A casi un mes de las elecciones presidenciales y con los candidatos impulsando sus campañas en su recta final, se puede perfilar que habrá segunda vuelta en la contienda electoral, sin embargo el voto en blanco que al comienzo de las encuestas se perfilaba como un detonante importante y motor de cambio en las elecciones ha ido perdiendo significativamente su intención de voto en los ciudadanos.
Lo que comenzó con una oleada de indignación en evidencia de las pobres propuestas de los candidatos en diversos temas de interés nacional como seguridad, empleo, agricultura, proceso de paz y educación; se ha transformado en algo indiferente en diferentes sectores del país.
Esto evidencia primero que los candidatos han logrado llegarle a los ciudadanos y los medios de comunicación posicionando sus pilares de su plan de gobierno centrado en lo que para el país es de suma importancia que en este caso es el proceso de paz.
El presidente candidato fomenta un país incluyente, de oportunidades, de emprendimiento con pleno empleo y un país sin miedo a la paz. En términos generales para el país suena bien ya que los colombianos buscan la paz con el menor sacrificio posible y como su pilar suena esperanzador es el más opcionado para lograr la contienda electoral.
Sin embargo no alcanza a llegarle a la mitad más uno para evitar una segunda vuelta, su gran rival que según la última encuesta es el candidato del Centro Democrático Oscar Iván Zuluaga tiene una idea contradictoria sobre este tema en particular. El arremete contra el proceso de paz que se lleva a cabo en La Habana Insiste en la “la paz sin impunidad” que en otras palabras conciliar con la paz al tener la rendición de la guerrilla en enfrentamientos con el ejército. Al no ser una propuesta conciliadora y muy alejada de lo que busca el colombiano común podría perder las elecciones.
Si bien los otros candidatos como Marta Lucia Ramírez que ha punteado en las encuestas y quien centra su campaña en la lucha contra la corrupción, o Enrique Peñalosa que se ha mostrado diferenciador en su campaña centrándose en la ciudadanía sin tanto populismo; no alcanzarían por sondeo a ganarle al presidente candidato si se llega el caso de encontrarse en segunda vuelta con este.
Como segunda medida el voto en blanco no se ve como gestor de cambio para el país ya que este caso solo se da si el voto blanco llegara a ganar las elecciones con la mitad más uno, lo que implicaría unas nuevas elecciones con nuevos candidatos que en este caso es evidente que sería casi imposible no solo por los altos costos que demandarían una nuevas elecciones sino también porque los candidatos han logrado penetrar en la gente sus ideas de gobierno y no permitirían que el voto en blanco alcanzara el umbral necesario.
Así las cosas las elecciones presidenciales no serán atípicas y podremos ver como habrá segunda vuelta electoral dando como ganador al presidente candidato si logra afianzar el proceso de paz y minimizar los diversos problemas que se han presentado en plena campaña electoral, y el voto en blanco seguirá siendo un sueño idealista para un puñado de indignados soñando con un país transformado.