Un año después del secuestro del equipo periodístico de diario El Comercio, aparece una nueva pieza en el rompecabezas. Es un video -hasta ahora inédito- enviado como una prueba de vida de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, a pocas horas de ser plagiados en Mataje, por Guacho, cabecilla del frente narcoterrorista Oliver Sinisterra.
En esa toma, que aquí revelamos, los tres trabajadores de El Comercio se ven preocupados, molestos e impacientes. Sin embargo, están relativamente calmados. Nada permite presagiar la angustia que vivirían durante casi dos semanas en manos de los disidentes, hasta su ejecución, que casi con certeza ocurrió el sábado 7 de abril, según la investigación periodística publicada en el libro “Rehenes”.
Esta primera filmación casera no fue entregada por las autoridades del Gobierno a los familiares. A algunos de ellos, una persona que participaba en las reuniones del Comité de Crisis, integrado para negociar la liberación, les mostró informalmente el video, el 29 de marzo, en un celular, luego de que se conociera y desmintiera desde el Gobierno ecuatoriano la noticia de la liberación, el 28 de marzo, publicada por diario El Tiempo, de Colombia.
“Para nosotros, la del 29 fue realmente la primera reunión del Comité, luego de insistirle al ministro Navas que integrara el organismo y empezara a actuar. Luego de que se difunde la noticia de la liberación, nos citan el 29 en la mañana al ECU-911 y nos muestran el video como para calmarnos”, recuerda Yadira Aguagallo, pareja de Paúl.
En esa cita también les piden a los parientes de los rehenes que no den detalles del video a la prensa, ni cómo es, tampoco su contenido. Ese mismo día, las autoridades acudieron a la Asamblea, a la Comisión de Seguridad. Mantuvieron una reunión de carácter reservado. No obstante, luego el legislador Fabricio Villamar declaró a la prensa que les mostraron una filmación, en la que se ve a los tres, que están bien en un lugar con vegetación.
El video lo recibió el mayor de policía Alejandro Zaldumbide. Lo más probable es que fue el lunes 26 de marzo, pasadas las cinco de la tarde, como evidencia de que se encontraban bien. La filmación dura un minuto y 20 segundos. La toma está captada en una finca selvática despejada, al parecer antes del mediodía, en el lado colombiano. El primero en intervenir en la toma inicial es Paúl Rivas, quien le pide al disidente que está grabando que se acerqué para que se pueda escuchar con claridad lo que iba a decir Javier Ortega.
“Bueno, estamos con Efraín Segarra, Paúl Rivas y Javier Ortega, quien les habla; estamos en calidad de retenidos por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Llegamos el lunes, nos detuvieron aquí este día lunes 26 de marzo; nos han tratado bien, estamos bien, para quien escuche este mensaje, y ahorita solo estamos en manos del presidente ecuatoriano Lenín Moreno. Ello simplemente están negociando, no nos han hecho daño, pero obviamente la condición es que el gobierno ecuatoriano acepte las condiciones para nosotros también poder salir tranquilos, sanos y salvos. El mensaje es que ahorita estamos en manos del Gobierno ecuatoriano”.
Hasta ahora, solo se conocía públicamente el contenido del chat que el disidente mantenía con el policía. La tarde del último lunes de marzo de 2018, Guacho escribió:
“Hola hola… Tengo tres personas retenidas ecuatorianas, dos periodistas de Quito y el chofer. En sus manos está la vida de esas personas. Hola hola, qué más cuenta. En diez minutos téngame respuesta o desaparecerán esos señores”.
-“Saludos Guacho, buenas tardes. ¿Te puedo llamar?”
-“Usted sabe, no recibo llamadas”.
-“Me gustaría hablar contigo”.
-“En esos minutos no tiene respuesta clara, día a día van a tener bajas, como militares y civiles, ustedes provocaron. Chaooo pues”.
En el vídeo, el más alto del grupo, Paúl, aparece con una camiseta café y una gorra en su mano izquierda. En el centro, Javier el más joven, con camisa celeste. A la derecha, Efraín, el mayor del grupo, con las manos cruzadas detrás de la espalda. Aunque no lucen cadenas ni tienen las manos amarradas, ya habían perdido la libertad para moverse.
Aún no hemos podido esclarecer con certeza si el vídeo fue enviado a Zaldumbide el lunes 26 o al día siguiente. No obstante, en los primeros mensajes Guacho habla de que está enviando un video al policía.
Tres ecuatorianos los secuestraron
Ese lunes el equipo de El Comercio pasó a las 09h03 por el destacamento de la Marina. Tenía la autorización del comandante John Merlo, a cargo del Mando Unificado que estaba en control de los dos cantones conflictivos de Esmeraldas: San Lorenzo y Eloy Alfaro.
Minutos después, Javier, Paúl y Efraín llegaron a Mataje Nuevo, que estaba semidesierto. Empezaron a circular por las calles. Mientras se dirigían hacia Mataje Viejo fueron interceptados por tres ecuatorianos, que les apuntaron con armas de fuego y los obligaron a bajarse de la camioneta, según el testimonio de Gustavo Angulo, Cherry.
Los abordaron los ecuatorianos Roberto, Christian y Andy, cumpliendo instrucciones de Guacho. Él había ordenado matar ‘cualquier equipo de periodistas, vendedores ambulantes o investigadores’ que aparecieran por el sector. Por esos días, ya había advertido a través del chat con el mayor Zaldumbide que mataría a civiles extraños.
Roberto -cuyo verdadero nombre es Jesús Segura- llamó a Cherry, quien estaba en Brisas de Mataje, en Colombia para preguntarle qué hacer con ellos. A su vez, Cherry contactó a Guacho y le consultó si los debía ‘pelar’. El jefe disidente decidió que los llevaran al lado colombiano, donde él se encontraba en un lugar cercano. Esto ocurrió antes de las 10h00 de ese lunes.
Uno de los tres captores les pidió no resistirse, porque solamente les iban a llevar al lado colombiano para que pudieran entrevistar a Guacho. Con engaños, intentaban que Javier, Paúl y Efraín mantuvieran la calma y no opusieran resistencia. En el lado colombiano, al menos los dos primeros días estuvieron con Guacho.
Zozobra y miedo de los familiares
Los familiares del equipo ya tenían sospechas de que algo grave pasaba: no se habían comunicado desde la mañana. El celular de Yadira Aguagallo, pareja de Paúl, sonó. Le informaban de la redacción del diario capitalino que debía acudir al ECU-911, a una reunión.
Temprano en la mañana ella se había comunicado con él, antes de su paso a Mataje. Luego intentó contactarlo infructuosamente para preguntarle si había logrado fotografiar la explosión de una tanqueta militar.
Antes de oscurecer, el director de la DGI, general Pablo Aguirre, se reunió con el ministro del Interior, César Navas para comentarle la información que había recibido del mayor Zaldumbide. A las 18h30 estaba confirmado el dato de que se trataba de equipo de El Comercio. Entonces Navas decidió integrar, con el aval del Presidente, un comité de crisis, compuesto por 18 funcionarios y los representantes de los familiares del equipo de El Comercio.
Desconcertados, los familiares de los tres plagiados, entre ellos, Galo Ortega, Christian Segarra y Yadira Aguagallo, llegaron esa noche a las instalaciones del ECU-911.
A los familiares no les dijeron que el responsable del secuestro era Guacho, quien venía chateando con Zaldumbide desde el 13 de enero de 2018. Solo recibieron una indicación muy puntual: no hacer públicos los nombres de sus seres queridos, para no poner en riesgo sus vidas.
Operaciones frustraron liberación
Todo indica que las primeras 48 horas Javier, Paúl y Efraín estuvieron cautivos pero esperaban ser liberados, por eso permanecieron en un caserío cercano al fronterizo río Mataje. Una evidencia de su localización son una serie de imágenes calóricas captadas por un aparato aéreo que sobrevoló la zona, entre el 27 y 28 de marzo.
Las imágenes en blanco y negro -también difundidas por primera vez en “Rehenes”, son desconcertantes. Muestran las siluetas de tres personas -sentadas, juntas e inmóviles- en medio de la madrugada, en espera. No tienen cadenas ni están atadas.
La huella calórica fue captada desde el aire por un aparato de espionaje electrónico, que sobrevolaba la zona y que cubrió un radio de dos kilómetros a la redonda, tomando como referencia Mataje Nuevo, Mataje Viejo y Las Delicias, en el límite fronterizo.
Según analistas de Inteligencia, estas imágenes correspondían a Javier, Paúl y Efraín, secuestrados dos días antes en Ecuador.
El 28 de marzo, a las 03h27, la cámara también captó otras tomas: muestran tres anillos de seguridad formados por hombres armados, en actitud de vigilancia de las tres personas. Otras siluetas térmicas se ocultan entre la maleza, en vigilia. A menos de 300 metros de distancia hay una casa, donde también se observan varias figuras. En las inmediaciones aparecen carpas.
El aparato realizó varios sobrevuelos durante unos 40 minutos hasta tener un perímetro estable de observación; descendió hasta 450 metros de altura. Detectó movimientos de personas, dos kilómetros a la redonda.
Dieciocho horas después de haberse registrado esas imágenes, exactamente a las 21h25, diario El Tiempo de Bogotá publicó una noticia esperanzadora. Una fuente militar de alto nivel le confirmó a una periodista de ese medio que los dos comunicadores y el conductor habían sido liberados.
Aunque en esos días, algunos miembros del comité de crisis en Ecuador dijeron desconocer de la supuesta liberación y desmintieron el artículo de El Tiempo, el exministro Navas confirmó en el libro “Rehenes” que sí recibieron datos fidedignos sobre el fin del cautiverio.
Por ese motivo, el Gobierno preparó una rueda de prensa en la Secretaría de Comunicación, movilizó helicópteros y coordinó el desplazamiento del fiscal Christian Rivadeneira a San Lorenzo para que recibiera a los periodistas y al conductor.
Rivadeneira ratificó que estuvo varias horas esperando en el Batallón de Infantería de Marina San Lorenzo (BIMLOR) para la liberación, luego se planeaba trasladarlos por vía aérea al aeropuerto de Tachina, en Esmeraldas, y posteriormente a Quito.
Por primera vez desde que dejó el Gobierno, en abril del 2018, César Navas detalló lo ocurrido, en “Rehenes”.
“Por fuentes de Inteligencia en la zona se decía que los van a liberar. El ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, habló con el ministro ecuatoriano, Patricio Zambrano; por eso incluso se preparó un equipo para los traslados y los chequeos médicos. También hablamos con la Secretaría de Comunicación (Secom), ellos tenían todo preparado para hacer un anuncio formal al país. Entonces, nos sorprendió la llamada del Ministro de Defensa de Colombia, diciendo que ya estaban liberados. A él, esa información le comunicaron altos mando militares y se enteraron por informantes. Pero eso nunca ocurrió”.
¿Por qué entonces no se concretó la liberación?
“No lo sabemos, solo nos dijeron que de un momento a otro los habían movido de la zona. Con esa información preliminar incluso movilizamos aviones y helicópteros. Yo hablé con el Presidente sobre la posibilidad de liberación”.
Pese a que estos hechos fueron confirmados por la principal autoridad que estuvo al frente del Comité de Crisis, ni la Fiscalía de Ecuador ni la de Colombia han profundizado en esta línea investigativa. No han indagado por qué no los liberaron.
Hasta el momento la única explicación de por qué no se concretó la liberación la ha dado Jesús Vargas Cuajiboy, conocido como Reinel, uno de los comandantes del frente Sinisterra. En una entrevista concretada en diciembre pasado, Reinel, que está detenido en Colombia, respondió que Guacho sí iba a liberar a los tres ecuatorianos.
-¿Por qué no los liberaron, qué pasó?
-“Por las operaciones que hacían la policía y los militares, había falta de seguridad”.
¿Los operativos eran en Ecuador o en Colombia?
-“En Colombia”.
Tras esa frustrada liberación, los secuestradores se adentraron en la selva de Nariño y recorrieron caseríos, esteros y ríos. Movían constantemente a los rehenes, precisamente porque había operaciones militares en Colombia y barridos desde Ecuador, coordinados entre policías de ambos países. El objetivo era ubicar a Guacho y abatirlo.
Los operativos no cesaron durante las negociaciones para liberar al equipo periodístico y canjearlos por tres hombres de Guacho: Cuco, Tobón y Cuajiboy.
El 7 de abril, Guacho decidió ejecutar a Javier, Paúl y Efraín, colmado por una negociación infructuosa y acosado por las incursiones de las fuerzas militares y policiales en Colombia.
Un año después, sus familiares aún claman por justicia y una investigación imparcial que esclarezca las causas y circunstancias del crimen. Guacho fue abatido por fuerzas colombianas, en diciembre pasado, junto con el segundo de la organización, Pitufo.
*Este artículo fue publicado originalmente el 27 de marzo de 2019 con el título 'Javier, Paúl y Efraín fueron filmados a pocas horas de su secuestro en Mataje por hombres de Guacho' en el portal Código Rojo. Para ver la nota haga click aquí.