Es el único piloto boliviano que timonea un Airbus 380, el avión más grande del mundo, con capacidad para 853 pasajeros y un costo de más de 400 millones de dólares. Lo pilotea en tres rutas desde Doha: Londres, París y Bangkok. Trabaja en Qatar Airways hace 10 años, y tiene una vida envidiable para muchos, producto de un duro esfuerzo para él y para su familia.
Miguel Quiroga Menacho, nacido en Caranavi (La Paz) de 53 años, está en Cochabamba de vacaciones (siempre que puedo vengo a visitar a mi madre, cuenta), pero ya tiene un pie en el aeropuerto para regresar a Doha (Qatar), donde comparte hogar con su esposa Verónica Demeure y sus dos hijos, Adrián (23) y Nicole (21), aunque ahora ambos están lejos de sus padres.
Se nota en su actitud que es un hombre determinado y de éxito, al estilo de esos capitanes de avión que se ven en las películas, pero al mismo tiempo es sencillo y sin pretensiones; no duda ni un instante en trepar como un chico la escalera que conduce al techo más alto del edificio de Los Tiempos para hacer las fotografías, y se le ilumina la cara cada vez que se imagina a sí mismo, dentro de algunos años, retirado del trabajo y disfrutando unas tardes de golf y unas tazas de cafés con sus amigos, por supuesto en Cochabamba.
No me imagino viviendo en otro lugar, dice.
En esta entrevista, el hombre que tiene en sus manos la vida de casi mil personas cada vez que vuela el gigante del aire, nos cuenta cómo llegó a ser quién es hoy y también reflexiona un poco acerca de la situación de la aeronáutica boliviana, en la que trabajó durante 20 años.
OH!: Volar es una tradición en su familia ¿Verdad?
Sí. Mi papá, Orlando Quiroga Soliz, era piloto, y murió en un accidente de aviación en Caranavi en 1963 cuando yo tenía un año, el estadio de Caranavi lleva su nombre porque le gustaba mucho el fútbol y lo impulsó. Luego de eso, mi madre, Ilse Menacho, regresó a Cochabamba y años más tarde se casó con otro piloto, Abraham Prada, quien trabajaba en el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) y que luego fundó su propia compañía de aviones de transporte de carga. Nosotros hemos crecido entre aviones.
Mi hermano mayor, Edgar, es piloto, vuela en Amaszonas. Yo soy piloto, mi sobrino es piloto, mi hijo también, somos una familia de pilotos. ¿Por qué? Imagino que hay cosas que son genéticas, que te transmiten el gusto por volar y lo otro es el ejemplo, ves un tipo de vida que te gusta y por eso la quieres para ti.
OH!: ¿Se acuerda de su primer vuelo y de cuándo decidió ser piloto?
Creo que cuando tenía unos 8 años y fuimos en un DC6 a Arica, pero no tenía claro que quería ser piloto. La decisión la tomé más o menos a los 17.
Mi mamá no quería que sea piloto, y ella trataba de convencerme de que sea arquitecto porque sabía dibujar y tenía cierta habilidad. Crecí pensando que iba a ser arquitecto, pero cuando vi que mi hermano Edgar se convertía en piloto, me di cuenta que eso era lo que quería.
Pero mi mamá no estaba convencida para nada, así que empecé la universidad y estudié derecho, porque había descartado ser arquitecto; estudié un semestre, pero hubo un golpe militar donde cerraron la Universidad de San Simón durante meses así que estaba sin hacer nada, y así fue que estudié aviación en Nueva York, donde tengo una tía, y saqué la licencia de piloto privado.
Luego me fui a Minneapolis porque quería mejorar mi inglés, y porque pude sacar la licencia de piloto comercial y de ahí volví a Bolivia. Si se tiene el dinero y se pone el esfuerzo, se puede terminar la carrera en un año, pero es una carrera cara porque hay que pagar las horas de vuelo.
OH!: ¿Cómo se llega a ser piloto?
Para una licencia de piloto comercial hay que tener unas 200 a 250 horas de vuelo como mínimo, con esa licencia puedes volar avionetas, aviones pequeños. Para una línea aérea ésta te da otro tipo de entrenamiento, te exige que estudies un curso que se llama Pilotaje de Línea Aérea, para sacar la licencia respectiva, pero para eso tienes que tener 1.500 horas de vuelo, y uno sale con sólo 250, es decir que 1.250 tienes que hacerlas dónde puedas.
Lo que hizo el LAB (Lloyd Aéreo Boliviano) fue contratar gente joven, darles el curso de piloto de línea aérea, que empiecen a volar, y una vez que han completado las 1.500 horas volando, han dado el examen y sacado la licencia. Así hice yo, que trabajé 20 años en el LAB.
OH!: ¿Cuál es el aeropuerto más difícil que hay en Bolivia?
Para jets es el de Sucre, para los de turbohélice, Camiri.
OH!: ¿Cómo llega usted a Qatar Airways?
Tuve la suerte que mi amigo Jimmy Luzio, que se había ido a Singapore Airlines, se fue luego a Qatar Airways donde necesitaban gente y me avisó. Mandé mis papeles, hice una entrevista y fui allá. Te soy honesto, yo no sabía que Qatar existía. En esa época había oído hablar de Dubai, y otros, pero no tenía idea de que Qatar era un país, en Google descubrí que tenía mucho potencial, que acababa de descubrir gas, además del petróleo, etc., así que me decidí a hacer la prueba.
OH!: ¿Y cómo toma la decisión de irse a un país desconocido y tan lejano, junto a su familia?
Ahí vino la parte difícil. Mi mujer siempre me había dicho que quería ir a otro lado, que me iba a acompañar a cualquier lugar menos a un país musulmán. Y la oportunidad que se me dio fue de irnos justamente a un país musulmán. Me tomó tiempo convencerla, pero ella es de agallas y se animó.
OH!: ¿Cómo ha sido criar a sus hijos en un país musulmán?
Ha sido perfecto. Uno no se da cuenta, pero cuando está en su medio tiene un montón de actividades y sin notarlo descuida a sus hijos. Se divide entre el trabajo, los amigos, etc. Aquí yo veía a mis hijos muy poco, aunque juraba que lo estaba haciendo bárbaro. Recién cuando nos fuimos a Qatar me di cuenta de que no les estaba prestando la atención que debía.
Allá, como es un lugar extraño donde no tienes amigos, ni parientes, ni nada, te unes más como familia. Llegaba el fin de semana y teníamos que pensar en familia qué hacer. Empezamos a ir al desierto, luego compramos un bote en sociedad con otros amigos, porque en ese entonces no había playas públicas, y así. Todo el tiempo libre que teníamos era para los cuatro juntos, y eso es algo que yo aprecio y agradezco porque gracias a eso nos hemos unido más y hemos podido criar a nuestros hijos de cerca, sin intermediarios.
OH!: ¿Qué ha sido lo más difícil de vivir en Qatar?
Depende a quién le haces la pregunta. Si me preguntas a mí no ha sido tan difícil, pero para mi esposa sí. Ella como mujer se da cuenta de que la discriminan, porque allí el hombre es más importante que la mujer, que por el hecho de ser extranjera la menosprecian, creen que todas las extranjeras son comprables, y ellas tienen que aguantar eso, la forma en cómo las miran, etc. Para la mujer la adaptación es más difícil. Ahora tenemos un grupo de amigos, la mayoría pilotos bolivianos que trabajan en Qatar Airways que deben ser unos 14.
OH!: Usted es el único boliviano que vuela el Airbus 380 ¿Qué significa para Usted? ¿Qué siente cuando está detrás del timón?
Como piloto es lo máximo, porque has llegado a volar el avión más grande y moderno. Siempre está el ego del piloto de querer volar el más grande. Está eso. Además solo hay unos 160 aviones de estos en todo el mundo.
Ahora, volarlo, es como volar cualquier otro avión. No siento mucha diferencia de cuando volaba el 330 al 380, este es más fácil porque es más moderno. Los aviones modernos son muy automatizados, no es como antes que tenías que jalar cables, poleas, palancas, etc., hoy en día gran parte del trabajo lo hace el piloto automático y las computadoras. Es casi como que el avión vuela solo. Uno está para atender alguna emergencia, para despegarlo y aterrizarlo.
OH!: Hablemos de emergencias... ¿Alguna vez tuvo una?
Cuando volaba los aviones carniceros tuve varias emergencias y un accidente, en el que terminamos en un pantano en el Beni en un panzazo. Fue cuando recién empecé a volar. Después en los Curtis he tenido varias emergencias, porque eran aviones viejos. En el LAB, una vez hemos aterrizado y se nos ha cruzado una vaca y hemos terminado fuera de la pista, pero en realidad la era jet ha sido muy segura, no hemos tenido casi nada que te pueda decir que me ha asustado.
OH!: ¿Qué beneficios le da ser piloto de Qatar Airways más allá de volar ese avión específico?
Me ha dado la posibilidad de volar aviones modernos y avanzar en mi carrera, mis amigos acá están volando los 737 y como gran cosa el 767, que es un avión de hace 20 años. Allá vuelas aviones modernos y muy bien mantenidos porque son nuevos, te sientes más seguro y más tranquilo.
Luego el conocer el mundo. Tengo un excelente seguro de salud, el seguro de vida es muy bueno, y el sueldo me permite hacer estudiar a mis hijos en cualquier lugar del mundo, además de que Qatar Airways me ha pagado los estudios de ellos hasta los 21 años.
OH!: ¿Lo malo de ser piloto?
Te pierdes muchas ocasiones, navidades, cumpleaños, eventos de tus hijos, aniversarios, no puedes estar con tu familia en momentos que son claves, como si se enferman por ejemplo. Y el trasnochar. Cambiar totalmente el reloj biológico, lo que te envejece. Uno vuela de noche, duerme de día, estás en diferentes horarios, y esos cambios te afectan. Dependiendo la licencia que tienes te hacen exámenes de salud cada seis meses o cada año. Si te encuentran una enfermedad, te paran hasta que cures y si no lo es, te quitan la licencia. Tienes un seguro de pérdida de licencia, y ahí se acaba la carrera. Puedes volar hasta los 65 años.
OH!: ¿Qué se ve haciendo cuando llegue a los 65? ¿Se imagina volviendo a Cochabamba?
Claro! Yo pienso volar hasta mis 65 años, si la salud me da. Terminaré mi carrera allá y me vendré aquí. Esta es mi raíz, acá está mi familia, mis amigos, ¿Dónde me voy a ir? Si me voy a otro lado voy a ser un extranjero más, acá está lo mío, además me encanta Cochabamba, y para una persona mayor es la ciudad ideal porque en 10 minutos estás en cualquier lado. Tienes todo cerca.
OH!: ¿Cómo ve la aviación boliviana luego de la oportunidad de volar en aviones tan modernos?
Es difícil. Ahora BOA por ejemplo está comprando como gran cosa un 767 que ya es un avión obsoleto. Me da pena ver lo que está pasando en Bolivia, que está viviendo una bonanza económica impresionante, y donde sin embargo los pilotos en el país ganan menos que lo que ganábamos nosotros hace 10 años en el LAB: eso no tiene sentido, no es justo ni correcto.
Este es un momento donde los pilotos estamos en alta demanda, todo el mundo necesita pilotos, Bolivia necesita pilotos. El momento de mayor demanda de pilotos y de mayor bonanza económica, es el momento en el que los pilotos ganan mal, ganan poco. En Qatar una azafata gana más de lo que gana un piloto acá en BOA, y eso es algo incongruente.
El piloto boliviano es un buen profesional, que vuela en condiciones más difíciles porque está volando montañas, con pocas ayudas tecnológicas, con malos tiempos, aviones viejos, pero ellos cumplen, no hay accidentes, no puede ser entonces que les paguen tan poco. Espero que se haga algo para cambiar esto.
Publicado originalmente en lostiempos.com