Las fiestas del Sampedro y el mundial de fútbol han pasado para nosotros y de inmediato regresamos a la normalidad de la información, sin duda el tema que más nos apasiona a muchos es la política y los conocedores del escenario en lo regional comienzan a barajar nombres de posibles candidatos a las corporaciones públicas con miras a las elecciones del año entrante para gobernador, alcaldes, diputados y concejales.
Pero para vaticinar, obligatoriamente debemos observar con lupa lo sucedido en las elecciones a Congreso y Presidencia de la República, en este caso en el departamento del Huila, que quizá se convirtió en un fortín del nuevo partido Centro Democrático inspirado en el ex Presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, hombre que dividió al país y generó con sus permanentes ataques al Gobierno de Santos una situación tan lamentable, que muchos recordamos ingratos episodios del comienzo de la violencia política del siglo pasado cuando el Partido Conservador y la Iglesia Católica sin percatarse de las funestas consecuencias que aún vivimos, nos metieron en esto, (una guerra fría).
Infortunadamente, quienes de una u otra forma nos inmiscuimos en la reelección del candidato Presidente, como activistas y promotores de sus propuestas, nos encontramos con un escenario en el Huila, hostil y peligroso, a tal punto que recibimos toda clase de insultos e improperios en las redes sociales y también en las calles; por ejemplo, a pocos días de la primera vuelta en la ciudad de Pitalito intentamos realizar un perifoneo y en menos de media hora, dos patrulleros motorizados de la Policía Nacional nos inmovilizaron, se comunicaron con Tránsito Municipal y el agente Plaza Gutiérrez de inmediato llegó e impuso un comparendo con amenaza incluida, y nos tocó dejar de promocionar al candidato Santos, (y pagar el comparendo) sin haber cometido ninguna irregularidad, puesto que nos encontrábamos al día con toda clase de documentos del vehículo.
Afortunadamente, para segunda vuelta contamos con el cumplimiento de la Ley por parte de la Administración Municipal y se pudo adelantar un trabajo más tranquilo, sin embargo en las calles y en la sede Santista se sintieron los ataques con palabras soeces e insultos permanentemente, de quienes con pasión visceral defendían las propuestas del señor Zuluaga, que todavía no logran superar que el país decidió por el perdón y la reconciliación. De igual manera, debo anotar que la dirigencia política, especialmente en Pitalito y el sur del Huila, donde vivimos el proceso de cerca, “se asustó”, no sentimos a quienes dicen aspirar a Alcaldías, o a Asamblea, o a Concejos, pocos dirigentes se comprometieron, otros a medias y sin zapatos, como decía mi abuelo.