El “videogate” criollo, a diferencia del “escándalo watergate” que fue el resultado investigativo de dos periodistas galardonados con el premio Pulitzer, amenaza con extenderse a las 180 iglesias no católicas registradas en Colombia. El escándalo “videogate” criollo se ha manejado con el estilo del chisme telenovelesco que juzga “a priori”, característico del periodismo nacional, y por la fantástica escalada que va teniendo no seria extraño que aparecieran vínculos con Al Qaeda o con el trafico internacional de armas. Es tan serio y objetivo el periodismo nacional que no se han detenido a calcular el resultado económico de 40 años de trabajo, ni los beneficios de la inversión que estos resultados puedan generar, igual podría ser el caso de muchos servidores de la patria. Tampoco se han detenido a calcular el número de personas que han logrado superar su condición espiritual y su calidad de vida gracias al constante y dedicado trabajo social y espiritual de la Dra. María Luisa Piraquíve, reconocido y galardonado dentro y fuera del país. ¿Acaso está tan ciego nuestro periodismo que no logran relacionar al Movimiento Independiente de Renovación Absoluta MIRA con la piedra en el zapato de los negociadores del TLC, de las empresas privadas de servicios públicos, de los negociantes de peajes, de los negociantes de la salud, de los negociantes del transito, de los conductores alcohólicos, de los traficantes de blancas, etc., etc., etc.? ¿Acaso está el periodismo nacional de acuerdo con mantener un país en el atraso, rico para pocos y miserable para muchos Ad portas del cambio climático? No, ellos están tan cómodos en su punto de confort que prefieren sacrificar el futuro de todos y también el de sus hijos para beneficiar los intereses de unos pocos particulares.
No se necesitan cuatro dedos de frente para ver que el “videogate” no es más que un complot mediático para sacar del camino a un movimiento político que a pesar de su escasa representación está cambiando al país y la forma de hacer política en Colombia. La idea de duplicar su representatividad resulta inaceptable, ¿para quienes? le pregunto al periodismo investigativo.