En un sistema democrático, como el que tenemos en Colombia, es fundamental que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto de manera responsable y consciente. Sin embargo, lamentablemente, parece que muchos aún no se han dado cuenta de la importancia de su decisión y caen en el juego de elegir a los candidatos más carismáticos o atractivos, sin poner atención a sus propuestas, trayectoria o competencias.
Es cierto que las entrevistas a los candidatos a menudo dejan mucho que desear. Es preocupante ver cómo algunos medios de comunicación los ponen a tocar instrumentos, contar chistes o jugar a la pelota, en lugar de centrarse en temas relevantes para el país. Estas entrevistas frívolas y vacías no nos dan una idea clara de las capacidades y aptitudes de los candidatos para gobernar.
El problema radica en que el votante promedio se deja influenciar por estas tácticas de marketing y termina eligiendo al candidato más carismático, el que hable más bonito o el que tenga una imagen más atractiva. Esto nos ha llevado a tener gobernantes mediocres y deleznables en el pasado, como Andrés Pastrana e Iván Duque, quienes no han estado a la altura de las necesidades y expectativas del país.
Es momento de reflexionar y madurar como votantes. Debemos dejar de lado la superficialidad y comenzar a elegir gobernantes basados en criterios más sólidos. Debemos observar quién responde a intereses oscuros, quién tiene buenas intenciones y, sobre todo, quién tiene una trayectoria anti-corrupción y las mejores competencias para liderar.
No podemos permitirnos tener gobernantes ridículos que nos sumerjan en la mediocridad una y otra vez. Necesitamos líderes que estén comprometidos con el desarrollo del país, que busquen el bienestar de todos los ciudadanos y que tengan la capacidad de tomar decisiones acertadas.
Es hora de elegir pensando en el futuro de Colombia y no dejándonos seducir por discursos vacíos y promesas incumplidas. Los votantes debemos informarnos, analizar a los candidatos y sus trayectorias, para tomar decisiones conscientes que nos permitan tener un gobierno transparente y eficiente.
En conclusión, es fundamental que el votante colombiano madure y deje atrás los criterios superficiales para elegir gobernantes. Necesitamos líderes que estén realmente comprometidos con el país y que hayan demostrado su capacidad para gobernar de manera justa y transparente. Solo así podremos tener un futuro mejor para todos los colombianos.