Las descalificaciones mutuas de la dirigencia de los partidos políticos de izquierda e independientes, que van desde señalamientos de derechistas o corruptos, hacen daño a la posibilidad de un acuerdo de unidad para obtener la presidencia en el 2018.
Ariel Avila, investigador de la Fundación Paz & Reconciliación, vislumbra como trágico el futuro de esos sectores de cara a las elecciones del 2018. Las razones que expone son los crímenes contra líderes sociales y desmovilizados de las Farc, que generan temor en los sectores sociales y de izquierda de que se repitan los trágicos acontecimientos de extermino como los ocurridos contra líderes de la UP; pero igualmente la división de esos sectores que den al traste con la posibilidad de convertirse en la alternativa que el país reclama.
Históricamente la presencia de los sectores políticos de izquierda en la dinámica política del país se ha caracterizado por la diversidad ideológica y por su relevante actuación en procesos sociales y del sindicalismo colombiano. En sus mejores momentos de participación en procesos electorales, la AD-M19 alcanzo el 26 por ciento de los votos, en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, y el candidato del Polo Democrático Alternativo Carlos Gaviria, quien obtuvo el 22 por ciento en las elecciones presidenciales de 2006, en un panorama político en que prevalecía el entendimiento entre los partidos políticos tradicionales.
En los últimos años se han obtenido avances electorales con una significativa representación en el Congreso que le han permitido asumir una oposición seria, ejerciendo el control político acorde a los principios de transparencia y lucha contra la corrupción.
Las condiciones actuales de postconflicto, con un país polarizado entre sectores de extrema derecha, que tienen como propósito hacer trizas los acuerdos de paz y quienes se mantienen en la defensa de los acuerdos de la Habana y la reinserción a la vida política y social de los miembros de las Farc; los escándalos que han puesto al descubierto los alcances de la corrupción, que permeo a las altas cortes, denominado como el cartel de las togas; así como a los partidos políticos, sectores empresariales entre otros; creó un nuevo escenario en la que proyectos alternativos independientes y de izquierda, estén liderando las encuestas de opinión hacia las elecciones presidenciales del 2018, con propuestas dirigidas a recobrar la ética, la moralidad y la transparencia en el ejercicio de la función pública.
Pero la división reinante en esos sectores políticos, entre el radicalismo de izquierda y los de centro izquierda, pueden conducir a que se de un debacle electoral, permitiendo la llegada, nuevamente, de la extrema derecha a la presidencia de la República, colocando en grave riesgo la implementación de los acuerdos de paz; así como de los avances en los diálogos con el ELN.
Las posibilidades de ganar o pasar a segunda vuelta en la próxima contienda presidencial no se vislumbran nada fácil para los sectores independientes, más si insisten en llegar a primera vuelta divididos con candidatos únicos, descartando la posibilidad de una coalición amplia; repitiéndose nuevamente la historia de procesos anteriores en los que se termina respaldando al candidato menos malo de los que pasan a segunda vuelta.