Una de las razones por las que a los machos se nos pone la piel de gallina cuando escuchamos esa coreografía de Las Tesis que se extiende como un fantasma por el mundo es porque nos sentimos culpables. Algunos reaccionan de la peor manera, atacando, mostrando las venas de su garganta como lo que son, energúmenos que creen que las mujeres solo están ahí para satisfacer sus más bajos instintos sexuales. No exagero, ustedes saben que a ellos sus penes los convirtieron en caricaturas. Otros, los progres de Facebook, mantienen una indiferencia, una distancia, como si la cosa no fuera con ellos, como si el no haber asaltado en un callejón a una mujer no los eximiera del dedo acusador que esgrimen las mujeres más guerreras en las calles latinoamericanas.
Se equivocan mis queridos, ninguno de nosotros está eximido de la acusación. Trato de vivir acorde con estos tiempos, a mis cuarenta y un años intento seguir los preceptos de los jóvenes que han demostrado hasta la saciedad ser mejores personas que los que escuchábamos a Nirvana en los noventa. Trato de ser consecuente y respetuoso con el feminismo de mi esposa pero no he podido ser la persona que quiero. El violador también soy yo porque creo que la menstruación no debería ser un tema que se trate en la mesa, el violador también soy yo porque me aburren los deportes practicados por mujeres, porque en mi biblioteca las mujeres apenas ocupan un 10 % de sus estantes, porque he creído que entre un hombre y una mujer difícilmente puede haber una amistad y considero que se ve mejor la infidelidad en un hombre que en una mujer, hago chistes misóginos y hasta hace muy poco no sabía quién era María Cano. El violador soy yo porque le he alcahueteado a muchos amigos maltratos hacia sus compañeras y no he dicho nada y al final me encojo de hombros y me consuelo diciendo que no pasa nada, que igual la cosa no es conmigo.
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Considero que se ve mejor la infidelidad en un hombre que en una mujer, hago chistes misóginos y hasta hace muy poco no sabía quién era María Cano
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Si, es con nosotros, los que hemos vivido cómodos en el patriarcado, los que le hemos sacado ventaja a eso de vivir en un estado que es un macho opresor. Ahora lo que resta, después de reconocer sus pecados, es empezar a cambiar. Por favor, no vayan a hacer lo de tantos mamertos en tantas partes del mundo que participan directamente en el performance, nosotros, ante esta muestra de poderío, lo que tenemos que hacer es callarnos y mirar y llorar y pedir perdón y cruzar los dedos para que no sea tarde. Afuera, eso que se escuchan no son gritos, ni arengas, ni siquiera es una manifestación, es el tren de la historia y tenemos que hacer méritos para subirnos en él. Los machistas no tienen espacio en el nuevo paraíso. Ya es hora de cambiar. Y ahí si me enfrento a la nada. No sé qué hacer para cambiar, no sé qué hacer para ayudar. Uno tiene una columna dizque para plantear un problema y luego resolverlo pero no, en este caso solo puedo reconocer mis errores, mis omisiones, reconocerme como un abusador más. Ojalá pueda sobrevivir al apedreamiento que merezco. Prometo no ser otro violador más.