La primera verdad que se desprende de un análisis rápido de los resultados electorales, es que, gracias a la presencia de Rodolfo Hernández, Gustavo Petro no se alzó con la presidencia en primera vuelta. Es incontrovertible. Rodolfo captó la totalidad del voto silencioso que obra sin alharaca y proviene de la clase trabajadora y emprendedora colombiana que tiene perfecta conciencia de la tragedia que traería el comunismo, pero al tiempo está cansada de los políticos que viven de espaldas a las comunidades, aunque las usan bajo el entendido que cada cuatro años basta con comprar una porción suficiente de ellas y el resto del tiempo, en vez de servirles, se sirven ellos mismos. El voto silencioso abrazó a Rodolfo Hernández y ese voto silencioso no está en las encuestas, pero es anticomunista, desarrollista y le tiene alergia al socialismo demagogo que vocifera mentiras ramplonas que se esparcen en la voz de los profetas de ultra izquierda. Ese voto silencioso se expresó por primera vez cuando batió a Santos en el referendo. Ahora derrotó a las encuestadoras por segunda vez.
Los petristas y los áulicos de Petro –no son los mismos- amanecieron consolándose con la idea de que el 40,32 % de Petro es una victoria frente al 23,91 % de Federico Gutiérrez, y a esta hora pretenden darle ánimos y persuadirlo que es un ganador y debe hablar como tal. Pero Petro no es tonto, él sabe que más que haber derrotado al uribismo, su primer lugar del 29 de mayo, tiene el claro sabor del preludio de una derrota. Petro sabía que su mayor posibilidad presidencial estaba en la primera vuelta, y contaba con que, si no ganaba en primera, Gutiérrez pasaría con él a segunda ronda y en 19 días lo podría moler con el discurso antiuribista que ha venido incubando y moldeando por casi 20 años. Pero no, con el respaldo de la Colombia que desde todas las ideologías no quiere un “venezolanazo” para el país y encuentra en Rodolfo un hombre sin los vicios de la politiquería, al que no se le puede decir que hará fraude, sobre quien Petro no tiene tiempo ni insumos para fumigar, con su fórmula histórica, que es el exterminio reputacional.
Petro, muy incómodo hoy, bajo su techo del 40 % empieza a entender sus equivocaciones y a asimilar sus errores de cálculo: Benedetti, Roy y Prada no pudieron traerle los votos de maquinaria de los que ellos se sirvieron en el pasado, pero su presencia insólita en el petrismo sí desnudó ante los votantes silenciosos, que Petro no tendría escrúpulos a la hora de buscar cómo elegirse y era capaz de rodearse de ladrones de cuello blanco, paracos, guerrilleros, expolíticos condenados y el que fuera, en un frenesí de codicia electorera que lo reveló capaz de aliarse con el mismo diablo para llegar al poder. Hoy, Gustavo Petro ha quedado expuesto y ya sabe que se equivocó.
Adicionalmente, el paso a segunda vuelta del ingeniero con su holgado 28,15 % y el inmediato respaldo del antipetrismo, que se manifestó instintivamente el mismo día, deja sin argumentos antisistema a Petro, porque la gente no le saldrá a la calle a vandalizar el país para protestar cuando un hombre de 77 años sin estructura le gane la presidencia, pues cualquiera ve que Rodolfo ya ganó la primera sin contar con respaldo oficial y se abrió paso sin vallas, sin sedes, sin tarimas, sin buses y sin el respaldo de grandes figuras, banqueros, industriales ni factores criminales o cualquier otro grupo de presión.
Así las cosas, el gran triunfador del 29 no fue Petro sino Rodolfo, y aunque Federico Gutiérrez perdió la posibilidad de disputar la presidencia, la victoria de Rodolfo le ahorró tener que asumir ante la historia el terrible peso de entregar nuestra democracia al comunismo.
Gutiérrez no tenía capacidad de triunfo con tantas equivocaciones. Primero no fue capaz de estructurar una campaña nacional y se encerró en una campañita provinciana que no tuvo alcance nacional, y cuando sus asesores santistas le hicieron ver que su rosquita paisa no alcanzaba, alineó a Luis Felipe Henao que en tan poco tiempo solo atinó a buscar parlamentarios y clanes regionales que lo caracterizaron definitivamente como más de lo mismo. Adicionalmente, su publicidad fue malísima, visualmente pobre y no vendía un mensaje, su imagen de hombre común no fue explotada provechosamente e inexplicablemente sus publicistas desperdiciaron las fortalezas. En los foros y debates no estuvo bien asesorado, se dedicó a atacar a Petro, cuando lo que tenía que hacer era desmenuzar y exponer las mentiras contenidas en la demagogia populista de Petro, pero sin mencionarlo ni hacer referencias personales que los colombianos no reciben bien. Cada alusión a “Petro” era una cuña para el zipaquireño, y nunca entendió que el mensaje negativo no podía ser él quien lo portara, pues en política lo malo se dice en abstracto y lo bueno se personifica en concreto.
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Los viejos paradigmas cayeron: las encuestas se autodesprestigiaron. Los análisis y proyecciones mediante algoritmos digitales se caracterizaron como la nueva herramienta vital
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El 29 de mayo será un día que duraremos mucho tiempo analizando, pues los viejos paradigmas cayeron: las encuestas se autodesprestigiaron. Los análisis y proyecciones mediante algoritmos digitales se caracterizaron como la nueva herramienta vital. Las campañas de multitudes en plaza no significan sino movilización costosa –como bien dijo Rodolfo- pues no representan intención de voto. La juventud no es una determinante, en cambio la novedad sí, el desprecio por las maquinarias y las roscas fueron la novedad de esta campaña en la que el ingeniero fue lo novedoso.
Ahora viene la contienda final, que sería equivocado proyectar en términos convencionales. Petro está “descolocado” y ya empezó a atacar rabiosamente a Rodolfo, pero el ingeniero no suele morderle el anzuelo, todo indica que afianzará su pacto con el voto silencioso, ignorará a Petro y buscará posesionarse el 7 de agosto sin haber entrado al círculo de odio en el que Gustavo Petro camina a sus anchas, no investido de pueblo y opinión sino tratando de cosechar, disfrazado de vengador social, después de 20 años sembrando odio contra un contendor muy diferente al que le tocó.
@sergioaraujoc