Antes de cualquier reproche, soy conductor de motocicleta y, sí, hice una conducta vial indebida, castigada con severidad y eso no tiene excusa. Sin embargo, tengo la tranquilidad de que nunca puse en riesgo mi vida, siendo esto lo que realmente debería justificar a un agente de tránsito a castigarla con tal severidad... pero estamos a merced de la Ley 1383 del 2010, que al modificar el artículo 131 de la Ley 769 nos discriminó como actores viales y debemos pagar con mayor severidad nuestras contravenciones así sean similares a los de los demás conductores.
En fin, me disponía a hacer un adelanto, pero la doble línea nos lo prohíbe, por lo que esperaba paciente la línea discontinua que me lo permitiera. No obstante, el motociclista que tenía a mi lado, sin mirar espejos o siquiera tener en cuenta que yo estaba a su costado izquierdo, poseído por el demonio de me “importa cinco los demás”, intentó hacer el adelanto. Por evitar el choque, me vi “obligado” a salirme, porque atrás venía otro vehículo, sin que frenar o quedarme en ese sitio fuera un opción…
Y sí, a la distancia venía un agente que vio mi acción, mas no lo que la motivó, así que siendo las 7:30 a.m. en la vía La vega-Mosquera mi moto era inmovilizada y me era entregada una orden de comparendo con la codificación D.06 (si fueran policías me creerían). Pensando que por ser temprano podría adelantar algo, me dirigí a la Secretaria de Tránsito de Mosquera y ahí comenzó el verdadero malestar e impotencia, que en tiempos de pandemia se vuelven ridículamente desmotivantes.
Comencemos con el argumento “legal” de que los trámites se debe soportar con el comparendo original; es decir, hasta que el susodicho agente lleve el comparendo a la Secretaría de Tránsito. Y según el manual de infracciones, cuando el comparendo es en carretera, es aceptable que se lleve después de doce horas de haber impuesto la multa. Además, deben saber que este “tipo” de comparendos nos obliga (motociclistas) a pagarlos o a hacer el curso para poder sacar la moto de los patios, cosa que no es obligatoria con lo demás vehículos. Otra perlita de la Ley 1383 que lleva diez años llenando los bolsillos de aquellos que administran patios y de los dueños de las grúas (dicen que en su mayoría son los mismos policías de tránsito).
Sin poder hacer nada, decidí que haría todo al siguiente día y me fui a trabajar, pero después del mediodía alguien me dijo que en Mosquera está funcionando la figura del pico y cédula, y ese era el único día que podría hacer algo del curso. Por lo tanto, llamé a pedir cita para concretarlo. Ciacon es el único centro habilitado en Mosquera y que estaba dictando los cursos para el descuento por pronto pago.
Ahí no paró la cosa, posterior al curso, tuve que salir corriendo para aprovechar y pedir el “inventario en patios”, pero El Papayo, el patio oficia al que mandaron mi moto, queda en la mierda y llegar amerita saber qué bus coger y no. Pues bien, no cogí el correcto y tuve que caminar por más de cincuenta minutos para llegar allá. Pasado este maluco día, debí pedir permiso para hacer el resto de diligencias el siguiente día, porque de no hacerlo mi moto pasaría un fin de semana en patios (quién quiere que pase eso).
Madrugar no sirve, pero lo hice, ya que tenía que liquidar el otro porcentaje del comparendo en la Secretaría de Tránsito y luego correr a hacer fila a un banco, donde tendría que pedirle el favor a un extraño porque tenía pico y cédula. Después de eso, debí esperar hasta las 12:00 m. (tres horas aproximadamente) para que la “abogada” revisara los dos juegos de fotocopias para que liquidaran patios y grúa. ¡Sorpresa! El agente (o su comandante de ruta) no había llevado el comparendo original (recuerden que son doce horas) y por ende no podía revisar mis datos y autorizar dicha liquidación.
Durante una hora tocó rogarle el flojo y mal policía que llevara el comparendo y cuando llegó no fue capaz de mirarme a la cara, igual ese uniforme los embiste de una prepotencia y poder tan desagradable que si no hubiese llevado el comparendo no habría podido hacer nada. (así de complicado es eso). Cuand al fin llegó el policía, el personal que liquida salió a almorzar (claro es su derecho, pero el resto puede seguir comiendo mierda e indignación), de modo que tocó esperar más. Finalmente, cuando volvieron, la funcionaria correspondiente tomó el comparendo, digitó el número del mismo y listo, se pudo liquidar.
¿Que si era necesario hacer esperar más de un día para poder liquidar todo? Pues la acción que hizo la funcionaria me dejó claro que no, que pudieron haber gestionado más eficientemente con la copia que yo tenía, lo que demuestra una vez más que tanto trámite solo contribuye a la indignación, pérdida de tiempo y consecuente ingresos por demoras para las administraciones públicas (qué conveniente).
Pero me queda claro que mi vida está por encima de ese comparendo.
Ojalá el amigo motero que me puso en este predicamento tenga una vida feliz y nunca tenga que pasar por algo así y mucho menos por un accidente. Sin embargo, si sigue manejando de esa manera, lo dudo mucho.
