Reses muriendo de sed, ríos convertidos en caminos de piedra e incendios en vastas hectáreas de bosques, son apenas algunas imágenes que se asocian al Fenómeno del Niño en Colombia. Sin duda, los extremos más fuertes e increíbles del clima están sacudiendo este año. De hecho, la Organización Mundial Meteorológica (OMM) ha confirmado que ha sido el más caliente desde 1880, cuando se empezaron a monitorear los registros del clima. Si no que lo diga un costeño a la 1 de la tarde en cualquier parte del caribe colombiano.
O mejor aún, que hable del tema un nativo de Galerazamba, Pueblo Nuevo, Loma Arena, Arroyo Grande, Colorado o Santa Catalina, el cual encontrarás a solo 50 minutos de Cartagena o Barranquilla. Éste lugareño, indudablemente te contará con detalles las consecuencias que le ha tocado pagar a causa del grave fenómeno.
Porque quien lo vive es quien lo goza, o mejor dicho, quien lo sufre; será este provinciano, quien más que contarte podrá mostrarte los estragos del Niño, pues los recursos naturales que lo rodean le han servido para devengar su sustento, por lo menos, durante 50 años. Alrededor de él nos podremos encontrar con uno de los paraísos más exóticos, naturales y medicinales de la región Caribe Colombiana: El Volcán del Totumo y la Ciénaga que lleva su mismo nombre.
Los paisajes y beneficios de estos dos últimos le han dado la vuelta al mundo. Y no es para menos, pues cuentan con uno de los pocos volcanes de lodo en donde te puedes sumergir sin problema –por ahora.
Hablan los actores
Las personas que se meten (al volcán) son las que pueden decir lo que se siente antes, durante y después de salir. “Por eso es que para mí, este es el lugar donde yo vengo diariamente a buscar la bendición para mi familia (...) es el lugar que me permite cumplir todas mis necesidades” afirma con una cara resplandeciente y agradecida Mari Cruz Díaz, quien lleva 28 años atendiendo centenares de turistas en su restaurante “La tierra Prometida”, ubicado en la inmediaciones del Volcán y la Ciénaga del Totumo. Por su parte, gracias a su labor, subsisten 7 personas.
Indiscutiblemente estamos hablando de uno de los lugares turísticos con mayor impacto económico y social del Departamento de Bolívar, pero que hoy se encuentra destinado a desaparecer sino se dejan atrás las practicas "politiqueras", las confrontaciones entre grupos políticos y las disputas entre las administraciones gubernamentales del Departamento de Bolívar y el departamento del Atlántico; referentes principales que han desestimado un emporio turístico nacional e internacional.
Y si fuera solamente eso. Los lugareños relevan que los beneficios del Volcán en la salud de las personas son terapéuticos. Ya que “su lodo permite eliminar el acné, manchas en el cuerpo; mejorar la hipertensión, el reumatismo, las ulceras… “es una relajación total”, afirma Ana Milena Buenaga, quien lleva más de 15 años sacándole el barro a la gente. Señalan también que el lodo que se genera al interior del Volcán cuenta con más de 51 componentes, constituidos por minerales como el potasio, el magnesio, gas metano, azufre, yodo, calcio, hierro, aluminio, sílice, entre otros.
Actualmente sus propiedades curativas siguen intactas, sin embargo el Fenómeno del Niño, ha traído consigo estragos fenomenales. Ha aumentado la profundidad del Volcán a siete metros luego de tener dos.
A pesar de todo, son las manos nativas a través de sus conocimientos empíricos pero extraordinarios, que han podido mantener lo que fenómenos naturales se han querido llevar. Es por ello, que Manuel Cortina, representante de la Asociación de Vendedores Gastronómicos y trabajadores del Volcán del Totumo, hace un llamado a las autoridades locales, regionales, nacionales e internacionales para que de una vez por todas reconozcan que del lugar (Ciénaga y Volcán del Totumo) se sostiene casi el 85% de los pobladores de este municipio.
Manuel Cortina, luce con orgullo el suéter que lo distingue como uno de los representantes del lugar, acompañado de un jean desgastado y unos zapatos para trotar, que nos permite pensar que siempre está luchando por las necesidades de todos sus coterráneos. Nos cuenta alguno de los planes que tienen desde la Asociación y porqué anhela que sean intervenidos por el gobierno: "El volcán y la Ciénaga del Totumo deben ser intervenidos por la Gobernación de Bolívar, la Gobernación del Atlántico, el Gobierno Nacional en cabeza del Presidente Juan Manuel Santos para la implementación de un parador turístico que coloque al Municipio en uno de los principales destinos al hablar de Cartagena o Barranquilla. Un parador Turístico que esté dotado por los implementos necesarios e higiénicos para que el cliente-turista siempre quiera regresar. Sobretodo, ofrecer capacitaciones actualizadas a la población que trabajaría, en áreas como: atención al cliente y manejo gastronómico".
Economía
De igual forma, nos cuenta que, “anteriormente al Volcán llegaban aproximadamente mil personas semanalmente en temporada baja y que al llegar las temporadas altas este número aumentaba hasta los 5 mil turistas." Así mismo, las ventas en los kiosko-restaurantes eran rentables, ya que no solo llegaban empresas turísticas sino también personas naturales que tomaban al volcán como un plan familiar de todos los fines de semana.
Para reafirmar estos relatos, en el patio trasero de más o menos 4 viviendas, encontramos sentada en una mecedora a Nelsy Molina, una de las líderes comunitarias más importantes del municipio de Santa Catalina y el volcán del Totumo. Esta mujer de unos 37 ó 38 años de edad, de tez trigueña y con alma guerrera, nos deja ver a través de su experiencia la lucha con la que deben cargar los habitantes del municipio por culpa del Fenómeno del Niño y la ausencia de Estado y de gobierno: "Mientras no exista una inversión por parte del gobierno, el turista seguirá llegando pero lastimosamente no regresará porque dicho atractivo está en decadencia. Lo que se quiere, es que si llegan diez regresen cuarenta, si llegan costeños regresen cachacos, que sigan llegando de todas partes. Pero que vean al Volcán como lo que es, como un paraíso exótico y natural, que de gusto recomendarlo en cada rincón al que vayan. Entonces, pedimos a nivel nacional que miren las dos empresas turísticas que tenemos aquí: El Volcán y la Ciénaga del Totumo, las cuales no miran ni diploma profesional ni color político".
‘No hay agua pa´ tanta gente’
La preocupación latente de todas las 300 personas ya no solo es la del volcán y el ecoturismo: ahora sufren la pérdida de agua por la sequía en la Ciénaga del Totumo. Manifiestan que su punto más profundo es de 50 centímetros, que han quedado atrás aquellos paseos por el cenagal, la visita a la Isla de los Cocos, de la Fantasía y las Garzas.
No obstante, la situación se acrecienta, puesto que al escasear la pesca y los paseos, lo único que se puede rescatar, la “sacada de barro” a los turistas, -por lo que normalmente cobran 5000- se está viendo en crisis porque no saben de qué otro poso sacar tanta agua. No asimilan la idea de estar comprando galones del preciado líquido.
Cabe resaltar que, si a la ciénaga no se le interviene científicamente, es posible que tan pronto vuelva a llover se vuelva a secar, pues el barro adsorbe el agua. Por ende, geólogos y expertos en temas ecológicos y ambientales hacen un llamado preventivo a las autoridades pertinentes con el fin de frenar el acabose de una de las fuentes de empleo más importantes del sector.
Expertos como Eduardo Zambrano, del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno del Niño, han afirmado en varias ocasiones que: "El Fenómeno del Niño, no es un evento cíclico, sino recurrente. Va a venir siempre. A pesar de que sabemos que va a ocurrir cada dos a cuatro años, seguimos cometiendo los mismos errores. Entre 2009 y el 2010 tuvimos un Niño, pero muchos no se dieron cuenta por las intensidades. Ha habido muchos Fenómenos del Niño que para el común de las personas pasaron inadvertidos. Solo en esta década, tuvimos, uno entre el 2004 y 2005, 2006 y 2007, 2009 y 2010. Y si le preguntan a cualquier persona, el ultimo que recuerdan es el del 1997 y el de 1983, que fueron tan intensos como este”.
Por su parte, el alcalde de Santa Catalina, Salomón Castro, plantea que la problemática que vive el municipio en general se debe a la falta de gestión de gobiernos anteriores y espera que al finalizar su periodo pueda dejar en alto el nombre de todos. “Nuestra intención es aportar para que así como se promociona Barú, Islas del Rosario, Bocagrande, entre otros sitios de Cartagena, nosotros seamos esa segunda alternativa. Que nos vean en las vitrinas del turismo más importantes del mundo, pues tenemos mucho para mostrar”.
Solo quedan esperanzas
Después de reconocer el territorio geopolítico en el que se encripta el Volcán y la Ciénaga del Totumo en el Municipio de Santa Catalina, equidistantes de los Departamentos de Bolívar y Atlántico, es evidente el clamor de muchos de sus pobladores por recuperar este espacio como fuente de progreso cultural, económico y político, toda vez que se presenta como el escenario natural, que por sus particularidades geológicas, se ofrece como el escenario propicio para desarrollar turismo ecológico en el Caribe Colombiano.
Los testimonios y revelaciones de los dolientes naturales de los municipios y veredas cercanas al Volcán del Totumo y a la Ciénaga que lleva el mismo nombre, denotan profundas preocupaciones por el futuro de estos dos “Tesoros naturales” con los que se cuenta, generadas quizá por confrontaciones políticas que históricamente han estado presentes, lo que permiten avizorar problemas de deterioro del entorno y de dos de los más importantes recursos naturales del Departamento de Bolívar.
Si bien los problemas, que se presentan por el deterioro y el abandono en el que se encuentran estos dos recursos naturales de la Región Caribe colombiana, han sido consecuencia del abandono de los entes gubernamentales del nivel local, regional y nacional, es también cierto que ha sido muy débil el liderazgo de los pobladores nativos de esta zona y quizá del gobierno local, en la gestión con los entes ambientales responsables de garantizar la sostenibilidad de estos recursos en condiciones óptimas para seguir perpetuando la culturas y los mitos que se tejen alrededor de estos.
No se desconoce que se cuentan con algunos logros propiciados por entes ambientales de la región, pero estos han sido gestionados por iniciativas de gobiernos externos, movilizados por intereses altruistas y de muy corto alcance en cuanto a su temporalidad, inversión y de incidencia social en el entorno. En este sentido, un polo de desarrollo y de progreso, como se quisiera referenciar este “paraíso prometido”, demanda garantizar la sostenibilidad de este a largo plazo y esfuerzos importantes para el logro de recursos nacionales y de Cooperación Internacional.
Las iniciativas de cambio que se pretenden para transformar este contexto como escenario de Progreso y de Turismo Ecológico, sería posible si se propone la construcción de proyectos de inversión –reales-, de generación de ingresos y de búsqueda de recursos nacionales y de Cooperación Internacional, como medios a través de los cuales se apalancaría los procesos de transformación. Procesos que nativos, lugareños, provincianos –como los quieran llamar- anhelan con ansias para renacer del paraíso prometido del Caribe colombiano.