Vuelve y juega en el escenario político el conocido zar de la palma, Carlos Murgas Guerrero, exministro de Agricultura en la presidencia de Andrés Pastrana Arango y ahora, uno de los negociadores del gobierno de Gustavo Petro con el Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc que comanda alias Iván Mordisco.
No era para menos. En 50 años de conflicto interno protagonizado por todo tipo de grupos armados ilegales, se sabe que Carlos Murgas Guerrero, conocido como el zar de la palma por haber cambiado la vocación ganadera de sus ancestrales extensiones de tierra a palma aceitera en diferentes partes del país, especialmente en Bolívar, Sucre, Cesar y La Guajira, de una u otra forma, ha tenido que verse con Farc, ELN, Bacrim y paramilitares.
Su trayectoria como parte del gabinete de Pastrana, empresario agroindustrial, miembro honorario de Fedepalma, cultivador, productor de aceite, comercializador, beneficiario de Agro Ingreso Seguro, programa liderado por el exministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, que lo tiene pagando condena de 15 años, y aportante a la campaña política que llevó a Álvaro Uribe Vélez a la presidencia en 2002, son la carta de presentación de Murgas Guerrero para sentarse en la mesa de negociación del Gobierno con las disidencias de las Farc.
Desde hace algunos años, Murgas Guerrero estaba lejos de estas lides políticas, gremiales y empresariales porque su hijo Carlos José Murgas Dávila se ha hecho cargo de los negocios, maneja el grupo empresarial familiar Oleoflores S. A. y es miembro de la Junta Directiva de Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma).
Ahora, por obra y gracia de las voces cercanas al uribismo, Carlos Murgas Guerrero vuelve al ruedo y su rol coincide con el que está ejerciendo otro uribista como José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), en la Mesa de Diálogo del gobierno de Gustavo Petro con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Al igual que Lafaurie, y como lo ha reconocido otro de los recién nombrados negociadores con las disidencias de las Farc, el también exministro de Uribe, Fabio Valencia Cossio, el zar de la palma y exministro de Agricultura, Carlos Murgas Guerrero, muy seguramente defenderá el proceso de negociación, pero tendrá posturas críticas y discrepancias en aspectos fundamentales que eventualmente podrían resultar como aportes significativos a la paz querida por Petro.
Vida y milagros del zar de la palma
Carlos Roberto Murgas Guerrero nació hace 70 años en una familia propietaria de grandes extensiones de tierra dedicadas a la ganadería y a la exportación de ganado a Venezuela desde principios del siglo XX, ubicada entre los municipios de Codazzi y San Diego, en el Departamento del Cesar.
Como nieto de Carlos Murgas Puche, dueño de la Hacienda Las Flores, Murgas Guerrero conocía los negocios del campo al derecho y al revés, también se movía con facilidad por María La Baja, Bolívar y la región del Catatumbo en Norte de Santander.
Como ingeniero agrónomo y después de conocer grandes plantaciones en Malasia, Murgas Guerrero cambió la vocación de sus tierras, sembró 50 mil hectáreas de palma, fundó el grupo empresarial familiar Oleoflores S. A. y se convirtió en el zar de la palma.
El conocido zar de la palma aportó 2 millones de pesos de la época a la campaña a la presidencia de Álvaro Uribe Vélez en 2002 y posteriormente, la empresa Oleoflores apareció entre las beneficiarias de un subsidio de riego y drenaje por $2,864,406,510 del programa Agro Ingreso Seguro (AIS), liderado por el entonces ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, durante el gobierno de Uribe que lo tiene pagando una condena de 15 años impuesta por la Corte Suprema de Justicia por favorecimiento a terceros.
Murgas Guerrero, según el portal Verdad Abierta, también apoyó la campaña presidencial de Juan Manuel Santos (2010-2018), fue ministro de Agricultura de Andrés Pastrana en 1998, se inventó el modelo de “alianzas estratégicas productivas” para agrupar a pequeños cultivadores de palma, que según denuncias han resultado ser sus familiares y también ha ejercido control sobre el agua del distrito de riesgo de María La Baja construido por el Estado.
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