Esta unión le hace bien al vallenato. Aunque temporal, es una vitrina para mostrar el verdadero potencial artístico de ambos exponentes del género, pues mucho se ha hablado del desempeño de Lucas y de que este no está a la altura de Silvestre Dangond. Sin embargo, aquí lo que en realidad acontece es que el cantante es el único que quiere ser protagonista, olvidando las raíces y génesis del vallenato.
Por otro lado, está la revelación y quien yo creería, con el poco ó casi paupérrimo conocimiento del género de Francisco el hombre que tengo, es que Elder se ha convertido en un fenómeno musical por su apuesta en escena, esa sobriedad y serenidad para interpretar y la manera singular de hacer suyas esas letras.
Elder no surgió porque murió Martín ó porque R8 lo sacó al ruedo; es decir, sí fueron aconteceres que favorecieron este auge musical, pero no son condicionantes para su éxito. Porque de qué hubiera valido si este joven toma la agrupación de Martín, pero no hubiera tenido el don que destila en tarima y con su fanáticada.
De qué sirve que R8 lo estuviera acompañando con el instrumento insignia del vallenato si no contaba con esa voz de cantor y de narrador. A mi parecer, el heredero del linaje Díaz está por mostrar su verdadero potencial con el nuevo compañero de fórmula que lo acompañe, pues ya no habrá ninguna sombra o mentor que lo acompañe y direccione, será Elder Dayan en su máxima expresión.