la que registró contra el mismo candidato, el gobernador Brian Kemp, hace cuatro años.
Estas elecciones de medio termino podrán registrar una alta participación electoral, y podrían convertirse en la primera gran victoria nacional para el partido republicano desde 2016. Todas las estimaciones sugieren que, casi con seguridad, retomarán el control de la Cámara de Representantes. La apuesta de los demócratas está en las elecciones al Senado, con dos contiendas muy apretadas en Georgia y Nevada, que podrán definir la balanza del poder en Washington. En todo caso, no se espera una buena noche para el partido del presidente Biden, cuya aprobación es la principal responsable de una probable derrota electoral en dos semanas. De ser así, Biden correría la misma suerte de Obama en 2014, quien tuvo que gobernar sus últimos dos años bajo un Congreso con control del partido republicano. Aquí la pregunta, además de la gobernabilidad de Joe Biden, es sí estos también serán los últimos dos años de este presidente.