En varias ocasiones le he propuesto a los gobiernos de turno la necesidad de acabar con las elecciones atípicas en este país. Lo anterior teniendo en cuenta entre otros aspectos el costo social, el costo administrativo y el tremendo costo económico. Este último, por supuesto, cubierto como los anteriores por Juan Pueblo quien siempre paga los platos rotos.
En este país del sagrado aguantador existen algunas figuras como la viceprocuraduría que junto con la vicefiscalía general de la nación poco o nada aportan a nuestra sociedad. También existen otras que poco funcionan como la propia vicepresidencia de la república, además de todos los viceministerios de todos los pelambres y la rama castrense los vicealmirantes. En resumen y poniendo en contexto el asunto creo se deberían crear un par de figuras, más obvio con acto legislativo a bordo, con el propósito de acabar con las elecciones atípicas. Hablo de la figura del vicealcalde y del vicegobernador.
Ante la posibilidad de que los alcaldes y gobernadores deban dejar el cargo e incluso ante la suspensión temporal, caso Cartagena de indias, esta figura del vicealcalde o vicegobernador estaría llamada a remediar el traumatismo que implica llenar la vacancia del titular. También, en otros casos, cuando el pueblo es llamado de nuevo a elegir a su nuevo mandatario, caso reciente Tumaco.
De paso se fortalecería la seguridad de aquello de que dos cabezas piensan mejor que una. Sin contar con que el ahorro sería muy significativo.