Importantes medios nacionales de comunicación informaron en sus emisiones del lunes 28 de mayo que el día anterior, en las elecciones de la primera vuelta presidencial, había surgido un fenómeno político en Colombia: Sergio Fajardo, el candidato presidencial de la Coalición Colombia, quien estuvo a escasos votos de pasar al ballotage de la segunda ronda electoral, en la cual se hubiera convertido en imbatible, como lo advertían las principales encuestas de opinión. Es interesante observar los cambios que se presentaron en estos resultados electorales del 27 de mayo en relación con los del 11 de marzo pasado, cuando se renovó el Congreso de la República. Quedaron en franca mayoría los partidos tradicionales de los mismos con las mismas (santistas y uribistas), pero aumentaron su participación los sectores de oposición de la recién constituida Coalición Colombia con 26 curules en Senado y Cámara para la Alianza Verde, Polo Democrático Alternativo y Compromiso Ciudadano y una pequeña bancada para una alianza de Progresistas y otros grupos.
El 27 de mayo se definieron los dos candidatos que van a disputar el primer cargo de la Nación el domingo 17 de junio próximo: Iván Duque logró cerca de 7.5 millones de votos y Gustavo Petro algo más de 4.8 millones de respaldo, quedando en tercer lugar Sergio Fajardo con 4.6 millones de votos. El candidato de la Colombia Humana le ganó al de la Coalición Colombia en los departamentos de la Costa Atlántica y de la Región Pacífico, salvo el Valle del Cauca, pero Fajardo superó a Petro en trece departamentos del interior, incluyendo regiones claves como Bogotá-Antioquia-Valle-Boyacá-Cundinamarca-Caldas-Risaralda-Quindío-Santanderes-Tolima-Casanare-Meta. Las elecciones presidenciales son más sueltas que las parlamentarias, ya que estas se ven más influenciadas por el clientelismo y las prácticas corruptas. Germán Vargas recibió tremenda golpiza al no alcanzar ni siquiera el millón y medio de votos. La gente lo identificó con el desastroso gobierno de Santos, del que fue su vicepresidente. Se quemó, a pesar de gastos multimillonarios y respaldos mayoritarios de parlamentarios, como la familia Char en la Región Caribe.
El balance de la primera vuelta presidencial es contradictorio. Mostró el fracaso de las candidaturas cercanas al gobierno y el avance de fuerzas oposicionistas, en las que se destaca positivamente la Coalición Colombia de Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo por ser la de mayor estructuración política y organizativa, con un programa frontal contra la corrupción, hacer de la educación de calidad una estrategia de toda la sociedad, apuntalar la capacidad productiva del agro y la industria generadoras de empleo digno, resguardar la soberanía nacional y revisar los tratados de libre comercio, entre otros. Sin embargo, grandes conglomerados que controlan medios de comunicación y firmas encuestadoras prepararon el terreno insistiendo en que solo dos opciones tenían posibilidades (Duque y Petro), cuando, a contrario sensu, Fajardo era el de mayor favorabilidad, el de menor desfavorabilidad, el que derrotaba a cualquier otro candidato de pasar a segunda vuelta y, a la pregunta letal "¿por cuál candidato no votaría nunca?", algunos obtenían hasta el 45%, pero Sergio Fajardo solo el 2%, lo que indicaba que, de pasar a la segunda vuelta, saldría victorioso.
Las tres opciones de la segunda vuelta
Los integrantes de la Coalición Colombia se han identificado en que de ninguna manera respaldarán a Iván Duque por representar el continuismo del modelo económico que viene haciendo agua en el país, de la corrupción, del ingreso a la OCDE y la adhesión a la OTAN, del libre comercio que viene aniquilando el aparato productivo del país, de la toma de las altas Cortes de la Justicia, del sometimiento a las injerencias foráneas en nuestros asuntos internos, del menoscabo al proceso de paz, que es lo único rescatable del gobierno saliente.
Sergio Fajardo argumentó en su campaña presidencial que no se identificaba ni con Duque ni con Petro y anunció su voto en blanco porque “pienso que ninguno de los dos representa lo que nosotros queremos para Colombia: un país unido en medio de las diferencias que lo enriquecen, una política que no diga cualquier cosa con tal de ganar. Invito, eso sí, a todas esas personas a votar y participar libremente” (Declaración de Sergio Fajardo).
La Dirección Nacional de la Alianza Verde determinó que una parte apoyará la candidatura de Gustavo Petro pidiendo que se respeten seis condiciones básicas, como “no hacer una constituyente, respetar la propiedad privada, aplicar la responsabilidad fiscal, garantizar la meritocracia en la elección de cargos públicos, apoyar la consulta anticorrupción y ejecutar una política de desarrollo sostenible frente al cambio climático”. Otra parte de los Verdes apoya el voto en blanco teniendo en cuenta que es “un derecho constitucional a ejercer una manifestación política legítima y protesta pacífica porque no nos vemos representados ni en Gustavo Petro ni en Iván Duque. Lamentamos el ambiente de polarización que pretende culparnos de la derrota de uno y el triunfo de otro, pero consideramos que ninguno de los dos nos ofrece garantías suficientes a nuestras convicciones y postulados” (Declaración oficial del Partido Alianza Verde).
En cuanto al Polo Democrático Alternativo, su Comité Ejecutivo Nacional aprobó por consenso una proposición en la cual se reconoce “a los dirigentes y militantes del partido el extraordinario desempeño en la campaña de la Coalición Colombia y de nuestro candidato Sergio Fajardo cuyos resultados reflejan una expresión política histórica y un acumulado que nos permite avanzar en la lucha por la democracia y la soberanía. Saluda la votación obtenida por el candidato Gustavo Petro. Decide no votar por la candidatura uribista de Iván Duque que representa la propuesta del continuismo.” El sector mayoritario adopta la candidatura de Gustavo Petro y la expresión minoritaria dejó constancia de su decisión de votar en blanco.
El senador Jorge Enrique Robledo ha hecho explícito que la razón principal del voto en blanco y el no respaldo a Petro se fundamenta en la pérdida de confianza en el mismo por una serie de hechos, entre los cuales menciona dos: en 2010 Petro llegó a acuerdos con Santos en su primera Presidencia y, para consumarlos, le exigió al Polo la presidencia del partido. Al no obtener lo que quería, abandonó el Polo.
Y en el 2014 respaldó también desde la primera vuelta a Santos y Vargas Lleras, cuando el Polo tenía su propia candidata. (Ver: “Están criminalizando el voto en blanco”: Jorge Enrique Robledo)
Se advierten profundos cambios en la política nacional en los resultados electorales del año en curso, lo que en el fondo es un reflejo de las transformaciones económicas y sociales que reclama la sociedad colombiana y que jalonarán los acontecimientos por venir cuando la población está exigiendo nuevos liderazgos y desechando caducos paradigmas.