Hitler se empeliculó con aquello del Superhombre que planteó Nietzsche en su obra filosófica. “Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros”.
Que Hitler haya caído al gusano más gusano, es otro tema. Autoproclamado como Führerprinzip (se traduce como ‘principio de autoridad’ o lo que viene a ser lo mismo: ‘jefe supremo y absoluto’).
Si al contrario de la práctica de trasmutar en gusano, el Führer hubiese cultivado la creatividad para subliminar la condición humana de manera más significativa, como hacer del hombre un ser integral con la sociedad, con la naturaleza y con el universo, hasta podríamos imaginarlo organizando ejércitos de ecologistas para “exterminar” a quienes están destruyendo el planeta cada segundo, cada hora, cada día que pasa.
Según Nietzsche el superhombre representa, pues, esa nueva tabla de valores: el amor a la vida, el sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. No se trata de una divinización del hombre, sino todo lo contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de tal forma que éste se convierta en un ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás. Pero esta transformación requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión y de sentimientos hacia lo ajeno, la "voluntad de poder".
Adolfito parece haberse tomado muy en serio estas premisas sobre su persona, estas nefastas voluntades de poder absoluto sobre los demás.
El periodista Hugo Bettauer anticipó el nazismo. Vivió en Zúrich, Berlín, Múnich y Hamburgo antes de regresar a Viena en 1910. Al final publicó Bettauer La ciudad sin judíos, una obra situada en un Viena del presente suyo, con una población desesperada ante el desempleo y la miseria; los antisemitas buscaban como culpables de la situación a los judíos. Finalmente los judíos (en la novela visionaria) fueron expulsados en trenes, tras violentar la Constitución, hasta vaciar la ciudad: Battauer se estaba adelantando al holocausto quince años. Pues bien, un antisemita nazi le asesinó a tiros en Viena en 1925.
Versiones sobre el destino de Adolfo
Vencido por los rusos, Hitler al parecer tenía bajo su manga varias formas para escapar y no tener que enfrentarse al juicio de Stalin. Estas son algunas de las historias que se comentan al respecto de sus últimos días.
Al día siguiente de las ejecuciones de Nuremberg, William F. Heimlech, exjefe del Servicio de Inteligencia de las fuerzas estadounidenses en Berlín, declaró: “Francamente, creo que Hitler no ha muerto. Como miembro del Servicio de Inteligencia, soy siempre escéptico. El cadáver de Hitler nunca fue hallado. He conversado con los rusos al respecto y no hay ninguno que asegure haberlo visto. No existen pruebas concretas del suicidio de Hitler. Así también, en mi opinión Eva Braun sigue con vida.”
El cadáver de Hitler nunca se encontró y no hay ninguna prueba concluyente de que muriera en Berlín. Esto ha sido el origen de diferentes historias y de muchos rumores sobre una pregunta que millones de personas se han hecho y aún hoy se hacen: ¿Escapó Hitler de Berlín?
La condecorada piloto Hanna Reitsch escribió un libro llamado en español “Volar es mi vida”, en él detalla los momentos finales de la caída de la cancillería alemana. Curiosamente, al final de sus años y en la última edición de su libro, Reitsch, agregó una pregunta como dando a entender su gran secreto:
¿No habré sido yo quien sacó a Hitler desde Berlín? Antecedente citado en el documental “El Escape de Hitler”.
En fin, hay una gran variedad de relatos que no calzan contradicciones ni distractores. Lo cierto es que tanta confusión pudo estar intencionadamente destinada a ocultar que, tal vez, Adolf Hitler escapara por avión haciendo escala en el aeropuerto de Hörsching en Austria; avión que sería piloteado por Hanna Reitsch (1912-1979). Esta es la versión que da Otto Skorzeny, el cual afirma que personalmente ayudó a escapar a Hitler.
La existencia de planes de huida está clara con sólo tener en cuenta a una figura tan clave como desconocida de la Segunda Guerra Mundial: el General de la SS Heinrich Müller, jefe durante todo el tiempo de la Amt IV (Gestapo) y a quien por eso se conocía coloquialmente como Gestapo Müller. El o los planes que hubiera para una posible huida de Hitler seguro que estaban bajo su directo control, y hasta posiblemente diseñados por Gestapo Müller. Se sabe de él que estuvo en Berlín y que visitaba la Cancillería con regularidad hasta Marzo de 1945 cuando, como por arte de magia, desapareció de la faz de la Tierra y nunca jamás se volvió a saber de él. Él es, exceptuando al propio Hitler, el más alto jerarca del Nacional-Socialismo al que ni Weissman, ni la CIA, ni el Mossad, ni la KGB jamás echó el guante. Parece por tanto razonable pensar que Heinrich Müller y Adolf Hitler huyeron junto a un número indeterminado de fieles (como por ejemplo Eva Braun).
Dicen que Hitler viajó y dejo su fortuna en Sudamérica con el apellido Kirchner. De acuerdo a esos testimonios, Hitler se movía con total libertad por Bariloche y hasta visitó otros países de Sudamérica como Paraguay, Brasil y Colombia.
La verdad sobre el destino de Adolf Hitler (y el cartucho del Führer)
Hitler después de huir del búnker nazi en el avión de Hanna Reitsch, viajó a Suramérica. Mi abuelo Mingo dice haberlo conocido camuflado entre las chusma en las revueltas de 1948 en Bogotá cuando mataron a Gaitán.
De hecho, fuentes del Palacio de Nariño e inteligencia militar en apoyo con la CIA indican que Hitler tuvo que ver con el magnicidio del líder liberal (por celos de liderazgo). Se dice también que tuvo que ver con el asesinato del cura guerrillero Camilo Torres en 1966 cuando el Führer contaba con 77 años.
Dicen que cojeaba de ambas piernas cuando una sobreviviente de la guerra de los mil días le vio por última vez caminando por la Avenida Séptima con un tarrito de monedas en la mano. Dicen que terminó en la calle del cartucho, solo y abandonado. Afirman que murió de cólera.
@gustavogagov