El presidente Iván Duque muere por entrevistarse con Joe Biden, este parece ser el propósito máximo de su política exterior y en su último viaje, de los 29 que ha realizado al exterior, tuvo nuevamente un fracaso.
Seguramente dijo a sus asesores que aprovecharía la instalación de la Asamblea de las Naciones Unidas para intentarlo nuevamente, pero para cubrir las apariencias sería mejor idear un viaje más complejo que disimulara el verdadero propósito de su salida al exterior. Inicialmente anunciaron una gira por Europa, después lo redujeron a una visita a España, la cual por ser un fuerte inversionista en Colombia, no se negaría a hacerle fiestas al mandatario colombiano.
Inicialmente se le ocurrió ir a la Feria del Libro en Madrid en la cual Colombia era el invitado de honor. Preparando la visita, el embajador de Colombia en España, quiso asegurarse que no fueran a ella escritores críticos del gobierno, sino exclusivamente los que tuvieran una “posición neutral” el resultado fue una avalancha de críticas por una selección politizada de los participantes. Con esto el lanzamiento del segundo volumen de su libro sobre economía naranja tuvo que ser cancelado el día anterior a su partida. Los españoles se perdieron de este importante lanzamiento, pero ni en los círculos más especializados se sabía que había un primer volumen y resultaba grotesco presentar un libro anodino en medio de una feria en la cual no se había invitado a autores colombianos de dimensión internacional.
Las ceremonias y los besamanos se realizaron. El rey Felipe VI hizo los correspondientes agasajos y aunque había sido testigo de la firma de los acuerdos de paz con las Farc, no hizo referencia al tema, Duque reiteró sus ataques al gobierno de Maduro, a pesar de que España había anunciado su optimismo por las negociaciones en México entre el gobierno de Maduro y la oposición venezolana. Los españoles hicieron caso omiso de las referencias de Duque a Venezuela, no festejaron su discurso y lo toleraron pues este año también han tenido más de un encontrón con el régimen venezolano.
Además de los anuncios sobre promesas de inversión por 2.500 millones de dólares, se revivió el recuerdo de la donación de vacunas vía el mecanismo Covax, que no son regaladas sino vendidas y mecanismo al cual Colombia ha aportado US$ 214 millones. Se recordó la ya conocida promesa de que España donaría 50 millones de euros para todos los países de acogida a los migrantes venezolanos, que obedece al interés español de detener una llegada a ese país de estos inmigrantes. Otro acto fue renovación de un acuerdo suscrito en 2014 con el Instituto Cervantes, por medio del importante depósito de 7 libros sobre gramática, en las oficinas de dicha institución para la promoción de la lengua y la cultura. El plato fuerte de la visita fue la firma de un acuerdo de protección recíproca de inversiones que ya había sido suscrito en 2005 y que simplemente se actualizó de acuerdo a los estándares aprobados en la Unión Europea. Como se puede ver todos son refritos, noticias viejas.
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El embajador Pinzón, recién nombrado, estuvo dedicado 24 horas del día a conseguir una cita con Biden, aunque fuera para antes de culminar el periodo del mandatario colombiano en 2022.
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El viaje a España era apenas el anticipo del de Estados Unidos, el embajador Juan Carlos Pinzón, recién nombrado, estuvo dedicado 24 horas del día a conseguir una cita con Biden, aunque fuera para antes de culminar el periodo del mandatario colombiano en 2022. Para la galería se anunció que los temas de la visita eran medio ambiente, transición energética y la promoción de la inversión extranjera pero los anuncios oficiales no pudieron negar la realidad, se trataba de entrevistarse con empresarios, expertos en política algunos medios locales y un centro de pensamiento, el Woodrow Wilson Center, para hablar sobre la migración de venezolanos al país y sobre la reciente decisión del presidente de dar asilo temporal a uno grupo de 4.000 afganos.
El resultado de la visita fue la asistencia a una serie de eventos en los cuales no fue figura principal ni tuvo mayor protagonismo, pero en los que coincidió con algunos mandatarios de otros países, algunos empresarios y fue un invitado más en un evento de la Fundación Internacional para la Conservación (ICCF), que a pesar de su pomposo nombre es una ONG más que gestiona recursos para proyectos ambientales. También realizó otras reuniones como con los multimillonarios Jeff Bezos y Michael Bloomberg, siempre ofreciendo a Colombia como un lugar atractivo para nuevas inversiones.
En sus intervenciones Duque estuvo a la defensiva pues todo el mundo conocía sus discrepancias con el acuerdo de paz con las Farc, que fue avalado por toda la comunidad internacional y para tapar esto se sumó a las voces contra el cambio climático anunciando metas ambiciosas de descarbonización para el para el 2030, que lógicamente nadie cree.
Lo único que Duque recibió de Biden, fue una invitación que Wendy Sherman, subsecretaria de Estado, le hizo a la canciller, Marta Lucía Ramírez a una cumbre el 9 de diciembre que tratará sobre la situación en Venezuela. O sea Biden postergó no solo la cita sino la fecha de definición de la misma.
El periplo de Duque le sirvió para ausentarse de la Cumbre presidencial de la Celac que se estaba realizando simultáneamente en México y a la cual el único aporte colombiano fue vetar que, en el documento final de esta cumbre, se incluyera un llamado a la comunidad internacional para que levantara las sanciones contra Venezuela. De los 17 asistentes a esta cumbre, Colombia fue el único país que sostuvo esta posición.
Es una diplomacia ideológica, errática, oportunista, arrodillada y demagógica que no pudo contrarrestar la enorme caída en la favorabilidad que ubica a Duque como uno de los mandatarios más impopulares del mundo.