Para algunos estrategas de las campañas políticas, medios de comunicación, sectores del poder económico y empresarial —con claros intereses económicos—, contratantes y financiadores de las encuesta de preferencia electoral, la noción de voto útil cobra importancia para esta segunda vuelta presidencial entre el candidato del Centro Democrático Iván Duque y Gustavo Petro de la Colombia Humana; como una estrategia política basada en la percepción de que el ciudadano tiene que escoger entre dos opciones en la que solamente debe quedar un vencedor.
Según el concepto de estos expertos en manipulación a la opinión ciudadana, la decisión racional es elegir la alternativa que más probabilidades tiene de ser la ganadora, sin mediar el nivel de afinidad de sus propuestas con los intereses individuales o del conjunto de la sociedad.
Con el voto útil se pretende alcanzar el mayor respaldo a la opción más cercana para bloquear al candidato que puede colocar en riesgo su eventual elección, mostrando que este no es la primera opción del electorado. La estrategia es interferir al elector, que basándose en la información que arrojan las diferentes encuestas de opinión pondera las posibilidades de elegir, buscando cautivar el voto de los indecisos dejando entrever una ventaja significativa sobre su contendor. En pocas palabras para estos estrategas del maquiavelismo electoral, las consultas de opinión son la mejor herramienta para persuadir a los sufragantes que en este proceso hacia la segunda vuelta presidencial "ya está decidido quien va a ser el elegido", incitándolo a hacer de su decisión un voto útil, convirtiéndolo en un acto protocolario de ratificación al designado.
Los resultados de la primera vuelta, contrario a lo proyecciones que puedan tener estos especialistas que ven las elecciones como un ejercicio matemático que se construye a partir de los resultados que arrojan las encuestas, mostraron cómo las maquinarias políticas dejaron de dar los resultados esperados, puesto que el ciudadano deja de ser un simple receptor de la desinformación que trasmiten a través de los diferentes medios de comunicación y redes sociales, para asumir su rol de constituyente primario, a partir del reconocimiento que tiene de las propuestas presentadas por cada candidato, decidiendo por la opción que le sea más atractiva a sus intereses y la imagen que se tenga del aspirante presidencial.
En este proceso electoral han sido sistemáticas dos situaciones: las campañas de desinformación y difamación contra el candidato de la Colombia Humana, y los resultados arrojados por las encuestas que han sido publicadas hasta el momento en las que proyectan un panorama excesivamente triunfalista, colocando al candidato uribista con una ventaja en promedio de 20 puntos sobre Gustavo Petro, buscando desanimar a la franja que ya están definidos por el candidato de la Colombia Humana. Buscan motivar al electorado a no perder el voto, optando por Iván Duque, a quien presentan como el seguro triunfador en segunda vuelta.
El concepto del voto útil, en la presente coyuntura electoral, se debe interpretar y convertir en la principal herramienta del ciudadano para tomar la mejor decisión de cambio, removiendo del control del Estado a la actual clase política —incoherente y comprometida con escándalos de corrupción, que no tiene como fin el bienestar del país, sino mantenerse en el poder para beneficio personal—, hoy agrupada en torno al candidato del Centro Democrático Iván Duque.
Es hora de abrir el camino hacia una nueva Colombia, incluyente, con equidad social, comprometida con la construcción de un sociedad reconciliada y con la paz definitiva.