Nació un día de octubre de 1983, fecha importante, pues si hacemos bien las cuentas solo tiene 31 años y la desmovilización fue en el año 2006. Duró seis años en el grupo armado al que perteneció, lo que indica que fue menor de edad cuando fue reclutado; se desmovilizó mayor de edad y esto no le permite ser reconocido como víctima, aunque lo fue,
Como esta persona en proceso de la ACR hay muchos, llevan un proceso de reintegración positivo, han realizado las acciones de servicio social de manera responsable y sin embargo están acogidos a la ley 975 de justicia y paz, e irremediablemente deben ir a la cárcel 8 años. Pero muchos son conscientes de ello y lo asumen, lo esperan y con altura están dispuestos a pagar prisión pues reconocen que hicieron daño y hay unas víctimas que esperan de alguna forma justicia.
Este es uno más de los dramas de la guerra, que tiene muchas posiciones, guerra en la que cada persona toma partido, en ocasiones sin conocer la realidad de los otros actores del conflicto que derrama la sangre de nuestro país. ¿Por qué es un drama dirán algunos?
En mi labor diaria por sembrar un poco de paz en mentes y corazones, me he encontrado muchos de estos dramas, que pese a que es necesario e inevitable, trae consecuencias a otros que nunca tomaron un arma en sus manos. Elegí apoyarme en la historia de esta persona de 31 años, pues es conmovedora su valentía para asumir un reto tan duro como la cárcel.
Al conversar con este colombiano, y conocer más de su historia de vida, me encuentro con un hombre que a los 11 años se fue de su casa, se fue a trabajar siendo un niño, sin unos padres que hicieran lo posible por retenerlo, un ser humano que a pesar de no sentirlo de esta manera fue castigado por sus padres con violencia.
Hagamos el ejercicio de imaginar cuánto y de qué formas puede sufrir un niño que a los 11 años solo tiene por delante trabajo pesado y nula educación, que solo ve violencia en su contexto, armas, temor.
Luego de desmovilizarse reconstruyo su vida, hizo una nueva familia y tiene una hija de 6 años, la cual refiere este colombiano conoce su situación, es consciente de la realidad de su padre y aunque reconoce que es duro, piensa que es lo mejor, en este punto refiere. “la niña sabe todo, es consciente, es una niña muy inteligente”, sin embargo al igual será huérfana como una de las niñas a los que su padre fue asesinado en medio del conflicto. Este padre reconoce que su vida cambio definitivamente cuando esta niña de 6 años nació, ella le da fuerzas y alientos a diario.
Esperar ese día que será detenido es muy duro y este ser humano lo reconoce “cuando el fiscal me dice que esté preparado, es duro, es duro por más que uno se prepare ir a la cárcel, además si a uno le dijeran que se presentara pues uno se presenta, pero que le dieran tiempo a uno de organizar todo, de renunciar al trabajo, pero no que lo capturen a uno cualquier día, sin uno saber exactamente cuándo, si la intención fuera huir, pues yo y muchos compañeros lo hubiéramos hecho”.
Tiene clara su participación en la guerra y aunque en el momento que tomo la decisión de pertenecer al grupo armado no era muy consciente de lo que hacía “yo fui criado en zona de paramilitares, era un juego tener un arma, en ese tiempo para mí era emocionante”.
Pero lo más importante fue la revelación que finalmente hizo, en la que reconoce que fue un victimario que hizo daño, que hay hijos huérfanos de la guerra por las acciones de ese grupo al que perteneció, “Es bonito botar esa mascara que uno lleva, hay compañeros que no lo aceptan, fuimos victimarios”. En este punto se aclara una realidad dura pero necesaria, aceptar su responsabilidad les permitirá un alivio, más tranquilidad en su alma, en su vida, además de un alivio a las víctimas de sus acciones.
Esta persona en proceso de reintegración sabe que es joven y que su hija y su familia sentirán orgullo por afrontar su responsabilidad con la cabeza en alto, aportando de gran manera a esa búsqueda incansable de la paz.
JUAN CARLOS CASTRILLON RODRIGUEZ
PROFESIONAL REINTEGRADOR II
PSICOLOGO
GT. PUERTO BERRIO.