Todos conocemos la dichosa planta de la coca (Erythroxylum coca), la que en nuestro pasado fue considerada sagrada para la medicina natural, ahora es satanizada por la potencia más grande del planeta y es usada como excusa para cientos de atrocidades. Para los más simplistas el claro y obvio enemigo a vencer es la coca, pero si analizamos más a detalle podremos ver que no todo es tan fácil y que el enemigo verdadero ha entrado en la mente de nuestra sociedad y nos ha hecho cómplices de su egoísta y destructivo plan.
Comencemos hablando de nuestra gran protagonista, La Coca, al principio, como la mayoría de las plantas usadas para desaparecer de la vacía, depresiva y esclavizadora vida cotidiana, fue usada para hacer desaparecer los dolores y males del frágil y corruptible cuerpo humano, de hecho, el cultivo de coca aporta grandes beneficios al suelo y al aire purificando este último lo cual en la actualidad podría ser de gran ayuda para nuestro enfermo y agonizante planeta. El problema con la coca llega cuando el humano, como solo él sabe hacerlo, convierte algo puro y beneficioso en un negocio retorcido, lleno de abusos e inmoralidad en nombre del dinero y, sobre todo, el poder.
Después de conocer a nuestro supuesto enemigo hablemos de nuestro “salvador” y es que todos sabemos que Estados Unidos puso de moda el capitalismo, la base de los sistemas económicos de la actualidad. Al principio todo avanzó de manera beneficiosa y apresurada, pero lo que no sabía el mundo o mejor dicho el mundo ignoro es que ese solo era el camino al consumismo desenfrenado y una sociedad productora de individuos vacíos esperando a llenar su vida de una forma u otra. Con el estilo tan característico de los gobiernos actuales, los problemas de sus sociedades son causados por ellos mismos y sus soluciones en vez de ayudar solo crean aún más problemas, y el problema de la coca no fue la excepción.
Estados Unidos se ha empeñado en detener el narcotráfico y quienes trabajan en este a toda costa, pero nunca pensaron en dos cosas, que sus esfuerzos para acabar con la siembra se llevarían al planeta por delante y que a la vez se llevaría la vida de inocentes en el proceso, ¿pero todo sea por erradicar al gran problema de la sociedad actual o no?
El glifosato envenenó la tierra alguna vez fértil y productora de vida y riqueza, los incendios destruyeron las selvas las cuales son los pulmones de nuestro mundo el cual se ahoga lentamente con cada día que pasa y a la vez acabaron con nuestras especies y nuestra diversidad, para nadie es un secreto que la última cosa que le importa a las potencias son los animales muertos y los glaciales sudorosos que amenazan con desaparecer ciudades enteras, pero la verdadera sorpresa es el desinterés en entender por qué las personas que cultivan la coca lo hacen y porque la sociedad consume su derivado la cocaína.
Tal parece que el gobierno y Estados Unidos hace la vista gorda a que los campesinos que cultivan la planta no tienen la elección de cultivar plátanos o cultivar coca, la mayoría lo hace bajo los amplios brazos del trabajo forzado y el miedo a un disparo en la cabeza, para nuestro gobierno es más fácil matar a un inocente que empeñarse en resolver los graves problemas de conflicto y violencia en el país y al parecer mucho menos es capaz de comprender que todo el discurso estadounidense es una distracción para no afrontar que el problema está en la forma en que la sociedad está construida y que si hay un vacío que necesita ser llenado en las personas es porque algo está fallando.
La solución no está en matar o en envenenar la tierra, la solución está en reflexionar y conversar sobre los viejos problemas que atormentan a nuestra patria y al mundo, y replantear nuestro modelo de sociedad, porque algo está seguro y es que la coca no es el enemigo.